miércoles, 26 de agosto de 2009

¿Igualdad?

Carta publicada en ¨La Nación¨ el día lunes 24-08-09


Se­ñor Di­rec­tor:

"Los recientemente condenados por el caso Cromagnon, respetando el principio de inocencia, permanecerán excarcelados hasta que la sentencia quede firme por tribunal competente. Los condenados por supuestos delitos de lesa humanidad son directamente enviados a prisión. ¿Por qué unos sí y otros no?

"Por lo visto, en nuestro país hay ciudadanos de primera y de segunda categoría. Mientras los primeros tienen derecho a que se respeten sus garantías constitucionales, los segundos están sujetos a la justicia revolucionaria de los vengadores crónicos o de ocasión que instrumentan la justicia.

"¿Y la igualdad ante la ley? Bien, gracias..., encerrada en un librito en desuso llamado Constitución nacional."

María Cecilia Pando

lunes, 17 de agosto de 2009

Luis Labraña - El Montonero de Pando

Publicado en Revista 23

13-08-2009 / Luchó por la patria socialista pero hoy niega el terrorismo de Estado y defiende a los militares que mataron a sus compañeros. “Son presos políticos”, sentencia. De combatiente de la guerrilla peronista a militante procesista. Por Franco Mizrahi

Luis Labraña enciende su grabador a la par que este cronista. “No te molesta que grabe, ¿no?”, pregunta desconfiado. Tiene una mirada dura que apenas relaja cuando sonríe, ojeras de noches maldormidas y el pelo gris peinado hacia atrás. Dice no arrepentirse de su pasado, ese que vivió en las Fuerzas Armadas Peronistas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Montoneros –donde cuenta que conoció y entabló una amistad “de años” con Francisco “Paco” Urondo–, y el mismo que lo encontró apresado, durante cuatro meses, en febrero de 1973 y que lo llevó al exilio en el ’77. Es más: “Es glorioso”, desafía y comenta que a su hijo le puso Mariano, su alias en plena dictadura.

Quizás por esa afirmación cueste aún más entender su presente, encolumnado detrás de sus enemigos de ayer. Tanto que su propio relato conformó un capítulo del libro Volver a matar, del ex jefe de la SIDE Juan Bautista “Tata” Yofre; sirvió para convertirlo en presentador de la misma obra, momento durante el cual negó el terrorismo de Estado y afirmó que en los setenta “existió una guerra”; y hasta bastó para acercarlo a la polémica Cecilia Pando, con quien visitó Campo de Mayo para exigir la libertad de los militares enjuiciados por cometer crímenes de lesa humanidad. “Ellos son presos políticos. Acá hubo una guerra y creo que hace falta una pacificación. Para mí está mal castigar a los militares que cumplieron la obediencia debida. Hay que ceder todo lo que podamos y tratar de reconstruir el país para que las nuevas generaciones arranquen de cero”, asegura.

–¿Entonces avala la teoría de los dos demonios?–No había dos demonios. Había dos ángeles que pelearon por la custodia de la patria y un demonio al acecho. Todo lo contrario.

–¿Cómo distribuye los papeles?–El demonio sería la sociedad, políticos en el poder. Nosotros, los que combatimos, los ángeles. Los que creíamos en una patria socialista y los que combatieron con el aparato del Estado. Los dos demonios son dos enfermos mentales, dos salvajes que pelean al margen de la sociedad, mientras que los dos ángeles tienen una connotación bonachona, de entrega.

–Lo curioso es que nivele a las partes, cuando uno tenía en su poder al aparato del Estado. –El aparato del Estado es la defensa del Estado. El Estado está en manos del poder del momento. Si nosotros hubiéramos tomado ese poder, hubiéramos reprimido con la misma fuerza.

–O sea que para usted no existió el terrorismo de Estado…–No. Fue un estado que aplicó el rigor de toda la ley.

Labraña, que hoy dirige el Centro Cultural Boedo y se recibió de licenciado en Lingüística en Holanda durante su exilio, regresó al país en 1994. Entonces su vida se cruzó con la de Yofre, “de casualidad”, aclara. El ex montonero daba clases de Tango y Política en la Academia Nacional del Tango y reemplazó al hermano del “Tata” Yofre en una de las cátedras. Tiempo después, la esposa de Labraña, Ana Sebastián, se cruzó con el ex SIDE y mantuvieron una larga conversación.

Después, llegó un llamado: “Un día sonó el teléfono en casa y era el Tata. Habían pasado algunos meses del encuentro que había tenido con mi mujer. Yofre me contó sobre su libro y como yo era sobreviviente de la redada que en los setenta hicieron en la quinta Dixie me preguntó si aceptaría un reportaje a grabador abierto, sin tapujos. Y así fue”, recuerda.–¿Nunca trabajó en la SIDE?–Pelotudeces no…El derrotero previo a la experiencia tanguera de Labraña incluye un cargo como líder en una unidad básica de combate y su paso por la Brigada de Investigaciones de Martínez, donde lo encarcelaron tras la redada en Dixie. “Nosotros jugamos. Vimos que estaba la banca, apostamos y perdimos. Eso es así. No hay que darle más vueltas. A no llorar. Yo no lloro”, sentencia.

–Su nombre también apareció vinculado al caso Rucci. ¿Por qué?–Eugenio Méndez escribió el libro Memorias de un montonero y me vinculó con la muerte de Rucci. Ahí dice que Julio Roqué fue uno de los que mató a Rucci. Roqué era montonero y cayó conmigo en la quinta, junto a Urondo, al que me había presentado Lidia Mazzaferro. ¿Qué sucede? Méndez dice que a Roqué lo acompañaba una columna de FAR Capital. Eso no existía. No sé quién apretó el gatillo, pero a Rucci lo mató alguien de Montoneros o las FAR, que se habían aliado a los monto en la cárcel pero no lo habían hecho oficial.

Hoy Labraña, afiliado al Partido Justicialista, está de la otra vereda. De la misma que Yofre y que Pando, con quien compartió varios cafés, uno de los cuales en compañía de su esposo, el ex mayor del Ejército Pedro Mercado, que escribió un extenso artículo reconociendo las virtudes actuales del ex montonero. “Desde mis encuentros con Pando –asegura–, tiene un discurso menos combativo.”

–Es curioso, sobre todo, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, Pando amenazó al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde…–No lo vi pero tengo entendido que le dijo que lo iba a hacer mierda. A veces, en una tribuna de fútbol, unos le gritan a otros ‘te vamos a matar hijo de puta’.

–¿Y es válido? Además, no hay que perder de vista que Pando reivindicó la dictadura en un juicio por crímenes de lesa humanidad. –Pero el secretario de Derechos Humanos tiene un poder que no tiene Pando. Cuando vos no tenés poder, vas a ser más hiriente y agresivo. Si tenés el poder, en cambio, tenés el colchón suficiente para que la agresión sea mucho más suave.

–¿Cree lo mismo de los militares?–No digo que los militares no hayan sido cruentos. ¿Pero la vio a Pando las últimas dos veces, en Mar del Plata y en Corrientes? Observe si tiene la misma actitud agresiva o busca más concordia.

