domingo, 29 de marzo de 2009

Nadie Resiste un Archivo

Entren al siguiente link http://www.youtube.com/watch?v=Gjp7Gwi6wX0 y podrán ver cuanta impunidad hay en nuestro país.
Los supuestos "jóvenes idealistas" que se levantaron en armas contra gobiernos constitucionales, hoy caminan con total libertad en nuestro país después de haber llevado a la muerte a tantos chicos...
El matrimonio presidencial los protege...y los premia con cargos en el gobierno.
ARGENTINA DESPIERTA.

Gracias Manolo por colaborar con la verdadera historia.

martes, 24 de marzo de 2009

Las otras voces, a 33 años del golpe (24.3.2009)

Hoy no escribo como una ciudadana más, sino como una de las tantas víctimas de ese terrorismo cruel y sanguinario que asoló a nuestra nación en los años ‘70. Decidí dejar de callar y contar mi silenciado caso.
Mi padre, el coronel Oscar Bevione, fue muerto durante el gobierno constitucional peronista, el 5 de enero de 1975, bajo las armas del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). Nuestra familia desde entonces tuvo que salir a flote como pudo, sin ayuda alguna y poniendo todo para mirar adelante y desarrollarnos sin odios ni rencores, tal como papá nos educó. Ninguna dictadura tenía lugar en aquellos días; sin embargo, las organizaciones guerrilleras embestían contra la sociedad argentina: militares, policías, empresarios, sindicalistas, niños, ancianos, profesores, periodistas, intelectuales y políticos.
Mi caso no es el único. Las organizaciones terroristas perpetraron 21.655 atentados entre 1969 y 1979, según datos de la Causa 13 en el juicio a las Juntas Militares, dejando innumerables muertes, mutilaciones y familias totalmente destruidas. Sus aberrantes delitos no sólo no fueron juzgados todavía, sino que la Justicia mira para el costado cuando los victimarios son montoneros o erpianos. Hoy se cumplen 33 años del 24 de marzo de 1976 y nos dicen que se trata del día de la "memoria por la verdad y la justicia". Quisiera destacar que a mí y a quienes somos víctimas del terrorismo subversivo, no nos asiste ninguna memoria, pues nuestros gobernantes no sólo no nos recuerdan, sino que se han encargado de que la sociedad en general nos olvide; no nos asiste verdad, pues somos aquella parte oculta de la historia que pocos se atreven a contar; y por último, no nos asiste justicia, pues los asesinos de mi padre y de más de un millar de argentinos están libres por las calles.

Mónica Beatriz Bevione

AUSENCIA DE UN REVISIONISMO SERIO

Un golpe contra nadie

El absurdo de pretender que la tragedia de los `70 se inicia un 24 de marzo de 1976 no es otra cosa que la consecuencia de tantos años en ausencia de un revisionismo histórico serio y desideologizado. En rigor, la descontextualización de los hechos constituye el arma mejor aprovechada por el setentismo contemporáneo para deformar nuestra historia reciente. El objeto no es otro que omitir las causas y difundir tan sólo los efectos (una verdad a medias es mentir dos veces). Lo cierto es que antes del 24 de marzo de 1976, un conjunto de situaciones catastróficas (a la sazón, omitidas por los historietistas mediáticos) tenían lugar en la Argentina: las organizaciones terroristas que operaban desde la década del '60 se encontraban en su momento de mayor auge; el país era gobernado por Isabel Perón, una mujer de escasa formación académica y nula experiencia política que, en medio del caos y la anarquía reinante, tomaba licencias alegando problemas de salud y se la vinculaba en polémicos casos de corrupción; y como si todo esto fuera poco, la economía se derrumbaba mientras sus ministros se sucedían a un ritmo nunca antes visto.

En puridad, la República respiraba un verdadero vacío de poder que se reflejaba día a día en las expresiones de la desorientada clase política que, de a poco, iría abandonando el gobierno. "La Argentina está viviendo una situación límite", ponía de manifiesto el senador Cerro ya en septiembre de 1974. "Realmente, frente a tanta violencia, tanta sangre, confieso que me estoy quedando sin palabras", admitía, a inicios de 1975, el senador Frúgoli. "El país no puede transcurrir un minuto más en este desgobierno", agregaba el diputado Ferreira. Téngase en cuenta que las expresiones analizadas tenían lugar cuando todavía faltaban muchos meses para marzo de 1976.

