miércoles, 22 de abril de 2009

Acto de Repudio a Luis Eduardo Duhalde en la Secretaría de Derechos Humanos

El día martes 21 de abril a las 10:30 horas, un grupo de ciudadanos se congregó al frente a la Secretaría de Derechos Humanos para repudiar y exigir la renuncia de Luis Eduardo Duhalde al frente del organismo. Su designación continúa siendo una afrenta para todos los argentinos. Como se puede ver en la foto algunos funcionarios de derechos humanos se pusieron muy nerviosos con esta actividad, hasta el punto que intentaron impedir su realización. Agradecemos profundamente a los que pudieron acompañarnos u apoyarnos para hacer realidad la consigna de que Nunca Mas terroristas ocupen cargos en el gobierno.


Para ver dos videos del Acto los invitamos a ingresar a estas direcciones de internet: http://www.youtube.com/watch?v=q35n6p87FFs y http://www.youtube.com/watch?v=7CBCdRk3R2Q



PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL SEÑOR JOSE D'ANGELO RODRIGUEZ, oficial retirado del Ejército y actual Director de la Revista "B1 - Vitamina para la Memoria de la Guerra en los ´70".


Eduardo Luis Duhalde, defensor, difusor, apologista y cómplice del terrorismo en la Argentina, acá venimos un grupo de argentinos a deschavarte frente a la sociedad.

No vamos a descansar hasta que todo el pueblo argentino sepa claramente quien sos y que intereses defendes. Y hasta que pagues tus culpas con la justicia.

El gobierno de los montoneros truchos que representás nos pide memoria. Y nosotros te vamos a ayudar a hacer memoria a vos, Eduardo Luis Duhalde.

Yo te hablo en nombre de los soldados, suboficiales y oficiales del Ejército Argentino, del Ejército del San Martín. Hacé memoria, Duhalde, ese Ejército que enfrentó y derrotó a los que, como vos, forman parte del Ejército de Firmenich, Bonasso, Kunkel, Verbitsky y Taiana.

Te hablo en nombre del soldado Hermindo Luna, (PRESENTE) del Sargento Sanabria, (PRESENTE) del Subteniente Massaferro, (PRESENTE) del Tcnl Ibarzábal (PRESENTE) y del Cnl Larrabure, (PRESENTE) que manda la Vanguardia de esta nueva etapa de la lucha contra el terrorismo y de tantos otros camaradas, integrantes de la Policiía Federal, las policias provinciales, el servicio penitenciario y victimas civiles, que dieron sus vidas para cumplir con el mandato del pueblo argentino: impedir que los terroristas, en la Década del ’70, alcanzaran el poder mediante la lucha armada y convirtieran a la Argentina en una republiqueta marxista.

Hace memoria Duhalde: vos desde tu revista Militancia, en los años 70, llamabas a la lucha popular prolongada contra el gobierno del General Juan Domingo Perón, electo con el 62% de los votos. Hace memoria, Duhalde, la Revista te la clausuró el propio gobierno del General Perón por hacer apología del delito.

Hace memoria Duhalde, acordate que nunca te dieron los huevitos para agarrar los fierros. Acordate que siempre fuiste de aquellos que decian: animemonos y vayan y mandaste a la muerte a miles de muchachos, que creyeron en tu sanata de la sociedad sin clases, la desaparición de la propiedad privada y la dictadura del proletariado.

Acordate Duhalde que fuiste de los que quisieron infiltrarse en el peronismo diciendo que representaban a los trabajadores y fueron el propio General Perón, y los trabajadores, los que los echaron del Movimiento y les enseñaron que el Justicialismo estaba tan lejos de uno como de otro de los imperialismos dominantes.

Acordate Duhalde que en tu Revista Militancia señalabas los blancos a las balas traidoras montoneras: así lo señalaste a Arturo Mor Roig, luego asesinado, al compañero trabajador José Ignacio Rucci, (RUCCI, PERON UN SOLO CORAZON) asesinado cobardemente en pleno gobierno peronista y hasta al Padre Carlos Mujica, aunque 30 años después, y con un cinismo propio de criminales, vayas compungido a sus homenajes. (ASESINO, ASESINO, ASESINO)

Hace memoria Duhalde: vos fuiste el 1er golpista. Formabas parte de las bandas terroristas que, con ánimo “destituyente” dirían ahora tus amigos progres, DEMOLIERON el gobierno de Isabel Perón asesinado personas, poniendo caños, asaltando cuarteles y comisarias, en definitiva sembrando el terror para que, SIN REPRESENTACION POPULAR ALGUNA salvo la autocacareada, ustedes pudieran derrocar a ese gobierno constitucional asaltando el poder para imponernos, a sangre y fuego, un régimen que, cuando es presentado como alternativa a votar al pueblo argentino apenas acaricia el 3% de los votantes.

Hace memoria Duhalde, lo dicen hasta tus propios amiguitos, en los 70 la inmensa mayoría del pueblo argentino le dio la espalda a la demencia terrorista que vos representas y ENCARGO A SUS FUERZAS ARMADAS y de SEGURIDAD que los aniquilen. Les encargó la victoria.

Hace memoria Duhalde: los ahora “jóvenes Idealistas” del “erp”, (a los que vos le pagas indemnización y homenajeas) intentaron coparle un cuartel en Azul, provincia de Bs. As., en Enero de 1974, al gobierno del General Perón. Este los llamó: reducido número de sicópatas, que cuentan con el repudio unánime de la ciudadanía y a los que hay que exterminar uno a uno para el bien de la República. (MONTONEROS Y ERPIANOS, SOLDADITOS DE CARTON, ASESINOS INFILTRADOS LOS LLAMABA JUAN PERON)

Hace memoria Duhalde, en los 70 los ideales de las bandas terroristas antipopulares de las que formaste parte eran la sociedad sin clases, la dictadura del proletariado y la abolición de la propiedad privada. Hoy, más modestamente, los ideales progres son enriquecerse sin límites, apoyar a los “de identidad sexual confusa” y la despenalización de la droga que destruye a nuestra sociedad. Pensar que en los 70 tus amiguitos montoneros cantaban: no somos putos no somos faloperos, somos soldados de far y montoneros. Teléfono para la compañera Lubertino.

Hace memoria Duhalde: cuando Perón los echó de la Plaza y del Movimiento a tus cómplices montoneros los llamó INFILTRADOS, TRAIDORES Y MERCENARIOS, llamó al pueblo argentino a liberarse de ellos y comparó los daños que le hicieron al país con los daños que le hizo el colonialismo. Hace memoria vos, porque nosotros no lo olvidamos.