–¿Defiende esa última opción?–Creo en eso firmemente. Pagaré consecuencias sociales, perderé amigos o mucha gente no querrá hablar conmigo. Pero así lo creo y así lo voy a sostener. La Argentina está dividida, cuando es hora de barajar y dar de nuevo. Así como un sector puede considerar que los militares fueron criminales también el otro puede creer que nosotros lo éramos.

–¿Y qué le diría a las Abuelas de Plaza de Mayo, que siguen buscando a sus nietos apropiados por militares?–Que sigan buscando.

viernes, 14 de agosto de 2009

Por un Bicentenario sin Presos Políticos y por la Concordia Nacional

El 11 de agosto constituyó un día de júbilo para todos aquellos que trabajamos por la libertad de nuestros presos políticos.
A las 11 de la mañana, un grupo de aproximadamente 500 personas dejó de lado sus obligaciones personales y/o laborales, y se congregó frente al monumento al Padre de la Patria.

Desde allí se inició una emotiva marcha hasta los Tribunales Federales de Comodoro Py, reclamando por la Concordia y la Pacificación Nacional, por un Bicentenario sin Presos Políticos y por la vigencia plena de nuestra Constitución Nacional.

Se agradece el apoyo y la presencia de todas aquellas personas y organizaciones que hicieron posible este acto, destacando especialmente el apoyo recibido de la flamante "Asociación Civil Abogados por la Justicia y la Concordia".

También se hace extensible este especial agradecimiento a todos aquellos que viajaron desde distintas provincias para acompañarnos en ese día y a la Policía Federal Argentina, por el impecable desempeño en pos de brindarnos la seguridad solicitada.
A continuaciòn se presntan las palabras pronunciadas por la Presidente de AFyAPPA, la señora María Cecilia Pando.


Queridos Amigos
Al cumplirse el centenario de la Revolución de Mayo, Joaquín V. González, en su obra El Juicio del Siglo, ponía de manifiesto que una constante de nuestra historia era la ley del odio, que alimentada por luchas fraticidas, se había anidado en el seno de la sociedad.

Cercanos al Bicentenario, podemos afirmar que esa tendencia al odio y a la fragmentación se ha ido acentuando en el último tiempo, al punto que percibimos con urgencia la necesidad de que la sociedad argentina comience a transitar un camino como hermanos.

Ya lo decía José Hernández en el Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”.

Resulta llamativo que dos de los seis objetivos nacionales grabados en el Preámbulo de nuestra Constitución, guarden relación directa con la idea de la concordia. Los hombres del 53 vislumbraron la importancia de “constituir la unión nacional” y “consolidar la paz interior”… porque ninguno de los otros objetivos podía ser alcanzado sin esa necesaria pacificación nacional.

Los constituyentes habían comprendido que los enfrentamientos internos habían llegado a lo más profundo de nuestro ser nacional. Las guerras entre unitarios y federales habían socavado nuestra identidad como hermanos… pero una generación de hombres y mujeres apostó por el futuro y el porvenir.

El “proveer a la defensa común” exige que los argentinos nos sintamos miembros de una comunidad; la “promoción del bienestar general” y el “reaseguro de los bienes de la libertad”, sólo serán posibles si tenemos la capacidad para superar los rencores, los odios y los resentimientos; el “afianzar la justicia”, sólo será posible si juzgamos los hechos pasados sin anteojeras ideológicas y con una visión histórica que reemplace a la memoria parcial.

Pedro Guiraldes, en un artículo titulado Verbitsky y la Fuerza Aérea, publicado por el diario Perfil el sábado próximo pasado, manifiesta con claridad meridiana:

“Estoy convencido de que la revisión del pasado no lleva a nada bueno si la historia se mira teniendo en cuenta sólo lo que se ajusta a determinadas posiciones ideológicas o a la tergiversación lisa y llana. La reflexión histórica, para ser fértil, debe ser completa y tomar en cuenta todos los hechos, cuando de buscar la verdad se trata”.

Y continúa Guiraldes: “Por eso, toda la inteligencia, toda la capacidad y toda la energía de los argentinos deberían estar dedicadas a sacar a nuestra querida patria de esta larga decadencia sin fin a la vista. Sin duda, la tarea absolutamente prioritaria de este deseable reencuentro con la senda del progreso será la de atender primero las necesidades de los que sufren miseria, tienen hambre, no tienen techo, no reciben los beneficios de la educación y no tienen un sistema de salud que los proteja. Nada es más urgente. Pero eso no será posible si antes no nos reconciliamos entre nosotros, porque el pasado nos paraliza y vuelve una y otra vez. Y la ansiada y deseable reconciliación sólo será posible si reconocemos errores, pecados y crímenes; reparamos o mitigamos los daños y pedimos y concedemos perdón”.

Válida reflexión de este argentino que se puede comprobar fácilmente. Preocupadas por el pasado ¿Qué han hecho por el presente las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales vinculadas a los derechos humanos? ¿Qué acción concreta por defender los derechos humanos de la gente de hoy ha cumplimentado la Secretaría de Derechos Humanos a cargo del Dr Luis Duhalde?... por más que busquemos, no encontraremos ninguna. Su mirada está anclada en los 70.

Los argentinos tenemos que comprender que no es posible avanzar hacia el futuro si nos empeñamos en conducir los destinos de nuestra patria con la mirada fija en el pasado, observando permanentemente a través del espejo retrovisor de la historia. Y mucho menos, si ese espejo retrovisor está empañado por ideologías falaces, que fueran en su momento las primeras responsables de desatar la violencia política en la patria.

Porque no ayuda a la concordia nacional una memoria hemipléjica que desconoce los datos de la realidad histórica. Una historia parcial e ideologizada sólo sirve para continuar promoviendo el odio y los enfrentamientos. Una justicia utilizada como instrumento de venganza, sólo contribuye a cimentar los resentimientos sociales.

Por eso ha llegado la hora de la verdad… Provenga esta de la derecha o de la izquierda… lo único necesario es tener la honestidad intelectual necesaria para aceptar y asumir la verdad en su absoluta y compleja integridad.

Terminamos estas palabras con una profunda y certera reflexión del periodista Pepe Eliaschev, quien en su columna de opinión del diario Perfil del último domingo, refiriéndose a las organizaciones de derechos humanos decía: “Mucho menos que revolucionarios, son apenas manipuladores de odios, vengadores de ocasión cuya condición de justicieros unilaterales, apenas encubre que son vengadores crónicos en ejercicio del poder”.

Señores Magistrados… respeten la constitución nacional y apliquen la ley… no se dejen manipular por esos vengadores crónicos o de ocasión, que tanto daño le han hecho a nuestra querida república.

Quiera Dios iluminar a nuestro pueblo y muy especialmente a nuestros gobernantes, a encontrar caminos de diálogo y de reconciliación que nos ayuden a superar y cicatrizar las heridas de nuestro pasado reciente. Tenemos que comprender que la guerra ha terminado y que somos nosotros, los argentinos del trabajo y del silencio, quienes tenemos la responsabilidad de construir un futuro donde el amor por nuestros semejantes reemplace la cultura del odio y el rencor.

Muchas gracias.

Venganza o Verdad

Publicado en Diario Perfil el día 08 de agosto de 2009

Lo más difícil es de lo que menos se habla. Eso no sería determinante si tampoco se aludiera a esas cuestiones en el escenario público. Si el silencio respondiera al anacronismo del asunto, o a que se trata de una cuestión superada, no sería grave. Pero si el tema es meneado y deliberadamente maquillado como “cuestión de Estado”, potenciado y recalentado hasta el hartazgo, si –en resumen– es fehacientemente actual, es imposible que lo más grave no sea dicho.