Los diarios de la época también ponían de relieve esta extrema situación, incluyendo a la prensa extranjera que, sin disimular el asombro y la preocupación, describía a la perfección el clima de anarquía que vivía nuestro país.
El "Sunday Telegraph" , de Londres, por ejemplo, en su edición de agosto de 1975, informaba: "Con una inflación que pasó la barrera del sonido y una orgía de asesinatos, la Argentina se encamina hacia el punto de desintegración".

En extrema síntesis, así llegamos a los días previos del 24 de marzo de 1976 cuando la situación, lejos de mejorar, empeoraba cada día. A pesar del caos que sacudía al país, la clase gobernante seguía sin brindar solución alguna y se pronunciaba en todo momento desconcertada.

"¿Qué podemos hacer? Yo no tengo ninguna clase de respuesta", se sinceraba una semana antes del golpe el diputado Molinari. El diario "La Opinión" , del 19 de marzo, daba cuenta del alevoso accionar del terrorismo subversivo, titulando en su tapa "Un muerto cada cinco horas y un atentado cada tres", a la par que el izquierdista Américo Ghioldi pronunciaba frente a la prensa que "el gobierno, o mejor dicho el régimen, muestra signos de agotamiento. No pueden hacer nada ante el derrumbe monetario, la semiparálisis del aparato productivo y la inseguridad de vida".

Lo cierto es que el gobierno de Isabel iba cayendo solo, sin la necesidad de que ninguna fuerza lo derribara, y ya el 21 de marzo el diario "Clarín" informaba: "Los legisladores que asistieron al Parlamento se dedicaron a retirar sus pertenencias".
Otro matutino agregaba: "No quedan ni los pungas en la zona del Congreso". Cuenta Juan B. Yofre, quien ha investigado a fondo estos sucesos, que "la gran mayoría de los legisladores vaciaron sus escritorios, carpetas y retiraron sus heladeras portátiles".
Es dable destacar la expresión utilizada por el secretario general de la CGT, Casildo Herreras, quien en medio de la anarquía se había exiliado a Montevideo en compañía de otros dirigentes. "Me borré", dijo ante periodistas.

Francisco Manrique, presidente del Partido Federal, cuando todavía ninguna fuerza militar había derrocado a Isabel, no sin razón sentenciaba: "Estamos asistiendo al sepelio de un gobierno muerto". El 24 de marzo de 1976 había llegado y las FF.AA, desplazando a lo que quedaba del gobierno peronista, se hacían cargo del país. Quizás el pronunciamiento más ilustrativo para completar este poco conocido panorama fue el del vicepresidente del justicialismo, Deolindo Felipe Bittel, que le gritaba al secretario de prensa de Isabel Perón: "Chau, papá, hasta mañana. Esto hay que festejarlo con champaña. Todo se ha disipado". Vale decir, los residuos del partido gobernante festejaban su propio derrocamiento. En rigor de verdad, el golpe no había sido contra nadie, pues la clase política no sólo se había desentendido de la extrema situación que afrontaba el país sino que hasta había, en gran medida, desalojado voluntariamente el gobierno mucho antes de la intervención militar (no se trata de justificar este hecho sino promover un revisionismo serio).
Basta con recordar que Ricardo Balbín en aquellos días expresaba que "nunca fue tan fácil como en este momento para las Fuerzas Armadas tomar la Casa de Gobierno: porque no hay nadie en ella".