Hace memoria Duhalde: Recordá lo que te anunciamos: te vamos a hacer explicar el destino de cada uno de los centavos que, bajo tu gestión en el Indek de los derechos humanos, se pagaron en indemnizaciones truchas a los terroristas que, en un país en donde mueren mas de mil niños argentinos por año por desnutrición infantil, ascienden a la friolera de mas de 1700 millones de dólares.

Hace memoria Duhalde: recordá que los argentinos quieren que dejes de ocuparte de los derechos humanos de los terroristas muertos para ocuparte de los de los laburantes honestos y el pueblo en general. Pueblo que padece la desventura de un progresismo garantista mas ocupado en los derechos de los delincuentes que en los de los argentinos honestos y trabajadores.

Hace memoria Duhalde: Recordá lo que te anunciamos: se acaba el tiempo en que vas a seguir apretando jueces para que dictaminen en consonancia con el afán de revancha que alimenta tus acciones y la de tus amiguitos terroristas.

Hace memoria Duhalde y preparate para que finalmente truene el escarmiento que anunció el General Perón.

Anuncio la tercera y definitiva derrota de los montoneros, traidores a la patria, asesinos mesiánicos y nuevamente infiltrados en el peronismo.

La 1ra derrota fue cuando le quisieron enseñar peronismo a Perón, la segunda cuando quisieron jugar a los soldaditos con las Fuerzas Armadas y de Seguridad y la tercera y definitiva, en las urnas, cuando el pueblo argentino hastiado de sus mentiras les impida que con la memoria de los socialistas muertos sigan haciéndose los capitalistas vivos para enriquecerse, hambreando al pueblo argentino, dilapidando el futuro de nuestro país y dejándonos al borde de la anarquía.

Memoria, Duhalde, Memoria. Te lo avisamos. Y el que avisa, no traiciona.


PALABRAS PRONUNCIADAS POR LA SRA MARÍA CECILIA PANDO


Estamos acá, frente a la Secretaría de Derechos Humanos para denunciar públicamente la inhabilidad moral de Luis Eduardo Duhalde para conducir a este organismo. Lo mismo puede decirse de su segundo, el Señor Martín Grass, ya que los dos tienen en común su pasado militante en organizaciones terroristas.

Ambos estuvieron al servicio de la muerte y del horror. Hoy no pueden tutelar los derechos humanos. Su presencia en estos cargos constituye una afrenta para todos los argentinos. Resulta tan contradictorio como si se designara a un pedófilo en la Secretaría de Minoridad y Familia o a un narcotraficante en la Dirección de Lucha contra las Drogas. Los que no dudaron en matar o apoyar a los que mataban, hoy cuidan los derechos humanos. El zorro cuidando del gallinero. No se puede entender tanta hipocresía.

El problema de los argentinos es que tenemos muy poca memoria. Ya muchos han olvidado que en el año 1973 y 1974, cuando gobernaba en Argentina el General Juan Domingo Perón, Luis Duhalde dirigía una publicación que se llamaba “Militancia Peronista por la Liberación”. El problema era que el actual Secretario de Derechos Humanos quería liberar al peronismo, pero de la influencia del propio Juan Domingo Perón. Por eso su publicación fue oportunamente prohibida por el régimen peronista.

Desde sus páginas, este hombre incitaba y publicitaba los crímenes y atentados de las Organizaciones Terroristas. Los Montoneros, El ERP, las FAR y todas las Organizaciones Armadas encontraron en sus páginas un vehículo para expresar sus comunicados. Cuando querían promocionar sus crímenes, las páginas de la revista de Duhalde se ofrecían presurosas.

En otro de los números, bajo el título “El Año Nuevo de Mr. Samuelson”, Militancia festeja el secuestro del ejecutivo de una petrolera multinacional, por parte del Ejército Revolucionario del Pueblo, y se burla de la víctima. Esa era la mentalidad del actual Secretario de Derechos Humanos.

En otro de los números impulsa directamente a eliminar de estas tierras a la raza de los oligarcas explotadores, aspecto que coincide textualmente con el mandato establecido en el Manual de las Milicias Montoneras. Cabe preguntarse cómo se puede compaginar este pensamiento con la promoción de los derechos humanos. Más adelante, el mismo editorial terminaba afirmando que sólo la guerra del pueblo salvará al pueblo. ¿Guerra del Pueblo? Luis Duhalde no se había dado cuenta que en ese momento un gobierno constitucional plebiscitado por el 62 % de los votos regía los destinos de la nación.

Como no podía ser de otra manera, el apoyo no se limitó al terrorismo vernáculo. Septiembre Negro, una de las organizaciones terroristas islámicas de mayor grado de violencia, también encontró en la revista de Duhalde un vehículo para publicitar sus crímenes. Para decirlo con todas las letras. En los 70 Luis Duhalde, al igual que toda la izquierda blindada, consideraba al estado de Israel como un enemigo aliado al imperialismo yanqui, que debía ser combatido y destruido. El intelectual Duhalde pensaba en los 70 como el destacado intelectual kirchnerista Luis D¨Elía. ¿Seguirá pensando lo mismo en el presente?.

Pero la revista no sólo se limitaba a promocionar los actos del terrorismo. En algunos números se encargaba también de seleccionar los blancos de las organizaciones armadas. Arturo Mor Roig, el Padre Carlos Mujica y José Ignacio Rucci, habían sido señalados como enemigos de lo popular y nacional en una de las secciones de la publicación, que sugestivamente tenía el nombre de Cárcel del Pueblo. Los tres fueron asesinados al poco tiempo de haber aparecido en la revista. Luis Duhalde iba preparando a la opinión pública para que comprendiera el crimen que seguramente ya se estaba preparando.

Pero el trabajo de Duhalde no se limitaba a la Revista Militancia. En sus Memorias, el terrorista Enrique Gorriarán Merlo lo identifica como un activo integrante del Instituto de Relaciones Internacionales, siendo este un apéndice del Ejército Revolucionario del Pueblo. El mismo delincuente también afirma que Luis Duhalde estuvo en Managua en el año 1986 cuando se le dio forma al Movimiento Todos por la Patria, organización terrorista que pasó a la historia en el año 1989, cuando en pleno gobierno de Raúl Alfonsín, asaltó los cuarteles de la Tablada.