Por Pepe Eliaschev

Lo más difícil es de lo que menos se habla. Eso no sería determinante si tampoco se aludiera a esas cuestiones en el escenario público. Si el silencio respondiera al anacronismo del asunto, o a que se trata de una cuestión superada, no sería grave. Pero si el tema es meneado y deliberadamente maquillado como “cuestión de Estado”, potenciado y recalentado hasta el hartazgo, si –en resumen– es fehacientemente actual, es imposible que lo más grave no sea dicho.

Este es el valor que asume, en un país atribulado cotidianamente por tarifazos, epidemias y asesinatos, la rotunda, sencilla y a la vez vigorosa presentación de un libro y unas ideas que oxigenan el –a menudo– hipócrita universo de los derechos humanos.

En un libro fuerte y necesario, dedicado “a Pablo”, su hijo desaparecido en los años setenta, Graciela Fernández Meijide recupera una historia y a la vez se coloca en posición de decir imprudencias. Son audacias que rectifican las miradas tuertas y desafían a las conciencias oportunistas que miden, con criterios aviesamente unilaterales, episodios trágicos que se siguen proyectando ominosamente sobre la Argentina, aun cuando se consumaron hace treinta años.
Dos conceptos asumidos por ella han detonado en un mundo demasiado cargado de medias verdades, cálculos de oportunidad, ambiciones personales y desvaríos de matriz ideológica. Graciela sostiene que es aceptable, además de legítimo, que aquellas abuelas de nietos, que siendo criaturas recién nacidas fueron secuestrados como parte de un siniestro esquema montado entre 1976 a 1983, puedan conocerlos antes de morirse ya muy ancianas, como resultado de un ajuste judicial negociado, que aminore las penas sobre los victimarios, a cambio de información que eche luz sobre el destino de decenas de hijos de guerrilleros arrancados a sus padres.

Y también se ha atrevido Graciela a lo indecible en esos ámbitos: en verdad, resulta imposible documentar que fueron 30 mil los desaparecidos en aquellos años, puesto que, entre lo recolectado por la Conadep, los nombres inscriptos en el Parque de la Memoria de la Costanera, y el propio registro de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno de los Kirchner, la cifra nunca supera el orden de las 8 mil víctimas, casi cuatro veces menos de lo denunciado retóricamente desde hace décadas por organismos que se definen como defensores de los derechos humanos.

Graciela Fernández Meijide, que se ha metido, a los 78 años, en un tremendo problema, fue nuevamente vilipendiada. ¿Qué ha dicho de terrible e imperdonable? No se puede ni se debe mentir. Ocho mil muertes es una tragedia monumental. Que mujeres muy ancianas puedan ver la sonrisa de sus nietos antes de morir. ¿Es una “traidora”, o una “quebrada”?

Dos acusaciones radiografían el abismo ético al que ha llevado el drama de la violencia política. El secretario de Derechos Humanos de Néstor y Cristina Kirchner, Eduardo L. Duhalde, compara irresponsablemente la reflexión de Fernández Meijide con el vituperable “negacionismo” europeo, neonazis que desde fines de los años cuarenta procuran desestimar e impugnar la colosal tragedia de la Shoá, el Holocausto, la “solución final” hitleriana que eliminó a seis millones de judíos. Duhalde, que ya cometió el inaudito atropello de agregarle un nuevo prólogo al Nunca más de la Conadep, ahora vuelve por más: Fernández Meijide es lo mismo, alega, que los nazis europeos que niegan el mayor genocidio de la historia.

Para Duhalde y el Gobierno, 8 mil muertos son pocos muertos, aunque se trate de una estadística descomunal, la más extendida y amplia matanza de gente consumada en América del Sur durante los años de plomo. Así, que alguien con autoridad moral interpele la historia sacralizada, la convierte en peligrosa enemiga del establishment humanitario y sus banalizaciones.
Cuando Graciela pide, desde una sensibilidad sin máscaras, que abuelas que ya son incluso bisabuelas de los hijos de sus nietos ilegalmente apropiados puedan dar y recibir un beso de despedida a esas vidas ninguneadas, se agravian quienes hoy tienen una posición política de penosa dependencia del Gobierno, como Estela Carlotto, que, también a los 78 años, no ha podido conocer a sus nietos robados por esbirros de la dictadura.

Hay muchas cosas que hasta ahora no se han discutido y ya es hora de desempolvar. En el estremecedor espacio del Parque de la Memoria, junto al Río de la Plata y al lado de la Ciudad Universitaria, figuran inscriptos en muros de concreto unos 8 mil nombres. Una consigna preside el listado completo y minucioso de esos nombres, vidas segadas entre 1970 y 1983. Son recordados porque cayeron “combatiendo por ideales de justicia y equidad”, dice. Pero en ese listado, hay decenas de guerrilleros que se alzaron en armas, atacaron unidades militares y secuestraron y asesinaron personas durante un gobierno constitucional, del 25 de mayo de 1973 al 24 de marzo de 1976.

La Ley 46 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires define ambiguamente al monumento conmemorativo como “homenaje a los detenidos-desaparecidos y asesinados por el terrorismo de Estado durante los años 70 e inicios de los 80, hasta la recuperación del Estado de Derecho” (subrayado mío). Sin embargo, son plenamente reivindicados en un espacio público urbano, mezclados y asociados con víctimas inermes de la tortura y el horror con que se trató a millares de caídos en el marco de una dictadura feroz.

¿Es justo? Si esos combatientes que dispararon sus armas y mataron gente bajo gobiernos legítimos y constitucionales son recordados, ¿por qué no lo son en el mismo lugar las numerosas víctimas de la violencia guerrillera en ese período constitucional? Esa Argentina enceguecida, furiosa e injusta se siente incómoda con una mujer a la que nunca podrán descalificar, aunque se lo propongan. Mucho menos que revolucionarios, son apenas manipuladores de odios, vengadores de ocasión cuya condición de justicieros unilaterales apenas encubre que son vengadores crónicos en ejercicio del poder.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Carta de un sacerdote a nuestros prisioneros de guerra

Carta de un sacerdote a nuestros prisioneros de guerra

“Hay que seguir combatiendo esta misma guerra que pelearon ellos. No es poco lo que podemos hacer y es mucho lo que nuestros padres han hecho y siguen haciendo por nosotros; en sus prisiones...”

Por el P. Javier Olivera, IVE

Quitándole tiempo al sueño y aprovechando las pequeñas vacaciones que mi ministerio sacerdotal me permite, en los últimos días pude cumplir con un deber cristiano y, más aún de gratitud: visitar a algunos de los que se hallan presos por haber defendido la Patria en la década del ’70.

Por gracia de Dios, hace ya algunos años que pude romper el cerco que nos separa a los ciudadanos comunes de ese terrible lugar que es la cárcel; fue durante los estudios del seminario cuando, junto a otros compañeros, alcancé a visitar algunas cárceles y correccionales, palpando en cuero ajeno lo que significa el estar privado de la libertad y alejado de los seres queridos. Sin embargo, hay una diferencia, ya que una cosa es pagar por algo injusto que uno sí ha hecho y otra muy distinta es pagar injustamente por algo que no se ha hecho. El visitar a estos presos es una experiencia inolvidable que implica, a la vez, un gran dolor y un poco de gozo.