Los desaparecidos que desaparecieron de la memoria

Como en los anteriores 24 de marzo, los discursos tocarán inevitablemente la siempre presente cuestión de los terroristas desaparecidos, aunque sólo limitándose a denunciar aquellos casos producidos luego del "golpe" cuando, en rigor de verdad, la técnica de la desaparición fue implementada años antes por el gobierno constitucional.
En efecto, el mismísimo informe de la Conadep contabilizó más de 750 casos de desaparición de personas durante el peronismo, registrándolos en el famoso libro Nunca Más (más citado por la izquierda que efectivamente leído).
Es dable, asimismo, destacar que los Montoneros, desde la revista Evita Montonera , ya en su número de marzo de 1975 denunciaban públicamente "un número indeterminado de secuestrados y desaparecidos". En consecuencia a lo expuesto, cabe preguntarse: ¿por qué recordar sólo a los desaparecidos posteriores al 24 de marzo de 1976? ¿Deberíamos pensar que cuando un gobierno de signo constitucional comete tal aberración es legal y tolerable, mientras que cuando uno de facto la pone en práctica es ilegal y reprochable?

Derechohumanistas de hoy, procesistas de ayer

Por más que en el presente muchas figuras públicas intenten ocultar a través de la santificadora bandera de los derechos humanos su adhesión al Proceso en otrora, existe documentación que compromete a más de uno.
Caso a destacar es el de quien fuera nada más ni nada menos que fiscal durante el famoso Juicio contra las Juntas Militares, el doctor Julio Strassera, siempre listo para llenarse la boca de derechos humanos frente a los medios de comunicación.
En rigor, este inefable personaje, desde 1976 hasta 1982 se desempeñó como fiscal y juez. En ambas condiciones juró por los Objetivos Básicos del Proceso, los Estatutos y sus Actas. ¿Por qué, en su momento, obligado por la función que ejercía, el doctor Strassera no denunció las desapariciones de personas que en el presente tanto dice lamentar?
El ex procesista, hoy emblema de la lucha por los derechos humanos y la democracia, Ernesto Sábato, también constituye un caso a citar. Si bien el reconocido escritor fue elegido presidente de la Conadep por el gobierno de Alfonsín y comenzó desde entonces a horrorizarse por las secuelas que dejó la guerra contra el terrorismo, años antes le expresaba a Videla que "el país necesitaba un baño de sangre para purificarse" y hasta se daba el lujo de compartir banquetes con el mismo presidente de facto.
"Le agradecí personalmente a Videla el golpe de Estado del 24 de marzo que salvó al país de la ignominia y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado la responsabilidad de gobierno", declaró ante la prensa a la salida de un almuerzo.
Por su parte, la familia Timerman, hoy tan comprometida con los derechos humanos, hace treinta y tres años recibía con euforia al gobierno de Videla a través del diario "La Opinión" (de Jacobo Timerman), poniendo de manifiesto que "si los argentinos, como se advierte en todos los sectores --aún dentro del ex oficialismo--, agradecen al gobierno militar no menos cierto es que también le agradecen la sobriedad con que actúan".
En consecuencia a todo lo expuesto, es dable señalar que ocultar el contexto en el que sucedieron los acontecimientos del 24 de marzo de 1976 no es otra cosa que promover un revisionismo maniqueo e ideologizado; luchar por los desaparecidos posteriores a la instauración del gobierno de facto y olvidar a los anteriores no es sino una de las tantas pruebas de que la memoria y la justicia no son los objetivos reales del setentismo; silenciar que, en su momento, la población no armada apoyó aquella gestión (incluidos muchos de los hoy abanderados de los derechos humanos) es lo mismo que despojarnos a la fuerza de nuestras responsabilidades que, como sociedad, tuvimos en los sucesos que hoy recordamos.


Agustín Laje Arrigoni , autor de esta nota, tiene tiene 20 años, es estudiante universitario y autor de numerosos artículos de opinión e investigación sobre los años '70. Este año publicará su primer libro sobre la materia. Su e-mail es agustin_laje@yahoo.com.ar.

viernes, 20 de marzo de 2009

Luis Duhalde: El Bin Laden de los 70

Nueva Campaña de afiches de AFyAPPA.

En el día de la fecha, la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos presentó en la vía pública una nueva campaña de afiches, destinada a esclarecer en la opinión pública el quién es quién en el actual gobierno.