Todo lo dicho tal vez ayude a comprender la frase que Luis Duhalde expresara en el momento en que toma conocimiento de la muerte del Líder del ERP, Mario Roberto Santucho. “Pensé que la derrota se había consumado”, dijo Duhalde. Para nuestro Secretario de Derechos Humanos la muerte de uno de los terroristas más sanguinarios y peligrosos lo llevaba a reflexionar que la derrota se había consumado. Esto demuestra acabadamente que Luis Duhalde no era ajeno al terror. El era parte de ese entramado macabro que intentó la ocupación del poder por medio de la violencia indiscriminada.

Probablemente, esta breve síntesis de la militancia terrorista de Luis Duhalde, nos ayude a comprender porqué la Secretaría de Derechos Humanos no diga una sola palabra cuando distintos policías caen por la acción de la delincuencia. Porqué tampoco dice nada cuando gente común es vejada, robada, secuestrada o asesinada en el presente. Acostumbrado a vivir fuera de la ley, resulta natural que Luis Duhalde se sienta más cómodo con los delincuentes. Para alguien con su mentalidad, los Derechos Humanos no son para todos los argentinos sino exclusivamente para los delincuentes... los de hoy y los del ayer. Para los delincuentes comunes perdidos por el paco... y para los delincuentes de los 70, envenenados por la ideología del terror.

Conocer este pasado nefasto de Luis Duhalde también le permitirá al pueblo argentino comprender el porqué de tanta saña, el porqué de tanto odio, el porqué de la persecución mortífera contra los militares, policías y agentes del estado que tuvieron a su cargo el combatir a las organizaciones terroristas. Para Luis Duhalde llegó la segunda oportunidad, la hora de la revancha, la posibilidad de una venganza sin ensuciarse las manos. Paradójicamente, la Secretaría de Derechos Humanos viola sistemáticamente los derechos humanos de un sector del pueblo argentino, con la excusa de promocionar los derechos humanos.

Por eso estamos aquí... para repudiar la presencia de Luis Eduardo Duhalde en este organismo y para exigir su inmediata renuncia. Los Derechos Humanos constituyen valores demasiado importantes. No podemos permitir que sean bastardeados y utilizados por personajes nefastos, anclados en el pasado, nostálgicos del odio, que continúan reivindicando su pasado al servicio del terror.
Muchas gracias.

jueves, 16 de abril de 2009

Piden a la Corte que repudie una denuncia del Gobierno

Más de 70 jueces reclaman contra un pedido dejuici contra cinco camaristas.

Jueves 16 de abril de 2009

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Paz Rodríguez Niell LA NACION

La Comisión Permanente de Protección de la Independencia Judicial, creada por la Corte Suprema y coordinada por las ministras Elena Highton y Carmen Argibay, recibió ayer una dura denuncia contra el Gobierno: 74 jueces nacionales le pidieron que se pronunciara contra el juicio político que promovió la Secretaría de Derechos Humanos contra cinco camaristas de Casación.

"Estamos ante una grave afectación de la independencia judicial", dicen los magistrados en su escrito. Acusan al Gobierno de haber montado una "persecución" contra los jueces denunciados, que funciona además como una "franca amenaza" a quienes deban resolver casos similares, y de haberse atribuido "la potestad de imponer los únicos fundamentos válidos para resolver cuestiones que, por su naturaleza, les son sometidas a los jueces".

El 19 de febrero pasado, el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, pidió al Consejo de la Magistratura que iniciara el proceso de destitución de Guillermo Yacobucci, Luis García, Angela Ledesma, Eduardo Riggi y Guillermo Tragant, casi la mitad de los miembros de la Cámara de Casación, el máximo tribunal penal de la Nación. El motivo: que todos ellos habían accedido a liberar a represores que llevaban varios años detenidos sin condena. Entre ellos, Alfredo Astiz, todavía preso porque tiene varias causas abiertas y condenas internacionales.

"Hoy es un día de vergüenza para la Argentina, para la humanidad y para nuestro sistema judicial", dijo la presidenta Cristina Kirchner desde la ESMA cuando se conoció el fallo en favor de Astiz. Al día siguiente, Duhalde dijo que los denunciaría.

"Hay una evidente intención de presionar a los jueces por el contenido de sus sentencias. Esta es la peor manera de atacar la independencia judicial", dijo ayer el presidente de la Asociación de Magistrados, Ricardo Recondo, que fue quien recibió el pedido de los 74 jueces y lo presentó en la Corte Suprema.

La mayoría de los firmantes son camaristas penales o miembros de tribunales orales, casi todos de la Capital Federal. No figura entre ellos ningún miembro de la Cámara de Casación. Sí casi todos los integrantes de la Cámara del Crimen y jueces de San Isidro, San Martín y Bahía Blanca.
"Ya es escandaloso. Les piden el juicio político sólo porque resolvieron de una manera que al Gobierno no le gustó", dijo Recondo.

El presidente de la Asociación de Magistrados es uno de los miembros de la Comisión Permanente de Protección de la Independencia Judicial, creada en 2006. Los demás son las ministras Argibay y Highton; el presidente de la Federación Argentina de la Magistratura, el salteño Abel Fleming, y el presidente de la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de Justicia (Jufejus), Rafael Gutiérrez, ministro de la Corte de Santa Fe.

LA NACION se comunicó anoche con la Secretaría de Derechos Humanos, donde informaron que aún no conocían el pedido de los jueces.

miércoles, 15 de abril de 2009

31er Aniversario a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo

De acuerdo a lo previsto, el día martes 07 de abril, a las 18:30 horas se desarrolló en Plaza de Mayo el 31er Homenaje a las Vícitmas del Terrorismo. Después de pintar nuestro símbolo en el suelo de la histórica plaza, dirigió unas palabras el Teniente Coronel (R) Emilio Guillermo Nani, cuyo contenido presentamos a continuación. A todos los que hicieron posible este acto, como siempre nuestro eterno agradecimiento.

Palabras del Teniente Coronel (R) Nani:

Quiero agradecerle a la señora Cecilia Pando, la deferencia que ha tenido al permitirme hablar ante Uds. en éste Trigésimo Primer Homenaje a las Víctimas del Terrorismo.

Si algo ha caracterizado a este gobierno, además de la falta de imaginación, es su genuina incapacidad para elaborar un plan de gobierno sustentable que le permita hacer frente al grave peligro por el que atraviesa nuestro país. Es así que siempre va detrás de los problemas adoptando medidas en forma apresurada, que lo único que consiguen es agravarlos aún más.