Dolor, por la cruz que deben llevar y gozo porque uno se sabe estar cumpliendo un mandato evangélico: “estuve preso y me visitasteis” (Mt. 25,36).

Se trata de ayudarlos a cargar la Cruz, la de ellos y la de sus familias, porque todos estamos presos con ellos. Es compartiendo esta bendita Cruz como se les hace más liviana; es compartiéndola y abrazándola como la Cruz nos puede llegar a redimir.

Dos semanas; fue poco nomás. Sólo dos semanas de vacaciones que pensaba aprovechar para leer, para rezar, para visitar a algunos amigos; dos semanas que venía proyectando desde hacía meses y que – como siempre – no saldrían tal cual lo esperaba. Dos semanas en las que quería descansar, “desenchufarme” un poco, estar un poco más entre los míos; sin embargo, una y otra vez, resulta imposible acallar la conciencia y dormir cuando se sabe que se está cometiendo una injusticia (“todos los que militáis bajo esta bandera, ya no durmáis, ya no durmáis, que no hay paz en esta tierra”, decía Santa Teresa).

Había que ver a nuestros presos; no sólo a mi padre, a quien visito mensualmente en la vieja cárcel de San Juan, sino a muchos otros a los que no pueden asistir a la Santa Misa, a los que – normalmente – no pueden recibir el Cuerpo de Cristo, a los que pocas veces reciben un consuelo o un conforto.

Porque hay que seguir peleando, hay que seguir combatiendo esta misma guerra que pelearon ellos. No es poco lo que podemos hacer y es mucho lo que nuestros padres han hecho y siguen haciendo por nosotros; en sus prisiones, aún hoy nos siguen dando ejemplo de entereza cristiana; en su prisión siguen edificando a cada uno de nosotros cuando vamos a visitarlos.

Tres cárceles fueron y tres espadas parecían clavarse en cada requisa, en cada lista y espera; comencé por San Luis, donde un viejo amigo de mi padre “reside” desde hace casi tres años; seguí por Mendoza visitando a otros y terminé en San Juan para culminar mis vacaciones. Tres cárceles y varios prisioneros de guerra. Historias similares, combates, desilusiones, pero siempre, siempre, un solo protagonista; uno solo aparecía tras las rejas: era Cristo en la cárcel.

Era Cristo quien sufría por los suyos, por la injusticia, por los pecados de nuestra Patria; era Cristo el que una vez más pasaba la noche del Jueves Santo, injustamente encadenado y sometido a un juicio que da risa, por no decir llanto. Era Cristo que ahora padecía una vez más el odio satánico de quienes todavía tienen un corazón de piedra (misterio que mete miedo).
Pero no sólo eso: era Cristo en los presos y era Cristo en la Misa.

Era un solo el protagonista: sufría Él en la cárcel y se ofrecía en el Altar; figuradamente en uno y realmente en otro; era Cristo en la cara de nuestros presos y era Cristo elevado en el altar, un altar de campaña, improvisado en la celda: sin mantel, sin velas y sin música; era Crito que bajaba nuevamente a una mesa de hierro, sin pretender demasiados ornamentos más que algunas lágrimas de los fieles y su ministro.

Pude ofrecer el Santo Sacrificio y elevar a la Víctima en tanto cuanto me lo permitía el tiempo y las circunstancias y siempre, siempre, pedí una vez más por la pronta libertad e insistiendo como la viuda del evangelio que finalmente le ganó por cansancio al Buen Dios (Lc. 18,1-5).

Un solo protagonista, que sigue obrando ocultamente en ellos y que nos ofrece una vez más la Cruz, para que la besemos, para que la carguemos sin arrastrarla hasta configurarnos con ella. Un solo Dios que quiere que ayudemos a redimir el mundo con nuestros sufrimientos. Un solo Dios exige nuestra cooperación para que Él reine “haciendo de cuenta que todo depende de nosotros, sabiendo que todo depende de Dios” (como decía San Ignacio).

Un solo Dios que está esperando que le pidamos y que nos volvamos hacia Él.

Ruego a Dios y a los de buena voluntad que aligeremos este Cáliz uniéndonos en la oración y en los sacrificios; cuanto antes lo hagamos, antes pasará.

Y no temamos “Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros” (Jn. 15,20).

Dios ha vencido al mundo.

Con mi bendición

P. Javier Olivera, IVE
Miembro de “Hijos y nietos de presos políticos de Argentina”

domingo, 9 de agosto de 2009

11/08 - Marcha por un Bicentenario sin Presos Políticos y por la Pacificación Nacional

Debemos romper las cadenas del odio

Marcha
Por un Bicentenario sin Presos Políticos y por la Pacificación Nacional


Martes 11 de Agosto, 11 horas

Salimos desde Plaza San Martín y caminaremos hasta los Tribunales de Comodoro Py (Retiro)

"Pacificación y justicia son términos excluyentes. Cuando se puede hacer justicia no es necesaria la pacificación. Pero cuando la sociedad toda es responsable, la justicia ya no es posible y la pacificación es la única alternativa para prevenir una nueva tragedia". Guillermo Martinez Funes en el libro "Nosotros el Terror"

sábado, 8 de agosto de 2009

Verbitsky y la Fuerza Aérea

Publicado en Diario Perfil el día 08 de agosto de 2009

Pedro Güiraldes se refiere a la actividad del periodista de Página/12 durante el Proceso: su presunto acercamiento a la Aeronáutica, a través de un libro técnico, y las correcciones realizadas a los discursos de los brigadieres Agosti y Graffigna. Se reproducen además, las cartas que Juan José Güiraldes le envió a Julio Ramos aclarando el rol del periodista. Esas misivas fueron enviadas por Verbitsky a PERFIL.
Por Pedro Jose Güiraldes*


Estoy convencido de que la revisión del pasado no lleva a nada bueno si la historia se mira teniendo en cuenta sólo lo que se ajusta a determinadas posiciones ideológicas –en el mejor de los casos– o a la tergiversación lisa y llana –en el peor de ellos–. La reflexión histórica, para ser fértil, debe ser completa y tomar en cuenta todos los hechos, cuando de buscar la verdad se trata.

Por eso no puedo callarme y contaré lo que me consta y que está vinculado a la polémica desatada alrededor de dos personas conocidas y de vasta trayectoria. Me refiero a Marcos Aguinis y Horacio Verbitsky. Aguinis –cuyas diferencias con el régimen kirchnerista son públicas y notorias– integra y es uno de los más notorios fundadores del grupo Aurora. Verbitsky, por su parte, es uno de los integrantes –seguramente el más renombrado– del espacio Carta Abierta y un firme defensor de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández y el modelo K.
Mi padre –el comodoro Juan José Güiraldes– y Verbitsky se apreciaban y respetaban, coincidían en algunas cosas y pensaban distinto en otras. Sus contactos eran la continuidad de la amistad de mi padre con Bernardo –padre de Horacio– y su relación profesional comenzó a mediados de 1os años 60, en las revistas Primera Plana y Confirmado, de la segunda de las cuales “el Comodoro” fue director y “Horacito” uno de sus más jóvenes redactores.