El actual Secretario de los Derechos Humanos, en la década del 70 dirigía una publicación que se llamaba "Militancia Peronista para la Liberación", que trabajaba activamente para "liberar" al peronismo del propio Perón, entregando el movimiento a sus protegidos de siempre: los delincuentes terroristas montoneros.

Desde esas páginas, el actual tutor de nuestros derechos humanos incentivaba y aplaudía los actos terroristas, se burlaba de las víctimas del terrorismo y llamaba a la guerra popular en pleno gobierno constitucional del General Juan Domingo Perón. También reivindicaba el terrorismo islámico, ese que atacaba y ataca blancos israelíes en todo el mundo.


Como en Argentina todo es posible... este personaje siniestro de nuestra historia hoy habla de Derechos Humanos.

domingo, 15 de marzo de 2009

La idea errónea que alimenta a la inseguridad

por Mariano Grondona

La Nación - Domingo 15 de marzo de 2009 | Publicado en edición impresa

Sean políticos o empresarios, los hombres prácticos sienten la tentación de subestimar el papel de las ideas. Pero lord Keynes ya advirtió que "los hombres prácticos tienden a olvidar que han sido influidos por las ideas de algún economista difunto". Aunque sean sutiles o ignoradas, las ideas cuentan . De ahí que, cuando estamos examinando un problema agudo y urgente, conviene preguntarse antes que nada por las ideas que lo han venido alimentando. Esto se aplica particularmente ante el gravísimo problema de la inseguridad que hoy padecemos los argentinos. Cada vez que los delincuentes matan a un policía o a un ciudadano común, como ocurre con alarmante frecuencia en estos días, no basta aludir con lujo de detalles al horror del hecho. Hay que preguntarse, además, por las ideas que lo han cobijado.

Las ideas pueden ser acertadas o erróneas. Lo que está en la base del auge actual de la delincuencia es una idea errónea acerca del papel del Estado. El Estado nació cuando la venganza privada fue sustituida por la potestad de un juez imparcial. Cuando el pretor, el primer juez de la historia occidental, empezó a actuar en la antigua Roma, con él surgió el Estado. Desde el momento en que sustituyó a los particulares en la lucha contra la delincuencia, el Estado quedó a cargo del servicio esencial de la seguridad, cuya vigencia inauguró la primacía de la civilización sobre la barbarie.

Por eso, Adam Smith pudo definir la justicia diciendo que "se acerca a la venganza solamente en la medida en que resulte aceptable para un tercero imparcial". El Estado es, para decirlo con palabras de Max Weber, "la agencia que tiene el monopolio de la coacción legal dentro de un territorio determinado". Pero el gobierno de Néstor Kirchner ha partido desde 2003 de una idea errónea acerca del papel del Estado. No debería asombrarnos entonces que el inquietante auge de la delincuencia haya sitiado a los argentinos durante estos últimos años.

Los derechos humanos...

Con el bienvenido crecimiento de la democracia en el mundo de nuestros días, también se ha ampliado la aceptación universal de los derechos humanos, cuya principal aplicación en el campo del derecho penal es que todo acusado por el delito que fuera tiene el derecho de defenderse ante un juez imparcial. A los defensores a ultranza de este derecho se los llama garantistas. Pero el garantismo ha sido desafiado en nuestros tribunales por otra corriente, el abolicionismo , que pretende sustituir el tradicional enfoque del derecho penal por la peregrina idea de que muchas veces los victimarios son en realidad las víctimas de un injusto orden social que los ha arrojado a la marginalidad.