Educación, salud, pobreza, indigencia, desempleo, relaciones exteriores, defensa, economía, energía, seguridad, al igual que la cultura, no parecen ser temas prioritarios.

El rencor, la revancha, la intolerancia, la mala educación, la prepotencia, la confrontación constante, los desplantes, el repudio a cualquier tipo de disenso, la implementación de un verdadero plan sistemático de destrucción de las instituciones, la apropiación de la suma del poder público ante la resignación y el incumplimiento de responsabilidades por parte de los Poderes Legislativo y Judicial; las constantes violaciones a la Constitución Nacional –que han convertido en perjuros a todos aquellos que han jurado velar por su cumplimiento y, por sobre todo, la torpeza en el manejo de la cosa pública, son algunas de las manifestaciones de un gobierno que no sabe para qué llegó, ni para qué está y, lo que es más triste aún, ni a dónde quiere ir.

Ante esta cada vez más que evidente incapacidad para solucionar los delicados problemas, creados o agravados por esta corporación política, la única idea que les ha caído es la de continuar su ofensiva contra las Fuerzas Armadas, de Seguridad, Policiales y Penitenciarias, por medio de otro tipo de terrorismo, más solapado pero igualmente cobarde, que hoy abusa de las debilidades de las instituciones, de la apatía de la sociedad y de la decadencia de un Estado corrupto que, sin prejuicios ni pudor algunos, ha diseñado una justicia a medida para cobrar nuevas víctimas.

En el pasado el accionar terrorista se caracterizó por el asesinato a mansalva, el secuestro, la tortura y la desaparición de personas, como metodología para la toma del poder, segando la vida de cientos de argentinos. En el presente, otros terroristas, aquéllos que en los ’70 nada arriesgaron y mucho colaboraron con el gobierno militar, han logrado que muchos jueces, presionados por el Poder Ejecutivo y amenazados por el Legislativo por convicción, omisión, corrupción o simple cobardía hayan adoptado al prevaricato como metodología para hacer justicia, lo que es aceptado silenciosamente por una sociedad que, a esta altura demuestra graves síntomas de decadencia moral.

Como consecuencia de un fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal, que disponía la inmediata libertad de los militares que llevaban varios años bajo proceso, vulnerando claras disposiciones constitucionales y legales, los apologistas de la revancha han salido de sus madrigueras a vociferar su odio. Desde considerar la medida como "una vergüenza para los argentinos, para la humanidad y también para nuestro Poder Judicial", proponer la destitución de los magistrados, hasta incitar ataques a sus familias, se ha oído y leído de todo.

La “vergüenza nacional” comenzó en 1984 cuando, el entonces presidente Raúl Alfonsín, dispuso que se violentara el Artículo 18 de la Constitución Nacional al impulsar juicios con instrumentos legales posteriores a los hechos considerados porque, con esa decisión, comenzó la desarticulación del Estado, algo inaceptable en un gobierno en el que la masa del pueblo argentino había depositado su confianza, anhelando la recuperación de la institucionalidad.

El propio Alfonsin, al comprobar el daño ocasionado al Estado de Derecho, promulgó las Leyes de Punto Final y la inaceptable de Obediencia Debida, como punto de partida hacia su restauración. Los que lo sucedieron, continuaron el camino trazado mediante indultos y conmutaciones de penas, construyendo el delicado puente hacia la pacificación y reconciliación nacionales.

Pero ya era tarde, el odio y la sed de venganza habían calado hondo en un pequeño sector de la sociedad, los que fueron hábilmente aprovechados por los integrantes del gobierno instalado el 25 de Mayo de 2003, quienes sin haber evidenciado en años anteriores la menor preocupación por la defensa de los derechos humanos, supieron usarlos en beneficio propio buscando una fortaleza que les era esquiva, desatando sobre nuestro país un vendaval de medidas destinadas a arrasar con las instituciones de la Patria y a provocar cuanta acción fuera posible para dividir y enfrentar a los argentinos.

La presidente, al inaugurar el salón de la mujer en la Casa de Gobierno, rodeada de madres de terroristas, dijo “que cuando encontramos gente que queda en libertad, pese a haber cometido un sinfín de delitos, teniendo los instrumentos y las leyes para que esas personas queden en prisión, creo entonces que la responsabilidad es de la Justicia” .

Al ver lo resuelto por el conjuez Octavio Aráoz de Lamadrid en los sobreseimientos de Guillermo Moreno, Nilda Garré y Julio de Vido y lo que sucede con causas como la de los fondos de Santa Cruz, Skanska y las valijas de Felisa Miceli, Claudio Uberti y Southern Winds; las del origen de los fondos para la financiación de las campañas políticas del FPV, del descontrol en el manejo de los fondos de la ANSES, de la estafa con los índices del INDEC y la desaparición de Julio López; las del uso de fondos y recursos el Estado en beneficio propio, la venta a precio vil de terrenos en El Calafate y Caleta Olivia, el despilfarro de los subsidios de Ricardo Jaime, el asesinato del policía de Santa Cruz Jorge Sayago, los sobreprecios de la obra pública de De Vido, el asesinato de Cacho Espinoza de CONARPESA o el avasallamiento de los órganos de control, no puedo menos que coincidir con ella en sus apreciaciones.

Sobre los escombros del Poder Judicial, los ministros de la CSJN reconocidos constitucionalistas y especialistas del Derecho en su enfrentamiento con el gobierno nacional, se limitan exclusivamente a la falta de recursos para encausar a aquéllos que tuvieron la responsabilidad de liberar a la Argentina del flagelo del terrorismo, sin hacer la menor mención a que la Justicia también es remolona (cuando no inexistente) a la hora de instruir las causas en las que están involucrados funcionarios, legisladores o jueces, como por ejemplo, la contumaz comisión del delito de prevaricato por parte de estos últimos que en su afán de saciar el hambre de revancha de una minoría violenta y rencorosa, vulneran nada menos que 22 principios fundamentales del Derecho, para privar de la libertad a miembros de las Fuerzas Armadas, de Seguridad, Policiales y Penitenciarias y civiles.- Ellas son:

1. Anulación de los indultos que los beneficiaban, dejando vigentes --en una desvergonzada decisión propia de estados totalitarios-- los que protegían a los miembros de las organizaciones terroristas.