Hacia 1977, según sus propios dichos, Verbitsky había abandonado la organización Montoneros, de la que fue uno de sus más importantes jefes. Tiempo después de ello, se acercó nuevamente a mi padre, apremiado económicamente y en busca de ayuda.

En esos días, mi padre estaba escribiendo El poder aéreo de los argentinos y era el principal redactor de los discursos de los comandantes en jefe de la Fuerza Aérea Argentina de los años 1977, 1978 y 1979: Agosti y Graffigna. Verbitsky colaboró en la corrección del citado libro, publicado en 1979 por la Dirección de Publicaciones del Círculo de la Fuerza Aérea. Transcribo parte de su “Invocación. Agradecimiento y Dedicatoria” (pág. 9) “Este libro no hubiera podido llegar a las prensas de no haber recibido el permanente aliento y la eficaz colaboración de Horacio Verbitsky”. Yo fui testigo, uno de varios, de muchas de las innumerables reuniones de trabajo entre ambos, en la oficina de mi padre, Paraguay 727/729, 4to Piso, Of. 18, que años antes compartiera con su entonces socio, Jacobo Timerman. Me consta además que Horacio colaboró también en la corrección de los discursos, porque mi padre me lo comentó específicamente.

El vínculo y la colaboración de Verbitsky en temas de transporte aerocomercial y otros siguieron durante años, luego de la restauración democrática y hasta la muerte de mi padre en 2003.

Del mismo modo continuaron los vínculos, afecto y excelentes relaciones de mi padre con sus camaradas de armas hasta el último día de su vida. “El Comodoro” fue enterrado con honores y acompañado por una guardia de la Fuerza Aérea Argentina y otra de Granaderos.

Todos sabemos que la década de los 70 fue trágica y conocemos los atroces acontecimientos de esos años de plomo y sangre, pero insistimos en mirarlos con visión maniquea y pendular. Pasamos de “Los argentinos somos derechos y humanos” o lo que es lo mismo: de la justificación de la represión ilegal, a la “juventud maravillosa” o lo que es lo mismo: la exaltación de las acciones terroristas. Así no damos lugar a la reflexión serena, al aprendizaje a partir de los terribles errores y crímenes cometidos.

Los argentinos estamos llenos de contradicciones y en esto “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” Pero no nos damos cuenta o lo negamos arteramente. La relación de mi padre con Verbitsky es una prueba cabal de las contradicciones que no queremos aceptar. Oficial retirado de la Fuerza Aérea y conservador uno, izquierdista y montonero notorio el otro, se respetaban y trabajaron juntos en temas en los que coincidían.

Otra anécdota vinculada a ellos describe la confusión de la época. Asesinada Elena Holmberg –hermana de mi madre y por lo tanto, cuñada de mi padre– en diciembre de 1978, mis valientes tíos Holmberg se lanzaron, sin medir consecuencias ni riesgos para sus vidas, a investigar y buscar a los culpables de la muerte de Elena. Uno de ellos frecuentaba la oficina de mi padre en compañía de Guillermo Patricio Kelly, quien colaboraba con la investigación y todos, como Horacio Verbitsky, entraban y salían de la misma como “Pancho por su casa”. Lo mismo hacía un integrante de los servicios de la FAA, hijo de un camarada de mi padre del que me hice muy amigo. Este buen amigo justificando a “el Comodoro” por los personajes contradictorios que frecuentaban Paraguay 727 me dijo más o menos lo siguiente: “En lo que a mi respecta, tu padre puede pedir la restauración de los Borbones y yo lo voy a entender. Está más allá del bien y del mal y es uno de los pocos argentinos que se puede dar el lujo de reunirse primero con Verbitsky, a continuación con Kelly y hacerlos esperar a los dos juntos en el hall de su oficina que hasta hace poco compartía con Timerman”.

Lo que nunca me pude explicar es por queé Elena estaba muerta, Timerman había sido torturado y salvado milagrosamente de la muerte y Horacio Verbitsky, notorio ex jefe montonero y por lo tanto un blanco móvil y fácil para la represión ilegal, andaba dando vueltas y colaborando con mi padre, sin que al parecer nadie lo molestara. En esos días, a Guillermo Patricio Kelly lo “levantó” un grupo de tareas y se salvó por la intervención de poderosos gobiernos extranjeros como en el caso de Jacobo. Kelly no era precisamente un guerrillero izquierdista, Holmberg era diplomática y prima hermana de un ex presidente militar –Lanusse– y Timerman, un mundialmente conocido periodista.

Por haber sido dado de baja por Perón en 1952, reincorporado por la Revolución Libertadora y retirado por sus desacuerdos con la misma en 1955, mi padre no tuvo ninguna participación en la represión de las bandas armadas de la década del ’70. Pero estuvo amenazado por ellas, como tantos otros argentinos de bien y muchos de ellos con menos suerte, fueron víctimas de los terroristas. No obstante ello, “el Comodoro” tenía convicciones muy claras y conocidas en materia de represión: el combate debía cesar cuando cesaba la resistencia armada, para dar lugar a arrestos y juicios ajustados al debido proceso. Esas convicciones le costaron sanciones y arrestos y lo movieron a salvar las vidas de los que pudo y tenía más cerca. Hay dos personas, chicos entonces, hija e hijo de un queridísimo colaborador, que lo visitaron, años después, para agradecerle haberles salvado sus vidas. Yo estuve en la casa de mis padres en Olivos cuando ellos se reunieron. La cárcel y la tortura de Timerman –su ex socio a cuyo entierro lo llevé a mi padre años más tarde– a manos de integrantes del ejército que no merecían ser tales y el asesinato de Elena Holmberg, a manos de los esbirros de Massera, seguramente lo terminaron de convencer. Muchos otros camaradas de armas compartían las mismas convicciones.

Pero eso no le impidió tomar partido a favor de la gesta de las Malvinas y acompañar y aconsejar a sus compañeros de armas, Lami Dozo a la cabeza, en aquellos días. Mi abuelo materno, Adolfo María Holmberg, padre de Elena, tomó el mismo partido. La pasión argentina de ambos, que me enorgullezco de haber heredado, siempre puede más que todas las razones, especulaciones y miedos.

Creo que una de las pocas cosas que hemos aprendido los argentinos que no deben suceder nunca más son los golpes militares. Pero no hemos aprendido mucho más. El desempeño de la democracia desde 1983 hasta hoy ha sido pobrísimo y nos debería avergonzar a todos. Dos gobiernos elegidos –no peronistas– cayeron por su propios errores y desestabilizados por golpes político-civiles. Y todos sabemos –aunque nos hagamos los distraídos– que el actual gobierno –esta vez peronista– podría correr la misma suerte si persevera en sus errores y sigue acumulando enemigos temibles por un lado y aliados impresentables por el otro.

Algo debemos haber hecho muy mal para que con la democracia no hayamos podido alimentar, ni educar, ni curar, ni dado techo a los que más lo necesitan, como nos hacía soñar Alfonsín en 1983, al tiempo que recitaba el preámbulo de la Constitución Nacional de 1853/60.