Y así resulta de esta errónea interpretación que, cuando un delincuente asalta a un ciudadano, se lo considera no sólo el "victimario" de ese ciudadano sino también la "víctima" de la injusticia social, lo cual podría llevar a suponer que la propia víctima de la agresión es de manera indirecta un "victimario" por pertenecer a un orden injusto y que el ataque que sufre desde las sombras es un castigo en cierta forma justificado. Los abolicionistas, cuya gravitación en el Gobierno y hasta en la propia Corte Suprema no podría negarse, no se han animado hasta ahora a proclamar abiertamente esta grave distorsión del derecho penal, pero no por eso su influencia ha sido ajena al escándalo que hasta notorias figuras de la televisión han reflejado críticamente en estos días al subrayar el hecho por todos conocido de que, mientras las víctimas de los delincuentes aumentan cada día, con frecuencia sus agresores "entran por una puerta de la cárcel y salen por la otra", envolviendo a los ciudadanos en el angustioso clima de la impunidad. Los ciudadanos, como consecuencia, viven detrás de las rejas que ellos mismos se han forjado mientras las pocas cárceles que ha construido el Gobierno no alcanzarían, aun si los delincuentes fueran realmente condenados, para contenerlos. Los ciudadanos cercados y los delincuentes libres: ésta es la perturbadora imagen que hoy alimenta la indignación de los argentinos.

...¿no son universales?
Esta aberración del derecho penal y hasta del sentido común se ha desarrollado entre nosotros en contradicción con la consolidación de la jurisprudencia de la nueva Corte Penal Internacional donde actúa Luis Moreno Ocampo, según la cual cometen delitos contra los derechos humanos no sólo actores estatales sino también organizaciones terroristas "privadas", como la que apoyó los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel. Pero nuestra Corte aplicó hace poco la doctrina inversa al liberar a un terrorista de ETA, negándole la extradición al Estado español que la requería y siguiendo así la doctrina ya vetusta de que sólo los miembros del Estado pueden incurrir en delitos de lesa humanidad.

Lo que ocurre es que tanto el Gobierno como los abolicionistas, al no aplicar la doctrina de los derechos humanos según el derecho internacional vigente sino a partir de su propia ideología, la han reducido, la han "achicado", por dirigirla principalmente contra sus propios enemigos ideológicos, los militares y los policías de los años setenta.

La idea errónea del Gobierno acerca del papel del Estado frente al delito lo lleva a un doble reduccionismo de la doctrina universal de los derechos humanos. Primero, a un reduccionismo "temporal" porque más que nada parece importarle lo que aquí pasó hace 30 años. Y segundo, a un reduccionismo "unilateral" en cuanto al castigo que merecen los autores de esas violaciones porque, en tanto muchos uniformados de aquellos tiempos están en cárceles como la de Marcos Paz desde hace años sin condena judicial y en condiciones que a veces ni respetan el arresto domiciliario al que tienen derecho por sobrepasar los 70 años, los autores de hechos igualmente aberrantes del terrorismo subversivo están libres, indemnizados y ocupan además posiciones encumbradas dentro del propio Gobierno.

La aplicación de nuestra ley no es pareja. Unos son castigados más allá de las garantías que deberían procurarles los jueces, en tanto otros son exaltados a pesar de lo que hicieron. Si la aplicación de nuestra ley fuera pareja y superior a la venganza, como quería Adam Smith, entonces los responsables por las aberraciones de los años 70 habrían sido todos procesados o estarían todos libres. Como lo han demostrado ejemplos recientes de países tan distantes entre ellos como la República Sudafricana y nuestro vecino Uruguay, la salida en estos dramáticos casos suele ser una amnistía general, pero cuando ella no se dispone, la imparcialidad de la justicia requeriría que si sus autores no van a estar todos libres, entonces deberían haber sido todos procesados o condenados.

El caso particular de la discriminación contra la fuerza policial trae consigo su propio agravante. Un Estado que discrimina a su propia policía, ¿qué puede esperar de ella? En cualquier país bien ordenado, la policía es una herramienta mayor del Estado en la lucha contra la delincuencia. ¿Tiene que asombrarnos entonces que, en lugar de una policía respetada por ese Estado al que ha de servir, que debe exigirle el cumplimiento estricto de la ley pero que también debe ofrecerle condiciones dignas para su labor, lo que vemos sea un cuerpo desmoralizado, peligrosamente tentado por la corrupción que también afecta al Gobierno, entre cuyos integrantes sobresalen, sin embargo, heroicos policías que la sociedad, más ecuánime que nuestros gobernantes, ha sabido honrar?

miércoles, 11 de marzo de 2009

Justicia a medida

Carta publicada en el diario La Nación el día 11/03/09

"El enfrentamiento entre los jueces de la Corte y el gobierno nacional, del que participan también constitucionalistas y especialistas del derecho de primer nivel, gira alrededor de la falta o no de recursos del Poder Judicial y se limita, exclusivamente, a las demoras en los juicios que se sustancian a aquellos que tuvieron la responsabilidad de liberar a la Argentina del flagelo del terrorismo.