2. A anulación de las leyes llamadas de obediencia debida y punto final.

3. Condena por aplicaciones de prisiones preventivas permanentes y no ajustadas a sus fines cautelares.

4. Violación del principio constitucional de presunción de inocencia.

5. Violación del principio establecido en el artículo 18 de la Constitución Nacional que establece que ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso ni juzgado por comisiones especiales ni sacado de los jueces que designaba la ley antes de los hechos de la causa.

6. Imputación de delitos de "lesa humanidad" y de la figura de "genocidio", categorías que no existen en el Código Penal ni en la Constitución Nacional.

7. Violación del principio de irretroactividad de la ley penal.

8. Violación del principio de cosa juzgada y negación de los derechos adquiridos (non bis in idem – no dos veces por lo mismo).

9. Violación del principio de aplicación de la ley más benigna.

10. Inobservancia de la garantía constitucional del derecho de defensa.

11. Aceptación de testimonios mendaces y testigos falsos.

12. Negación de excarcelaciones bajo fianza.

13. Elección del derecho con el que se va a juzgar y principio de garantía del juez natural.

14. Violación del principio de prescripción de los delitos comunes imputados.

15. Violación del principio de igualdad ante la ley.

16. Interpretación del crimen por analogía y desconocimiento de la responsabilidad individual.

17. Violación del principio de territorialidad.

18. Permanente adaptación del derecho a las necesidades políticas.

19. Violación del principio de doble instancia.

20. Cercenamiento del derecho a repreguntar a testigos.

21. Inobservancia de la garantía de intervención del juez dentro de su competencia.

22. Inobservancia de la garantía constitucional del juez imparcial.

Estos supuestos juristas, que se debaten por los recursos mientras aniquilan el Derecho, no pueden ignorar las aberraciones jurídicas que se están cometiendo para satisfacer las necesidades de las tapas de los diarios y del poder de turno.

Sepa la sociedad que, si continúa tolerando silenciosamente la existencia de una justicia “hecha a medida” para algunos de sus integrantes, el día de mañana, esta clase de jueces actuarán de la misma manera a la hora de impulsar juicios, con la finalidad de no enojar a sus mandantes.

Emilio Guillermo Nani
Tcnl (R) - VG

UNOAMÉRICA

Desde hace varias semanas actúa en la Argentina una delegación de UnoAmérica que opera en distintos países latinoamericanos donde domina la izquierda en sus distintas manifestaciones.

Desde Buenos Aires, sus representantes argentinos, la señora Liliana Raffo de Fernández Cutiellos - viuda del teniente coronel Horacio Fernández Cutiellos, muerto en combate el 23 de Enero de 1989 en épocas de Alfonsín, durante el ataque del Movimientos Todos por la Patria (grupo terrorista del cual el actual Secretario de Derechos Humanos, Eduardo Duhalde, fue fundador junto a Enrique Gorriarán Merlo en 1986) al Regimiento 3 de Infantería de La Tablada - y el Sr. Jorge P. Mones Ruiz, han desplegado una serie de contactos con entidades similares y participaron de la investigación realizada en el Departamento de Pando, ubicada en la Amazonia Boliviana, donde el gobierno de ese país organizó una conspiración y represión contra ciudadanos opositores a la dictadura racista del gobierno de Evo Morales.

Este último suceso fue utilizado por el presidente boliviano para acusar a sus opositores, a los que sindicó de ser "responsables de la matanza", una noticia que en su momento fue fogoneada mediáticamente para atacar a quienes resisten el proyecto identificado con el "Socialismo del Siglo XXI" que impulsa otro dictador, Hugo Chávez desde Venezuela, sponsor del kirchnerato.
Hace pocos días, la arquitecta Fernández Cutiellos y Mones Ruiz viajaron a Santa Cruz de la Sierra y a la Amazonia donde participaron de la investigación de los sucesos registrados en Pando y acumularon pruebas de peso que demuestran la responsabilidad de Morales en los hechos.

Concurrentemente, Fernández Cutiellos dirige en Córdoba el Movimiento por la Verdadera Historia, junto con el joven escritor Agustín Laje Arigoni, un estudioso de los pasos estratégicos que realiza el terrorismo en la región y el desarrollo argumental que aplica para su actividad política. Ambos delegados argentinos pusieron de manifiesto que el interés central de la institución a la que representan, y que en el orden internacional dirige el ingeniero venezolano Alejandro Peña Esclusa, es la defensa de los derechos humanos universales, en particular, de los presos políticos perseguidos por su acción antiterrorista.

"La Argentina, Uruguay, Bolivia y Venezuela, países (entre otros) donde UnoAmérica tiene montada una estructura de importancia, se caracterizan por tener presos políticos por idénticas razones. Lo mismo sucede en el Uruguay donde hay que prestar atención, pues con menos estridencias se persigue a quienes lucharon contra la Guerra Revolucionaria Marxista. Esta guerra inconclusa, hoy forma parte de un amplio proyecto de penetración sutil y progresiva, distinta a las acciones armadas del pasado pero que mantiene vigente la perspectiva violenta, escenario en el cual la Iglesia Católica no deja de ser uno de los blancos de la nueva agresión neocomunista". Después de explicar las peripecias soportadas durante su viaje a Bolivia y las entrevistas que allí mantuvieron para organizar acciones comunes, los argentinos mencionados pusieron de relieve la canalización de estas inquietudes a través de la ONG 1810 "que adhirió a UnoAmérica".

Al analizar la realidad argentina, destacaron la contradicción y discriminación ideológica que existe al juzgar los sucesos del pasado. "Mientras figuras prestigiosas como el abogado Dr. Jaime Smart o el diputado nacional Luis Abelardo Patti (con amplio apoyo popular) están presos por defender los valores y principios que siempre caracterizaron la impronta del pueblo argentino, quienes actuaron con las armas en la mano, pusieron bombas, asesinaron civiles y militares, niños y jóvenes, no sólo no están presos sino que son catapultados a la vida política para ejercer una representación que no poseen, condicionando (cuando no comprando o extorsionando) a jueces y fiscales.

Esto que dejamos señalado expresa una grave enfermedad institucional y moral que posee múltiples señales: la seguridad jurídica de la Nación. Y además, la selección de oportunistas que en su momento fueron funcionarios del gobierno militar y actualmente son favorecidos gracias a que rápidamente se identificaron con las nuevas autoridades políticas. Algunos, incluso, ocupan importantes cargos en el más alto nivel de la Justicia (habiendo jurado por los "Estatutos del Proceso Militar") desde donde aplican leyes retroactivas que atentan contra las normas del derecho positivo occidental. No denuncian las leyes que se elaboran para que esto sea posible, y ofrecen una similar caracterización operativa donde estos personajes dominan los escenarios institucionales en distintos países, bajo los objetivos estratégicos del Foro de San Pablo, nueva usina revolucionaria neocomunista.