Algunos afirman que nos lanzamos barranca abajo con la Revolución de 1930 y otros, con la llegada de Perón a la presidencia, en 1946. En un caso, serían casi 80 y en el otro, más de 60 años de penoso retroceso y todo indica que habrá poco de que enorgullecerse en el Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Por eso, toda la inteligencia, toda la capacidad y toda la energía disponibles de los argentinos deberían estar dedicadas a sacar a nuestra querida patria de esta larga decadencia sin fin a la vista.

Pero, sin duda, la tarea absolutamente prioritaria de este deseable reencuentro con la senda del progreso será la de atender primero las necesidades de los que sufren miseria, tienen hambre, no tienen techo, no reciben los beneficios de la educación y no tienen un sistema de salud que los proteja. Nada es más urgente.

Eso no será posible si antes no nos reconciliamos entre nosotros, porque el pasado nos paraliza y vuelve una y otra vez. Y la ansiada y deseable reconciliación sólo será posible si reconocemos errores, pecados y crímenes; reparamos o mitigamos los daños y pedimos y concedemos perdón.

Horacio Verbitsky debería ser más prudente, más justo y más inteligente, al juzgar a otros argentinos que pueden haber cometido errores en aquellos años, errores insignificantes comparados con los crímenes que él cometió en sus años de jefe montonero y los odios que sigue alimentando con su maniquea y perversa visión de nuestro doloroso y trágico pasado reciente.
Por eso está en deuda con mi padre y con la Argentina.

*pedroguiraldes@fibertel.com.ar

viernes, 7 de agosto de 2009

Entrevista Exclusiva de Cecilia Pando con "El Libertador de Corrientes"

ENTREVISTA EXCLUSIVA CON "EL LIBERTADOR

Cecilia Pando: "Nadie se ocupa de los derechos humanos que se violan en el presente". Considera que los ex militares detenidos son "presos políticos". Y denunció que ya han muerto 54 de ellos en las cárceles. Dijo que no le molesta que haya ex "terroristas" en el Gobierno, sino que usen sus prerrogativas para perseguir. Le parece bien que se juzgue a las ex juntas militares, pero no a los "soldados". Su abrazo con un ex montonero.


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Cecilia Pando, la esposa de un ex mayor del Ejército que hace cinco años salió a la palestra y se convirtió en la principal vocera de las familias de los ex militares que actuaron en la época del "Proceso", dijo que su máxima aspiración es contribuir a lograr la "pacificación nacional". Ayer llegó hasta la redacción de EL LIBERTADOR tras prestar declaración en la Justicia Federal de Corrientes, acerca de un incidente de supuesta amenaza contra el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde.

Dijo que le provoca "mucha indignación" ver que "se promueven testimonios falsos" contra militares procesados. En aras de lograr aquella pacificación, relató que "venimos hablando con sectores de la política sobre la necesidad de una pacificación, pero tienen miedo de jugarse. Yo los entiendo porque muchos que están en el Gobierno han formado parte de organizaciones terroristas"."En el presente hay muchos otros derechos vulnerados y no se los atiende. Si ustedes vieran cómo se vive en las villas de Buenos Aires, la gran cantidad de niños que duermen por las calles y son expuestos a la buena de Dios… ¿Por qué no nos ocupamos de este presente y reconstruimos nuestro país hacia el futuro?", se preguntó.

Se lamentó que muchos de sus amigos "están presos en cárceles comunes privados hasta del derecho a la higiene, a los servicios humanitarios más básicos. Las veces en las que los funcionarios de Derechos Humanos visitan las cárceles son para asegurarse de que los militares condenados pasen por las peores condiciones".

Y dio una cifra novedosa: "Hasta el momento han muerto 54 militares en las cárceles, cifra que el Gobierno la esconde y las organizaciones de Derechos Humanos miran para otro lado. ¿Sabés por qué las esconden? Por una cuestión de conveniencia política".

Explicó que "no me molesta que antiguos terroristas ocupen cargos en este gobierno, en la medida en que no utilicen esas prerrogativas para perseguir a antiguos adversarios o para desunir a la sociedad". Interpreta que las causas por violaciones a los derechos humanos "ya prescribieron" y que la figura de delitos de lesa humanidad "fue incluida mucho tiempo después de que sucedieron los hechos".

"Me parece perfecto que se juzgue a las juntas militares, que son las que deben asumir las responsabilidades. ¡Pero no a los soldados que cumplieron las órdenes!", opinó, y consideró que "el Bicentenario será el momento propicio para la reconciliación nacional".

El diálogo de Cecilia Pando con EL LIBERTADOR se dio en los siguientes términos:

-Fuera de todo apasionamiento, ¿es posible lograr una conciliación en la Argentina?

-Nosotros estamos pidiendo la paz. ¿O ustedes creen que a mí me gusta hacer esto? El 11 de agosto estamos organizando una marcha por la pacificación. Hay que mirar hacia delante. Yo aspiro a la pacificación, no quiero seguir con lo que estoy haciendo pero veo cómo caen mis amigos que combatieron en una guerra y todas las ilegalidades que se consuman en los juicios y me da mucha indignación cómo se promueven testimonios falsos.

-¿Qué pasos deberían darse para superar esa situación?

-Venimos hablando con sectores de la política sobre la necesidad de una pacificación. Pero tienen miedo de jugarse. Yo los entiendo porque muchos que están en el Gobierno han formado parte de organizaciones terroristas.

-¿Qué significan los derechos humanos para usted?

-Siempre digo que el secretario de Derechos Humanos (se refiere al doctor Eduardo Luis Duhalde) que apoyaba al terrorismo en los años de violencia en nuestro país no entra en razón de que en el presente hay muchos otros derechos vulnerados y no se los atiende. Si ustedes vieran cómo se vive en las villas de Buenos Aires, la gran cantidad de niños que duermen por las calles y son expuestos a la buena de Dios. ¿Por qué no nos ocupamos de este presente y reconstruimos nuestro país hacia el futuro? ¿Vos pensás que yo quiero para mis hijos este sistema de mirar permanentemente al pasado? Para nada. Quisiera que mis hijos y todos los jóvenes tengan un sistema de vida hacia el futuro.

-¿Hacia dónde apunta su lucha hoy?

Hay cosas que el ciudadano común ignora en esta pelea sin sentido. Tengo muchos amigos que están presos en cárceles comunes privados hasta del derecho a la higiene, a los servicios humanitarios más básicos. Las veces en las que los funcionarios de Derechos Humanos visitan las cárceles son para asegurarse de que los militares condenados pasen por las peores condiciones.

-¿Cuál es la situación de tales detenidos?

-Hasta el momento han muerto 54 militares en las cárceles, cifra que el Gobierno la esconde y las organizaciones de Derechos Humanos miran para otro lado. ¿Sabés por qué las esconden? Por una cuestión de conveniencia política.

-en todos estos años de lucha en los que aparentemente su organización ha dado permanentemente contra una muralla, ¿no le parece que es momento de reflexionar e implementar nuevas estrategias para convencer a la sociedad?

-Hemos pensado en una y mil estrategias, nos hemos sentado con los políticos y nada. Yo estuve sentada hace poco con un ex guerrillero, Luis Labraña, y en esa charla él reconoce que todos nos hemos equivocado. Hace poco presentó un libro juntamente con el Tata Yofre; se hizo conocido por la célebre frase "acá vamos todos presos o no va ninguno". Fui, le di un abrazo y le dije "tu mensaje es mi mensaje" y lo invité a reconstruir juntos la República. Él fue con un mensaje conciliador a visitar a los militares presos en Campo de Mayo. Fuimos enemigos en una época, ahora tenemos que mirar hacia delante.

