Para ver imágenes de lo desarrollado, los invitamos a acceder a esta diracción de internet: http://www.youtube.com/watch?v=sp-k7dWwZIA
Desarrollamos hoy el Trigésimo Cuarto Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en esta histórica plaza. Recordamos a las víctimas del odio de los 70 y a las víctimas actuales de los mismos personajes siniestros, aquellos que hace más de 30 años, intentaron imponernos a sangre y fuego su modelo cubano de país.
Recordamos en esta oportunidad a aquellos hombres y mujeres asesinados por las organizaciones terroristas entre el 2 de junio y el 7 de julio, en el período comprendido entre los años 1970 y 1980. Cincuenta y cinco fueron las víctimas caídas en ese lapso de tiempo.
Siete pertenecientes a las Fuerzas Armadas, un efectivo de las Fuerzas de Seguridad y veintinueve miembros de las fuerzas policiales encontraron la muerte en ese plan sistemático de eliminación de personal uniformado. Para los imberbes de ayer y de hoy, las Fuerzas Armadas y de Seguridad eran el brazo armado de la oligarquía.
Dieciocho civiles también encontraron la muerte durante aquel período. Ocho empresarios, cinco sindicalistas, un ama de casa, dos funcionarios y dos estudiantes perdieron sus vidas durante el demencial intento de construir por la fuerza un estado socialista. Como decimos siempre, esto prueba que existían grupos humanos con identidad propia, que recibían los ataques sistemáticos de las organizaciones terroristas. Por definición todos estos delitos son Crímenes de Lesa Humanidad. Militares, Policías, Sindicalistas y Empresarios constituían grupos humanos que debían ser eliminados de la faz de la tierra por representar los intereses de la odiada oligarquía.
Por su representatividad, rescataremos del olvido algunos de estos crímenes.
El día 04 de julio del año 1975, a las 00:15 horas, un poderoso artefacto explosivo detonaba en El Ibérico, un bar localizado en el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El objetivo: dar muerte a un oficial retirado de la marina de guerra. Los responsables: un comando de la organización terrorista montoneros. El resultado de la operación: la muerte de Mario Ramón Filippini, un parroquiano que circunstancialmente se encontraba en el lugar y más de 7 heridos de gravedad. Lo inexplicable: en el atentado habría tenido participación, entre otros, el actual canciller argentino Jorge Enrique Taiana.
El 13 de junio de 1976 encuentra la muerte el Capitán de Corbeta Jorge Bigliardi, en manos de un comando montonero que operaba en la zona de La Plata. El actor material de este crimen, al decir de la denuncia pública establecida en “Los Montoneros de su Majestad”, fue el actual embajador en España, Carlos Bettini. Ese homicidio habría constituido el bautismo de sangre del conocido “Soldado Emilio”, como era conocido el actual funcionario en el ambiente de la organización terrorista.
El día 02 de julio de aquel año, la demencia quedó nuevamente al descubierto. Al mediodía, la misma organización terrorista hizo detonar una poderosa carga explosiva en el comedor de la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal Argentina. Era un lugar de esparcimiento, normalmente utilizado por policías de baja graduación y familiares y amigos de aquellos, como lo prueban la jerarquía de los 23 miembros de la policía que encontraron la muerte sin posibilidad alguna de defenderse. También murió en el atentado una ama de casa que nada tenía que ver con las fuerzas de seguridad. Se trata de la señora Jjosefina Cepeda, que ese día compartía el almuerzo con una amiga en el sitio de la tragedia. 66 heridos, algunos de gravedad, completaron la lista de las víctimas.
La operación fue planeada y dirigida por la estructura de inteligencia de la organización montoneros, que estaba a órdenes del terrorista y escritor Rodolfo Walsh, oficial primero de la organización delictiva. Este, asimismo, era el superior inmediato de Horacio Verbitsky, oficial segundo de dicha organización y responsable del departamento fuerzas de seguridad y policiales.
La bomba utilizada era del tipo vietnamita y estaba formada por nueve kilogramos de trotyl y 5 kilogramos de bolas de acero, introducidas en el comedor por un policía infiltrado en la institución. El explosivo fue entregado al responsable directamente por Rodolfo Walsh, en cuya memoria el ex presidente Nestor Kirchner lanzó con su imagen una estampilla del correo central en el año 2006. De este asesino, responsable de la muerte de 24 argentinos, diría tiempo atrás el actual secretario de algunos derechos humanos,: “Rodolfo Walsh fue un brillante intelectual, que al asumir un compromiso ético con su pueblo sumó la acción a las ideas y resultó víctima de la intolerancia y el odio de los enemigos de la libertad”.
El atentado terrorista a la AMIA, recordado días atrás en nuestra patria, dejó el triste saldo de 86 argentinos muertos. El de la Embajada de Israel hizo lo propio con 29 víctimas. Para la justicia local e internacional, ambos fueron crímenes de lesa humanidad, que por lo tanto no prescriben en el tiempo y sus responsables podrán ser perseguidos penalmente hasta que paguen su delito.
Por razones incomprensibles para cualquier ser humano, especialmente para las víctimas del terrorismo montonero, el criterio para juzgar el atentado al comedor de la superintendencia de la policía federal es bien distinto. Para la Jueza Servini de Cubría, el asesinato de 24 argentinos y la existencia de más de 60 heridos de gravedad, no puede ser catalogado como crimen de lesa humanidad, por haber prescripto en el tiempo... Y sus responsables directos e indirectos pueden seguir gozando de impunidad. Una muestra más de la desigualdad ante la ley. Justicia para todos, menos para el caso de que los victimarios sean amigos de la casa rosada.
Pero el tiempo de las vacas gordas ya se les ha terminado a los viejos montoneros reciclados que rodean a la pareja presidencial. Los expulsados del peronismo y de plaza de mayo en el 74 empiezan a sentir que el pueblo argentino les vuelve a dar la espalda. Como no podía ser de otra manera. Su tiempo de venganza está llegando a su fin y tal vez llegue la hora de la verdadera justicia.
Por eso volvemos a la plaza los primeros martes de cada mes. Para pedir y reclamar por las Víctimas del Terrorismo, tanto de aquellas que perdieron la vida en los 70, como de aquellos que en el presente reciben la misma persecución, esta vez disfrazada de justicia y que se encuentran injustamente detenidos en cárceles comunes. Por ellos y por sus familiares no abandonaremos nuestro reclamo.
Muchas gracias
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