Por eso existe Uno América".

El Bicentenario y la pacificación nacional

Alberto Solanet
Para LA NACION

Hace medio siglo aparecieron los primeros focos de la guerrilla rural en la provincia de Tucumán, y de la acción de estos y otros grupos que en los años siguientes recurrieron a la violencia fue expandiéndose una verdadera guerra interior. El conflicto se acentuó en la década del 70.

Lamentablemente, al restablecerse en 1973 el régimen constitucional, las tres primeras medidas del Congreso y del Poder Ejecutivo fueron disolver la Cámara Federal en lo Penal con competencia para juzgar a los imputados de hechos terroristas, derogar la legislación penal que sancionaba tales conductas y liberar a todos los imputados, incluso procesados y legítimamente condenados por actos terroristas. La guerra adquirió una intensidad sin precedente. Diariamente ocurrían homicidios, secuestros, usurpaciones, asaltos y otros gravísimos delitos.

A partir de decretos dictados por Isabel Perón e Italo Luder, ante una situación caótica que desbordaba a las instituciones policiales, en 1975 se ordenó a las fuerzas armadas que aniquilaran el accionar terrorista. La guerra prosiguió con su secuela de excesos, hasta que finalmente la embestida guerrillera quedó bajo control, con muy aislados brotes de violencia.

Al asumir las autoridades constitucionales el 10 de diciembre de 1983 resolvieron enjuiciar a los comandantes en jefe, sustanciándose un proceso ante el Consejo Supremo y, simultáneamente, dispusieron denunciar a los dirigentes de la guerrilla en actuaciones que tuvieron limitada proyección. En cambio, los tribunales federales, después de abocarse al conocimiento de los procesos castrenses, vulnerando la garantía del juez natural, avanzaron hacia toda la línea de mando de las fuerzas armadas, de seguridad y policiales, sin excluir a quienes ostentaban las jerarquías más modestas como oficiales o suboficiales.

A partir de 1987, surgieron levantamientos militares que finalmente fueron superados con la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida. También los imputados de hechos subversivos fueron incluidos por el Congreso entre los beneficiados con la extinción de las acciones penales. Finalmente, en 1989 y 1990, se dictaron amplios decretos de indulto para todos los que participaron en la guerra.

Ante el estupor de muchos que consideraban superado el conflicto, e impulsada por motivaciones ideológicas y resentimientos, la confrontación resurgió y, con auspicio oficial, se forjó una visión asimétrica y unilateral del último medio siglo, en la que los agresores de la sociedad civil quedaron transformados en "jóvenes idealistas" que habían sido injustamente perseguidos.

En los últimos cinco años, se acentuó el hostigamiento contra militares y policías. Se anularon los indultos que habían sido homologados por la Corte Suprema; el Congreso anuló las leyes que habían extinguido las acciones penales, reabrió los procesos y vulneró la garantía de la cosa juzgada; asimismo, ejecutó un amplio abanico de medidas persecutorias que sólo sirven para profundizar la discordia y frustrar la necesaria unión nacional.

La situación es hoy extremadamente grave porque, contrariamente a lo resuelto por la Cámara Federal cuando juzgó a los comandantes, en el sentido de que la defensa de la sociedad agredida había sido monopolizada por las fuerzas militarizadas, sin participación de los funcionarios que cumplían actividades civiles, ahora se pretende extender a estos sectores la responsabilidad por las extralimitaciones cometidas en el curso de la guerra. Al convalidar la detención de un ex ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires, la cámara del distrito llegó al extremo de sostener que la sola circunstancia de haber aceptado y desempeñado tal cargo es suficiente para involucrarlo en la ejecución de hechos en los que no tuvo ni pudo tener participación alguna. Con esta nueva línea jurisprudencial, la revancha ya no tiene límites.

La cuestión no es ya meramente jurídica, sino de naturaleza moral. No es el horror de la guerra lo que está bajo examen, sino la opción sistemática por alternativas que, transcurridos casi cuarenta años desde que comenzara la etapa más violenta de la contienda, alientan el odio y la desintegración social, al empujar a los más extremados a reacciones graves e imprevisibles. Son ya cerca de cuatrocientos los presos políticos y el número crece de modo inquietante. Digo bien, se trata de presos políticos. No se puede seguir hablando de República, de derechos humanos y Estado de derecho mientras subsista esta ominosa situación.

Rechazamos, también por razones morales, que se cometan las mismas aberraciones jurídicas con quienes hoy gozan de los favores oficiales y desempeñan altísimos cargos en los tres poderes del Estado nacional. Las acciones penales contra todos los contendientes están irreversiblemente extinguidas y así deberán declararlo en algún momento los jueces, si la Justicia es finalmente restablecida. Porque, como lo ha declarado la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales en su dictamen del 25 de agosto de 2005, descalificó la línea jurisprudencial iniciada a partir de 2004, "los principios de legalidad, irretroactividad de la ley penal, ley penal más benigna, cosa juzgada, derechos adquiridos, no sólo están en el texto de la Constitución nacional, sino en su espíritu y, más aún, constituyen la esencia del constitucionalismo clásico de los siglos XVIII y XIX, principios que no han sido modificados por las etapas posteriores del constitucionalismo, que tienen varios siglos de vigor y que nunca han sido cuestionados".

Urge volver al cauce de la Constitución histórica, al recurrir incluso a los remedios que están en su texto y que ninguna convención internacional ha abolido, que permitirían afianzar la paz interior y superar las secuelas más dolorosas de nuestra guerra. Sobre el punto, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos autorizan la amnistía y el indulto "en todos los casos", incluso "para los delitos más graves".

La Convención Reformadora de 1994, en la misma sesión plenaria que aprobó la redacción del actual artículo 75, inciso 22, y otorgó jerarquía constitucional a varios convenios internacionales, rechazó la pretensión de que los delitos de lesa humanidad fueran imprescriptibles y no susceptibles de amnistía, indulto o conmutación. ¿Cómo es posible que ahora se reclame que los jueces juzguen y condenen rápidamente a quienes ya han sido amnistiados o indultados por delitos que, además, se encuentran prescriptos?