"Ante este panorama, es necesario recordar que la Justicia también es remolona (cuando no inexistente) a la hora de instruir las causas en las que están involucrados funcionarios, legisladores o jueces, como, por ejemplo, la contumaz comisión del delito de prevaricato por parte de estos últimos que, por convicción, omisión o corrupción, en su afán de saciar el hambre de revancha de una minoría violenta y rencorosa, vulneran nada menos que 21 garantías del derecho, para privar de la libertad a miembros de las Fuerzas Armadas, de seguridad, policiales y penitenciarias y civiles que, en cumplimiento de leyes emanadas de autoridades legalmente constituidas y con una doctrina aprobada por ellas, combatieron el terrorismo subversivo.

"Entre ellas sólo citaremos las más groseras omisiones, como la violación del artículo 18 de la Constitución nacional, que establece que ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo, fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, ni sacado de los jueces que designaba la ley antes de los hechos de la causa; la condena por aplicación de prisiones preventivas permanentes y no ajustadas a sus fines cautelares; la violación de los principios de presunción de inocencia, irretroactividad de la ley penal, cosa juzgada y negación de los derechos adquiridos y aplicación de la ley más benigna y la inobservancia de la garantía constitucional del derecho de defensa.

"Sepa la sociedad que, si continúa tolerando silenciosamente la existencia de una justicia «hecha a medida» para algunos de sus integrantes, el día de mañana esta clase de jueces actuarán de la misma manera a la hora de impulsar juicios, a los efectos de satisfacer los deseos del poder de turno.

"Lo que hoy se consienta, se deberá padecer."

Emilio Guillermo Nani
Teniente Coronel (R)

jueves, 5 de marzo de 2009

30mo Aniversario a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo

De acuerdo a lo programado, el día martes 3 de marzo a las 18:30 horas, se llevó a cabo el 30mo Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo. A los que lo hicieron posible, muchas gracias. Los esperamos todos los primeros martes de cada mes... por una Plaza sin discriminaciones y una justicia sin impunidad para los terroristas de los 70.

Para ver un video del Acto Homenaje, no dejen de ingresar al siguiente link:

http://www.youtube.com/watch?v=21Vxbgg8i8E

Palabras Pronunciadas en el Acto


Y aquí estamos de nuevo. Para continuar nuestra lucha, porque no estamos dispuestos a que un grupo de nostálgicos del terrorismo, termine imponiendo su visión distorsionada de la historia.

Porque esta visión antojadiza del pasado constituye el origen de muchos males que padecemos los argentinos. Esta visión hemipléjica de los 70 conforma el fundamento cultural en el que se basan muchas decisiones políticas que aún hoy continúa sufriendo el pueblo argentino.

Si hoy están en el poder los Kirchner, los Bonasso, los Duhalde, los Mattarollo, los Taiana, los Kunkel, los Dante Gullo... Si hoy está en el poder esta camarilla de incompetentes que destruye todo lo que toca, es precisamente porque lograron tergiversar la verdadera historia pasando por jóvenes idealistas que soñaban con un mundo mejor.

De terroristas victimarios que atentaron contra la democracia pasaron a constituirse en paladines de los derechos humanos. La prueba más elocuente de lo que decimos radica en que Luis Duhalde se encuentre dirigiendo la Secretaría de Derechos Humanos. En los 70, apoyaba y elogiaba los actos terroristas, tanto nacionales como extranjeros, hasta el punto que se transformó en portavoz de organizaciones terroristas de origen islámico, que atentaban entonces, al igual que ahora, contra el pueblo judío. Ironías de esta historieta, El Ben Laden de los 70, hoy vela por nuestros derechos humanos.