-La historia argentina está atravesada de cruentas luchas intestinas: unitarios-federales, peronistas-antiperonistas, etcétera. ¿Se puede llegar a una síntesis superadora?

-Uno tiene esperanza que un momento esto se termine. Hace poco el diputado (Raynaldo) Vanossi presentó un proyecto de ley de pacificación y se la cajonearon. Estamos tratando de reflotarla y que sea debatida en el Congreso para cerrar de una santa vez las heridas del pasado. Esto es algo que a cierta dirigencia no les conviene porque existe lucro con el tema Derechos Humanos. Habría que ver hasta dónde llega el acompañamiento de los movimientos sociales cuando el dinero de la caja se termine y no haya nada más para repartir.
-Usted acusó de terroristas a ciertos funcionarios…

-No me molesta que antiguos terroristas ocupen cargos en este gobierno, en la medida en que no utilicen esas prerrogativas para perseguir a antiguos adversarios o para desunir a la sociedad.

Ante los estrados judiciales -¿Cuál fue la razón de su presencia en Corrientes?

-Estoy aquí porque la Justicia me citó para una indagatoria sobre un supuesto gesto de hostilidad que le hice a Eduardo Luis Duhalde en oportunidad de la lectura de sentencia de los militares procesados en Corrientes.En este punto intervino el abogado de Cecilia Pando, Eduardo San Emeterio. En este tema se explayó del siguiente modo:"La citación a mi defendida no es por alguna denuncia que se haya presentado sino por un tumulto que tuvo lugar en la sala al momento de leerse la sentencia el año pasado (durante el juicio por la causa Ex Regimiento 9 y el asesinato de Rómulo Artieda), provocado no sólo por los familiares de los militares condenados sino además por familiares de las víctimas". "La señora Cecilia Pando -agregó- hizo también en ese momento una manifestación, pero no amenazó a nadie. No al menos bajo el punto de vista de lo que se puede señalar técnicamente como amenaza. Lo dice el propio Duhalde cuando presta su declaración testimonial: "Hubo gritos de otros integrantes de los grupos de familiares imputados cuyos términos no puedo precisar debido al tumulto reinante…", es decir, entra en una contradicción al denunciar amenazas y luego asegura que no puede precisar los términos.
Sin embargo, distintas versiones aseguran que Cecilia Pando habría dicho al secretario de Derechos Humanos: "te voy a matar…".

-Nooo. Es mentira -exclamó Cecilia Pando.El doctor San Emeterio volvió a tomar la palabra: "Le voy a decir lo que dijo la señora Pando en esa oportunidad. La denuncia contra mi cliente fue anunciada en el día de la sentencia porque Cecilia dijo: "Te voy a hacer mierda". Sin embargo, la denuncia no se realiza de inmediato sino meses después. Entonces, de qué tipo de amenazas estamos hablando. He pedido ante el tribunal que todos vuelvan a declarar para de esa manera tratar de arrojar luz sobre lo sucedido realmente".Añadió que "en las mismas contradicciones incurre la diputada Victoria Donda, quien también fue involucrada como testigo. Ella no sabe precisar si los jueces estaban en la Sala en el momento en que según ella la señora Pando amenazó a los jueces. Es decir, la declaración testimonial de estas personas caen por su propio peso o lo que es mejor decir carecen de peso alguno por no contener datos concretos".
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DEFINICIONES - Debate jurídico
-Usted manifiesta ante toda entrevista que todos los juicios son ilegales.

-Precisamente porque todos los juicios son ilegales, por la sencilla razón de que todas las causas prescribieron y la figura de delitos de lesa humanidad fue incluida mucho tiempo después de que sucedieron los hechos. Si se habla de la retroactividad de la ley penal, entonces por qué no se aplica la misma norma a los terroristas de aquellos años. Lamentablemente la Justicia viene siendo manipulada de manera sistemática, ni siquiera se respeta el principio de inocencia el derecho de defensa. El abogado de Cecilia Pando, Eduardo San Emeterio, dio su propio punto de vista al respecto: "El tema de delitos de lesa humanidad fue un invento que surgió cuando se juzgó a los alemanes y los japoneses en la época de la Segunda Guerra Mundial. Es lo que se llama hoy el derecho penal devenido. (En este punto mencionó a dos juristas con posturas opuestas y al habitual dicho que "la mitad de la biblioteca dice una cosa y la otra mitad, otra".) Agregó que "la tipificación del delito de lesa humanidad ni siquiera está en nuestra Constitución. Es a partir de la reforma de 1994 cuando se incorporan los tratados internacionales y que toman rango constitucional en nuestro país; pero en 1994 y los hechos por los que los militares vienen siendo juzgados acontecieron muchos años antes".
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Las Juntas, sí "Me parece perfecto que se juzgue a las juntas militares, que asuman sus responsabilidades. ¡Pero no a los soldados que cumplieron las órdenes! El Bicentenario será el momento propicio para la reconciliación nacional", opinó Cecilia Pando durante el diálogo con EL LIBERTADOR.
Luego relató que "mi marido ha tenido que buscar trabajo, porque el retiro militar de 1.500 pesos no nos alcanza para nada. Yo soy maestra, y no puedo trabajar porque podría quedar expuesta tal vez a escraches. No puedo exponer a los alumnos".


-¿Por qué Cecilia Pando sale a dar la cara, cuando usted no vivió aquellos años de plomo? ¿Y los demás familiares que sí vivieron aquella época?.

-No sé. Yo doy la cara, porque hay que darla. A mí me gustaría volver a mi casa cuando todo esto se solucione. Pero cuando yo salí a denunciar todo lo que denuncio, varias mujeres vinieron a verme, angustiadas, llorando, para que haga algo por ellas. Y lo hice, por supuesto. Formamos una Familia Militar.

Cecilia Pando denunció al Secretario de Derechos Humanos Luis Duhalde

En el marco del proceso que se le abrió en Corrientes por supuestas amenazas, Cecilia Pando –al prestar declaración indagatoria- denunció por diversos delitos de acción pública al Secretario de DDHH Eduardo Luis Duhalde.

Cecilia Pando fue llamada a prestar declaración indagatoria acusada de haber proferido supuestas amenazas contra el nombrado durante la lectura de un veredicto en el cual se condenó a algunos militares y policías por hechos ocurridos en 1976 en aquella provincia.

Pando indicó que si bien no puede ratificar lo que dijo dado que fue producto de un estado de indignación causado por las agresiones, insultos, ofensas y burlas de que fue objeto por parte de militantes de las llamadas “organizaciones de DDHH”, presentes en la audiencia, todo lo cual le hizo perder consciencia sobre los términos en los cuales se dirigió al Secretario de Estado, señaló que observando el registro fílmico pudo comprobar que todo lo que le dijo está comprendido en un libro de reciente publicación que había leído antes de concurrir a aquel juicio (“Chaya, George. “Montoneros: Conexión local de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA”. Ed Dunken).

El libro es de un historiador de origen libanés, escritor, docente y analista político, que liga al actual Secretario de Derechos Humanos con varias organizaciones terroristas que actuaron en el país en los años 70, citando las constancias de causas judiciales, publicaciones de las propias organizaciones y otras fuentes de conocimiento público.