Todo esto configura un verdadero desvarío jurídico que incrementa el rencor y el resentimiento. Queda así en evidencia que no median obstáculos jurídicos genuinos que impidan recurrir a medidas pacificadoras, como lo hicieron los pueblos sabios, en Europa y en América, para aplacar los odios engendrados por los enfrentamientos internos.

Necesitamos llegar al Bicentenario con la Nación en paz, y para ello es preciso proceder con grandeza, y levantar las banderas de la concordia y la reconciliación. Ello exige como premisa concluir con la prédica de la inquina y la venganza.

El autor es presidente de la Corporación de Abogados Católicos.

jueves, 2 de abril de 2009

LOS INSOLITOS HOMENAJES A RAUL ALFONSIN

Por Nicolás Márquez para La Nueva Provincia

Con sorpresa, estamos asistiendo a un sinfín de actos, adulaciones y publicaciones en honor a la trayectoria del ex presidente Raúl Alfonsín, quien se consagrara como tal en diciembre de 1983.

Poseedor de una oratoria tan enérgica como insustancial, su discurso demagógico no exento de notable habilidad para arrancar encendidos aplausos de la muchedumbre, durante su campaña recolectora de votos en 1983, supo embaucar a una multitud que, horrorizada por la lista que, por entonces ofrecía el peronismo, volcó sus preferencias por el presunto mal menor.

Tras ganar las elecciones, Alfonsín, lo primero que hizo al asumir, fue llevar adelante un revanchismo contra el gobierno cívico-militar saliente (cuyo golpe de Estado, en marzo de 1976, fuera apoyado y aprobado por la UCR, la cual comandó 310 intendencias, durante el gobierno del presidente Jorge Rafael Videla), impulsando un juicio a las cúpulas castrenses a través del decreto 158/83 (atropellando la independencia del Poder Judicial), cuya letra, además, contenía la condena en el decreto mismo.
Maliciosamente, toda su revisión sobre el pasado (a la sazón bien reciente) fue impuesta a partir del 24 de marzo de 1976 y no se revisó una coma de todas las responsabilidades y felonías cometidas tanto por el terrorismo subversivo como por la partidocracia, antes de dicha fecha. Salvo excepciones, los medios televisivos se mantuvieron en manos del Estado, a efectos de controlar la prensa, llevando adelante una profusa campaña psicológica de inequívoca tendencia marxista, dentro de la cual se atentó contra la libertad de prensa, encarcelando a periodistas opositores como Daniel Lupa, y se descubrió una lista negra de 30 periodistas (entre ellos, Rosendo Fraga y Carlos Manuel Acuña), con la orden de encarcelarlos por no compartir la filosofía del régimen, y cuyas detenciones finalmente se frenaron con motivo del escándalo acaecido.
Hasta un personaje de la frivolidad, como Mirtha Legrand, tuvo problemas profesionales, teniendo que mudar de canal, por cometer el delito virtual de no adular al mandón favorito de la socialdemocracia latinoamericana.

En los años 70, fue simpatizante y abogado de los terroristas del ERP y mantuvo aceitados contactos con el terrorismo montonero, a varios de cuyos miembros agasajó con afectuosos almuerzos (entre ellos, al indultado Miguel Bonasso), en agradecimiento por haber colocado en sus órganos de prensa a su discípulo Leopoldo Moreau. Incluso, fue acusado de participar en la negociación a favor de la guerrilla, en el caso del secuestro y crimen de lesa humanidad del empresario Oberdán Sallustro, a la sazón víctima del ERP.
Con estos antecedentes setentistas, durante su mandato, las deliberadas simpatías para con la guerrilla marxista no cesaron y jamás se promovió un solo juicio a un terrorista, dedicando toda su gestión a humillar a los militares, quienes, paradójicamente, en enero de 1989, lo salvaron del intento de golpe de Estado perpetrado por el ataque terrorista de la organización MTP (Movimientos Todos por la Patria), por entonces comandado por el asesino serial y ex guerrillero Enrique Gorriarán Merlo.

En política internacional, de la mano del canciller socialista Dante Caputo, la Argentina tuvo relaciones carnales con las tiranías marxistas de la época, votando, incluso, ante la ONU, en la Comisión de Derechos Humanos, en marzo de 1987, de manera negativa en la acusación que pesaba sobre Cuba por sus consabidas violaciones a los de derechos humanos. Es más, la empobrecida Argentina alfonsinista otorgó créditos incobrables a Nicaragua y Cuba por 400 y 600 millones de dólares, respectivamente.
Asimismo, en su afán por consolidar lazos con los despotismos de la época, en avieso desprecio por la democracia y el sistema republicano, firmó "convenios culturales" con países de la talla de la República Argelina (3/12/84), Nicaragua (16/2/84), Cuba (9/8 y 13/11/84), Rusia (26/1 y 26/86) y Bulgaria (29/7/86).

Para júbilo de los delincuentes, Alfonsín fue también el padre del garantismo penal, promoviendo la sanción de las leyes 23.050 y 23.077, las cuales ampliaban la eximición de prisión y disminuían las penas para el infanticidio, ocupación de inmuebles y muchos otros delitos.

En cuanto a la administración de la cosa pública, la burocracia y el despilfarro socialista se expandieron desmesuradamente, y de 8 secretarías de Estado se pasó a 42, de 20 subsecretarías a 96 y se nombró a 280.000 agentes públicos.

Ferviente admirador del eurocomunismo, Alfonsín logró que, en 1985, el 50% de los medios de producción estuvieran en manos estatales y la Argentina se constituyó, poco después, en el país no comunista de mayor estatismo del mundo, secundando a Méjico. En dicho lapso, se inauguró, además, la execrable práctica clientelista consistente en traficar miseria con "planes sociales", los cuales, por entonces, estuvieron materializados en las famosas "cajas de PAN", las que fueron quintuplicadas con motivo del desparramo de miseria que generó su "administración", cuya cartera de economía fue mayormente capitaneada por Juan Vital Sourrouille.
Tan amante de la oratoria como de la pereza laboral, en 1986, por ejemplo, pronunció 130 discursos (uno cada dos días) y concurrió a su despacho 2,3 días por semana.