Es esta visión distorsionada de la historia la que impulsa una terrible persecución contra todos los agentes del estado que tuvieron a su cargo la represión y el combate a las organizaciones armadas que agredieron al pueblo argentino. Sólo esto explica las presiones ejercidas a la justicia para que se constituya en herramienta de la venganza. Necesitan que se condene a los malos de la película, para poder resaltar que ellos eran los buenos... las víctimas inocentes... Mentira cochina, les dice el propio ex montonero Caparrós... asumiendo públicamente que ellos no luchaban por la democracia, y que ellos habían violado los derechos humanos... por otra parte, como se violan en toda guerra, en todo conflicto armado... porque esa es la esencia de la violencia.

Presiones a la justicia que se hacen cada día más groseras y evidentes... hasta el punto que el Conjuez Martín Gutiérrez, designado para integrar el Tribunal Oral Federal de Santa Fe en un Juicio por Derechos Humanos, presentó su excusación, al sentirse víctima de la violencia moral y síquica que le causan las manifestaciones de Cristina Fernández de Kirchner, Eduardo Luis Duhalde y la diputada Diana Conti. Por las amenazas de enjuiciamiento futuro efectuadas públicamente, que han atemorizado a su familia y a su persona (…) situación que lo colocó en la imposibilidad de mantenerse imparcial y equilibrado en el ejercicio de la función encomendada”. Lo llamativo es que frente a este grito silencioso, el poder judicial, por presiones del gobierno, no le aceptó la excusación.

Es esta visión distorsionada de la historia, que enseña que los delincuentes son los buenos y que todos los uniformados son los malos, la que también inspira al garantismo como filosofía del derecho penal. En el fondo de la liberación de muchos delincuentes subyace este pensamiento macabro. Se justifica al delincuente y se olvida o se desprecia a quienes arriesgan su vida por defender a la sociedad. Tres policías fueron asesinados en los últimos días. ¿Alguien escucho alguna palabra de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación? ¿Hicieron alguna manifestación las madres o las abuelas del odio?

Mientras la gente de San Isidro salía a pedir por el Teniente Garrido, sólo el silencio partía de las entidades que dicen defender los derechos humanos. Cada día queda más claro ante la sociedad que estos organismos solo se preocupan de los derechos de los terroristas del pasado y de los delincuentes del presente. La gente común está muy lejos de sus intereses. Esto no debiera sorprendernos, resulta natural que familiares de terroristas y de ex terroristas se sientan más cómodos con los delincuentes que con las fuerzas del orden.

Pero como la mentira tiene patas cortas, poco a poco se va derrumbando el velo del engaño. Días atrás fue la carismática Susana Giménez la que expresó públicamente lo que siente y piensa la gran mayoría del pueblo argentino. Indignada por el brutal asesinato de un amigo pidió que se terminara con la estupidez de los derechos humanos. Más allá de todas las críticas que recibiera de los medios, el pueblo sabe muy bien a lo que se refería Susana... Terminar con esta visión hemipléjica de los derechos humanos que sólo se preocupa por los derechos de los delincuentes... de los de hoy y de los del ayer. De los delincuentes comunes perdidos por el paco... y de los delincuentes de los 70, envenenados por la ideología del terror. Unos y otros tienen en común el desprecio por la vida y por la ley.

Por eso estaremos en esta plaza todos los primeros martes de cada mes... para poner nuestro granito de arena en el derrumbe de esta nueva mentira oficial. Y para ello rescataremos del olvido, cada mes, las miles de víctimas que dejó en nuestra patria el mesianismo de los montoneros y erpianos. Porque como decimos siempre, la existencia de estas víctimas pone de manifiesto la existencia de victimarios... y a todos ellos les tiene que llegar la condena, penal, si correspondiera, pero sobre todo la condena social, para que Nunca Más tengamos en el poder a políticos vinculados al terror.

Muchas gracias.

domingo, 1 de marzo de 2009

Setentismo y Terrorismo Islámico

SeptiembreNegro

Los feroces atentados que sufrimos en la Argentina contra la Embajada de Israel y contra la AMIA son imágenes tan fuertes que aparecen, frente al público, como la primera vinculación –incluso extraña– entre nuestro país y el terrorismo islámico.

