domingo, 7 de septiembre de 2008

Habla la esposa del Capitan Viola, asesinado por el ERP (Nota de Perfil del 07/09/08)

“El Gobierno alienta el enfrentamiento de hermanos porque mira con un ojo chueco”

María Cristina Picón, esposa del militar asesinado junto a su hija el 1º de diciembre de 1974 en la puerta de su casa en Tucumán, estuvo presente el día que se leyó la condena a Antonio Bussi y Luciano Benjamín Menéndez. Dice que fue para que se recordara su caso. Basándose en un fallo de un tribunal de Rosario, exige que el crimen contra su familia sea declarado de lesa humanidad. Aunque “no comparto las desapariciones”, acusa al Gobierno de parcial.
Por Edgardo Guantay
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El 28 de agosto, cuando el Tribunal Oral Federal de Tucumán condenó a Antonio Bussi y Luciano Benjamín Menéndez a prisión perpetua, María Cristina Picón (60), viuda del capitán Humberto Viola, estalló en llanto y retrocedió 34 años atrás. Hasta el 1º de diciembre de 1974, cuando un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) ametralló el auto de su marido: murieron su esposo, de 31 años, y su hija María Cristina, de 3.

Ella sobrevivió con un embarazo de cinco meses junto a su hija María Fernanda, de 5 años, y que después de ocho operaciones pudo sobreponerse a las secuelas y heridas que la balacera le produjo en su cabeza. Tras 20 años de no conceder entrevistas, aceptó romper el silencio que se había impuesto y recibió a Perfil en su casa. “¿Por qué mis muertos no van a ser considerados de lesa humanidad? Cuando ametrallaron el auto no tuvieron piedad por mis hijas... Yo les rogaba que no disparen porque estaban mis nenas. Yo estaba embarazada de mi hija Luciana, de cinco meses. Y ellos más disparaban. Esos asesinos merecen estar presos también, sin embargo hoy están en libertad. El indulto de Menem los dejó afuera.”

—Para que los crímenes de su esposo e hija sean declarados de lesa humanidad, ¿cuándo hizo la presentación y cómo avanzó?
—El pedido lo hice el 13 de noviembre de 2007 ante el Juzgado Federal Nº 1 de Tucumán, a cargo del doctor Bejas. Hasta junio de este año no habían sacado el expediente y mi abogado se vio en la obligación de solicitar pronto despacho, porque estaba cajoneado.

—¿Siente que ha sido discriminada en su carácter de familiar de muertos por la subversión?
—Sí. Yo vivo con respeto el feriado del 24 de marzo, instituido por el Gobierno nacional, como el día de la verdad y la justicia, pero no es mi verdad, ni mi memoria, ni mi justicia. Para mí hace tiempo no hay verdad ni justicia.

—¿A qué se refiere?
—A los 13 años del atentado, el por entonces juez federal Jorge Parche le da la libertad a uno de los asesinos de mi hija, Fermín Núñez. Yo estaba muy asustada porque el miedo persistía. Lo fui a ver al juez y le dije que lo hacía responsable si a mis hijas les pasaba algo. Su contestación fue que después de mucho meditar en la soledad de su despacho, había decidido darle la libertad porque tenía buena conducta, limpiaba la celda y leía diariamente la Biblia. Y porque también tenía presiones de los derechos humanos. Esos no son mis derechos humanos.

El ángel de María Cristina y Bendini
Pasaron 34 años desde el atentado y Maby no deja de pensar un solo en día María Cristina, la hija que no pudo ver crecer; por eso siempre se interroga cómo sería hoy: “Muchas veces cuando salgo y veo a mucha gente trato de encontrarla en esa multitud”, confiesa emocionada. “A ella la asesinaron en verano y se fue de este mundo desabrigada, y siempre para el invierno me atormentaba la posibilidad de que estuviera con frío y como consecuencia sobreabrigaba a Fernanda y Luciana, que habían quedado acá. Por suerte una amiga me escribió unas líneas que se titulan ‘Yo sé que no tiene frío porque está en el cielo’, y desde ese día pude comprender que María Cristina se había convertido en un ángel. Por eso llené la casa de ángeles. Hay de todos los tamaños, colores y materiales. Y para verla siempre hice una pendejada: me tatué la mano derecha con unas alas.”

Desde noviembre del 2006, María Cristina Picón le solicitó al jefe del Ejército, teniente general Roberto Bendini (“con V corta”, se encarga de subrayar) que se abstuviera de hacerle homenajes vergonzantes a su esposo, en donde a los camaradas que concurrían se les prohibía, “so pena de ser sancionados”, que vistieran de uniforme. “Bendini jamás nos acompañó en ningún acto. Pero algún día, cuando pase a retiro, tendrá que explicarles a sus hijos y al resto de sus camaradas sus actitudes vergonzantes.”

Cuando se la consulta acerca de Cecilia Pando, otra esposa de militar que supo tener un papel relevante en los últimos juicios por violaciones a los derechos humanos, sostiene: “A la señora Pando no la conozco, Ella tiene una forma diferente a la mía de expresarse. A veces lo hace brotada y, la verdad, que la comprendo”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Señora su caso es emblemático de "lesa Humanidad", pero no habrá juez que dictamine nada a su favor, estamos entre los mismos que a su esposo lo ejecutaron y nos gobiernan, muchos "de la juventud maravillosa" de esa época, y como ingrediente edulcorante del todo, nos conducen un montón de corruptos, varios descendientes de los primeros y otros soberbios de poder.