En materia económica, tras pulverizar el signo peso, en 1985, lanzó el tristemente célebre "Plan Austral", un programa estatista basado en la emisión de moneda sin respaldo y controles de precios, el cual, por su perversión intrínseca, obviamente implosionó de manera dramática, y, para paliar los destrozos económicos y financieros, el "equipo de lujo" que lo asesoraba (así calificó públicamente a sus ministros, que no dejaron institución por destrozar) lanzó otra "genialidad": el "Plan Primavera", inaugurado el 3 de agosto de 1988.
El cual no era otra cosa que una renovada aventura socialista que derivó en la hiperinflación más alta de la historia argentina.

Desde el 10 de diciembre de 1983 hasta su abandono del poder, el 8 de julio de 1989, la inflación acumulada fue del 664.801 por ciento, la más alta en la historia mundial, después de la Segunda Guerra Mundial.
La depreciación monetaria fue del 1.627.429 por ciento, y, entre el 6 de febrero y el 8 de julio de 1989, el Austral (signo monetario de entonces) se devaluó un 3.050 por ciento.

Durante los cinco años y medio de gestión "progresista", el poder adquisitivo se desplomó entre un 107 y un 121 por ciento. La deuda externa recibida al comenzar su gestión arañaba los 40 mil millones de dólares, mientras que, cuando huyó de su cargo, dejó al país con 67 mil millones de dólares de deuda externa, treinta mil millones de dólares de deuda interna (ambos guarismos fueron unificados en los años 90), y sólo 38 millones de dólares de reserva en el Banco Central, con el país en default y la gente peregrinando despavorida por los desabastecidos mercados, para poder arrancar un paquete de azúcar o de yerba de las góndolas semivacías de la década del 80.

Durante los últimos tramos de su "gestión", en el país no había luz (la televisión empezaba a las 17, para que la gente no consumiera corriente eléctrica), no había agua, no funcionaban los teléfonos, peligraba la reserva de gas y, en tanto, Alfonsín seguía soñando en quedar en el olimpo de los próceres divagando con "el traspaso de la Capital a Viedma" y otros emprendimientos faraónicos.

La sociedad empobrecida y angustiada escuchaba atónita el cúmulo de tonterías verbalizadas por el presidente-desertor, quien se escapó de su cargo seis meses antes de lo que ordenaba la Constitución Nacional, cuyo preámbulo se cansó de recitar en su campaña electoral, a efectos de hacerse pasar por un "gran demócrata", que, además, no lo fue.
Tras su fuga, se dedicó a perturbar la política nacional desde fuera del poder institucional, destruyendo la Constitución Nacional en el ominoso "Pacto de Olivos" que él acordó con el entonces presidente Carlos Menem, y que fuera la antesala de la pésima reforma constitucional de 1994.

Ya asociado en el año 2001, implícitamente con Eduardo Duhalde, formó parte de la conspiración desestabilizadora que acabó en el derrocamiento de su par y correligionario, el presidente Fernando de la Rúa.

Hoy, preso de la vejez y de una grave enfermedad, a través del grueso de los medios de comunicación, periodistas, políticos, funcionarios y politólogos de las más diversas tendencias y orígenes se encargan de homenajear y cantar loas a su trayectoria. Es sano y humano compadecerse con quien padece una enfermedad o por cuestiones biológicas alcanza la vejez, pero una cosa es practicar la caridad y otra bien distinta ensalzar una trayectoria plagada de horrores y características negativas, puesto que esto último no sólo constituye un premio inmerecido, sino que, además, se falsea la historia otra vez, pretendiendo hacer pasar por estadista a quien fuera uno de los peores gobernantes de la triste historia argentina.

---Nicolás Márquez (lamentiraoficial@yahoo.com.ar www.nicolas-marquez.com.ar) es abogado, periodista y escritor. Su último libro se titula El Vietnam argentino-La guerrilla marxista en Tucumán.

miércoles, 1 de abril de 2009

Murió Raúl Ricardo Alfonsín

Raúl Alfonsín: El pacificador al que le tiraron la pacificación a la basura. Por Horacio R. Palma.

Y ante la circunstancia del dolor y de lo definitivo, no hay en estos momentos lugar para ciertos reproches.

La muerte suele hacer estos milagros en los decires de la gente. La muerte, con su incómoda formalidad impone respeto; y por un tiempo prudencial se esfuman las ganas de reprocharle al que recién se ha ido, sus defectos personales.

La muerte nos frena, nos marca dentro de nosotros esa línea última e indescriptible que ninguna persona de bien se anima a cruzar. porque sabe que mañana...

Así que, por el respeto que impone ese último tránsito, y en honor a la personalidad del hombre muerto, me detendré sólo en recordarlo en sus cualidades, como lo exige el protocolo.

Y de entre todas, destacaré quizás la cualidad mayor que ha tenido el ex Presidente Alfonsín en aras de la República Argentina.

Murió Raúl Ricardo Alfonsín. Los demócratas de ahora lo han nombrado El padre de la democracia moderna de Argentina.

Murió Alfonsín, y pareceres al margen, su imagen quedará ligada a nuestra democracia. Sufriendo lo que ha venido después de él, una cosa resulta obvia: Su figura se agigantará con el tiempo.

Murió Raúl Ricardo Alfonsín. Los demócratas de ahora lo han nombrado El padre de la democracia moderna de Argentina.

yo lo recuerdo como el estadista que, tras muchos años de violencia nacional de la que fue testigo directo, decidió la pacificación.

Alfonsín juzgó a las juntas militares que combatieron el terrorismo en Argentina.
Dio libertad absoluta a la justicia. y la justicia actuó. Y enjuició a los 9 miembros de las juntas militares.

Condenó a algunos, absolvió a otros.

El Alfonsín estadista, llamado ahora padre de la democracia, llevó al Congreso de la Nación las llamadas leyes del perdón: De punto final y de obediencia debida.

Con la una, puso límites temporales a los juicios contra los militares que combatieron al terrorismo. Con la otra, dejó exentos de responsabilidad a los militares que habían recibido órdenes superiores en eso de combatir al terrorismo. Con ambas, buscó la pacificación de un país dividido por rencores mal curados.

Murió Raúl Ricardo Alfonsín, el hombre que, desde la democracia, intentó a su modo ser pacificador de una Argentina con antecedentes violentos.Curioso resulta entonces que, todos aquellos que hoy lo han nombrado "padre de la democracia moderna de la Argentina", le hayan arrebatado su intento de pacificación.

Murió Alfonsín. Y miro las imágenes: El Ejército Argentino entrando sus restos al Congreso de la Nación. La presidentA en Londres, justo un 2 de abril. Sus leyes de pacificación tiradas a la basura.muy simbólico ¿no?