Por Carlos A. Manfroni - Publicado en Diario Perfil del 28/02/09.

Los feroces atentados que sufrimos en la Argentina contra la Embajada de Israel y contra la AMIA son imágenes tan fuertes que aparecen, frente al público, como la primera vinculación –incluso extraña– entre nuestro país y el terrorismo islámico.

Sin embargo, no son muchos los que conocen –y menos los que recuerdan– que al menos una parte de los cuadros de la izquierda combatiente de los 70, en la Argentina, mantenía estrechos vínculos con las organizaciones más sanguinarias de lo que llegó a denominarse el movimiento antisionista, en el mundo árabe y en sus proyecciones hacia Occidente.

En diciembre de 1973, la revista Militancia, codirigida por el actual secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, en una nota publicada bajo el inverosímil pseudónimo de “Manolo Revuelta”, tras hablar de la “política terrorista” del “ejército y el gobierno sionista”, ya elogiaba a una de las más crueles organizaciones del extremismo islámico, como era Septiembre Negro.

“Comandos palestinos, especialmente la organización Septiembre Negro, tras la que muchos han querido ver grupos de choque de Al Fatah, utilizan la acción directa en cualquier lugar del mundo con una contundente eficacia política”, dice Militancia en su número 29; e inmediatamente agrega que “algunas de esas acciones se destacaron por su ejemplaridad e impacto entre los pueblos árabes”.


El listado que la propia publicación ofrece de esas “acciones ejemplares” está íntegramente compuesto por cruentos atentados contra víctimas e instalaciones civiles. Al final de la “honrosa” lista, Militancia expresa que “estas acciones, junto a muchas otras logradas o fallidas, que serán invariablemente deformadas por la prensa internacional, contarán siempre con la adhesión árabe, servirán para mantener vigilante la conciencia de las masas, afirmarán la independencia de la Resistencia frente a la contradictoria política de los gobiernos árabes y a los planes del imperialismo y el sionismo…”.

No llegó a citar, entre las “hazañas” de Septiembre Negro, porque todavía no se había producido, el secuestro del crucero italiano Achille Lauro, durante el cual la organización asesinó a un anciano inválido, llamado Leon Klinghoffer, y lo arrojó al mar con su silla de ruedas, sólo por su condición de estadounidense y judío.

Sin embargo, los conceptos de la publicación no son muy diferentes a los que otros emplean para justificar desde el asesinato de Klinghoffer hasta el atentado contra las Torres Gemelas, como se ve en tantos de sus párrafos: “Gracias al sionismo y a su influencia decisiva en los centros de poder económico e informativo –dice Militancia–, el gobierno norteamericano puede amenazar con una intervención militar directa sin la oposición del pueblo americano…”

Militancia era un espacio de expresión de Montoneros y de otras organizaciones guerrilleras. La acción de Montoneros en el Líbano, entre 1977 y 1979, fue relatada por el periodista Marcelo Larraquy, la escritora Cristina Zuker –hermana de un joven desaparecido– y el ex montonero Juan Gasparini, entre otros.


Los Montoneros habían formado una joint venture con la Organización para la Liberación Palestina y su rama militar Al Fatah. La OLP aportaba los campos de entrenamiento, instructores militares y misiles. En contraprestación, Montoneros instaló una fábrica de explosivos plásticos en el sur del Líbano. Larraquy agrega que la fábrica funcionaba bajo la dirección de un ingeniero químico argentino, con un doctorado en explosivos en el exterior.

Es obvio que si el pago de Montoneros eran los explosivos plásticos, estos productos iban destinados al terrorismo islámico. ¿No sabía Montoneros cuál sería el destino de los explosivos plásticos, que no son para la guerra sino para la comisión de atentados terroristas contra víctimas civiles?

Los atentados contra víctimas civiles están incluidos –según las circunstancias– entre los crímenes de guerra y los delitos de lesa humanidad. Su logística no escapa a esa calificación.