El escritor vincula a Duhalde y a la organización “Montoneros” -en la que tenía el grado de “Oficial” y nombre de guerra “Demián”- con las organizaciones terroristas de origen islámico que celebraron acuerdos militares con “Montoneros” en los años 80. Los islamistas proveyeron a “Montoneros” de cohetes RPG7 y brindaron entrenamiento militar a jóvenes argentinos enviados a campos en Siria y el Líbano. Esas organizaciones terroristas islámicas que mantuvieron una fuerte relación a lo largo del tiempo con “Montoneros”, son las que materializaron los dos atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA en nuestro país.

El libro señala que junto a Rodolfo Ortega Peña, Duhalde fundó la revista “Militancia”, cuyo lema era “Apoyo a los leales. Amasijo a los traidores”. Y en una sección llamada “Cárcel del pueblo” (el mismo nombre que los terroristas llamaban a los lugares donde retenían, torturaban y asesinaban a sus víctimas), condenaba a hombres que luego irían a ser asesinados. Así ocurrió con Arturo Mor Roig, político radical Ministro del Interior del gobierno del Gral. Lanusse; con el sacerdote Carlos Mugica y con José Ignacio Rucci. “La revista del actual Secretario de Derechos Humanos –dice Pando citando el libro- destaca la “ejemplaridad” de las acciones de la organización terrorista islámica “Septiembre Negro”, una de las mas sanguinarias de la época y autores del asesinato de once deportistas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich.

Expresó Pando asimismo que la presencia de Duhalde y diputados miembros del Consejo de la Magistratura en el lugar del público, tenía la inocultable finalidad de presionar a los Jueces para dicten condena a los imputados.

Señaló que el libro al que hizo referencia indica que los juicios seguidos a militares y policías en Argentina son ilegales ya que la prescripción y las amnistías son consideradas insólitamente vigentes sólo para los terroristas. Y que el gobierno y el citado Consejo de la Magistratura se han constituido en un aparato para presionar a los jueces y camaristas y castigarlos en caso de que concedan cualquier beneficio o fallen a favor de policías y militares que actuaron contra el terrorismo, tal como lo ha denunciado el periodismo independiente, intelectuales, magistrados y la propia Asociación de Magistrados y Funcionarios.

“Libre y amnistiado –dice Pando refiriéndose a Duhalde- supervisaba cómo se condenaba ilegalmente a militares y policías que tenían 23 o 25 años en esas épocas, defensores de una sociedad atacada por jóvenes de la misma edad a quienes, con su actividad y adoctrinamiento, como puede verse, lanzó al asesinato y a la muerte”

Agregó que lo que muestra el video son expresiones producto de esa indignación que no tienen entidad para alterar el ánimo de un hombre como Duhalde. “Basta preguntarse –dice- cómo podría una simple ama de casa, madre de siete hijos, sin bienes y con ingresos mínimos, tener capacidad para amenazar, con alguna entidad, a un hombre rico, poderoso, miembro de una de las organizaciones terroristas mas importantes, numerosas y con mayores medios económicos del mundo, como lo fue (o lo es) Montoneros (ver el mismo libro pág. 70); que es funcionario público; que cobra un sueldo exorbitante, tiene custodia policial, medios ilimitados, viaja al exterior y tiene registradas fotografías con asesinos como Mario Santucho (ver la tapa del libro “Volver a Matar” de Juan Bautista “Tata” Yofre, recientemente publicado), y con jefes de Estado tan poderosos como Fidel Castro o Chávez.

“Que un hombre como Duhalde se sienta amedrentado por una persona como yo, es lo mismo que si Bin Laden se sintiera amenazado por un niño” dijo Pando en su declaración.

“Soy yo –afirmó- y muchas personas como yo las que le tenemos miedo por su pasado y por su presente. Pero consideramos un deber superar ese miedo y enfrentarlos con el fin de que cesen de hacerle daño a la sociedad toda, como lo están haciendo, al perseguir a las fuerzas armadas, a las de seguridad y a las policías, para concretar una revancha vil contra estas instituciones que los derrotaron en los ‘70.

Personalmente, además, me da vergüenza que un terrorista confeso se encuentre al frente de un cargo de Secretario de Estado de mi país, y considero un despropósito que defienda los derechos humanos de algunas personas, mientras masacra los de otros. Cincuenta y cuatro militares y policías han muerto en cautiverio desde que Duhalde y otros de este gobierno decidieron reabrir las causas amnistiadas y prescriptas. Y otros quinientos sufren prisión y sus familiares persecuciones y diarias vejaciones y humillaciones ante la pasividad del Secretario de Estado, culpable de los asesinatos y atentados de otrora, y co-responsable también de los crímenes a los que asistimos ahora”.

“Mi deseo es que Duhalde vaya preso por todos los delitos que cometió y por aquellos que se están cometiendo contra los militares y policías, por la discriminación que hace de personas en su función, por propiciar condiciones peores de detención para ancianos ex militares que mantienen presos en cárceles sin higiene ni asistencia médica, por los 54 muertos en estas condiciones, por presentarse como querellante y usar todos los medios de la Secretaría sólo para estos delitos sin perseguir uno solo de los cometidos por sus ex cómplices de asesinatos y atentados. Por dejar que se destruyan miles de familias por el accionar de la delincuencia común, mientras vuelcan todos los medios de la justicia federal en todo el país, y nuevas estructuras financiadas con fondos que él mismo gestiona, para perseguir supuestos delitos (ya prescriptos) ocurridos hace 35 años. Por falsear la verdad, como la existencia de 30.000 personas desaparecidas por parte del gobierno militar, mientras su propia Secretaría publica un informe donde la cifra de muertos en combates y desaparecidos durante el gobierno peronista y militar no llega a 10.000; que también son cifras basadas en datos falsos tal como lo señaló hace dos días Graciela Fernandez Meijide en notas periodísticas.

Pando pidió que se extraigan fotocopias del presente y se disponga su envío a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital para que mediante el sorteo de estilo, designe el o los magistrados que habrán de actuar en las denuncias de los delitos por los que acusó al señor Eduardo Luis Duhalde y todos los coautores, cómplices o encubridores de dichos ilícitos.

sábado, 1 de agosto de 2009

Suspensión de Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo

Informamos a la opinión pública que la Comisión Directiva de AFyAPPA ha resuelto suspender durante el mes de agosto el Acto Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, que todos los primeros martes de cada mes se lleva a cabo en Plaza de Mayo.

Motiva la presente decisión el hecho de que la presidente de la asociación deberá en esos días comparecer ante los Tribunales de Justicia de la Provincia de Corrientes por presuntas amenazas efectuadas por aquella contra el actual Secretario de Algunos Derechos Humanos, Luis Duhalde.

Contribuye a la suspensión el hecho de que AFyAPPA se encuentra de lleno trabajando en la organización de la marcha por "Un bicentenario sin presos políticos y por la pacificación Nacional", prevista para el día martes 11 de agosto, a las 11:00 horas, en la Plaza San Martín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Finalmente se informa que en el mes de setiembre reiniciaremos nuevamente los Homenajes en Plaza de Mayo. Desde ya muchas gracias.

El Canalla - Nuevo Libro de Nicolás Márquez