“Es admirable lo mucho que trabajan…” Esta semana, esta pequeña frase me la dijo alguien que yo quiero mucho. Y aunque yo no era el destinatario de la frase, de todos modos sentí una profunda satisfacción, pues era un agradecimiento y un reconocimiento al trabajo de personas a las que admiro y quiero.
Cuando hace mucho pero mucho tiempo yo entreví la caza de brujas que se venía en Argentina, y comencé mi grito desesperado de alerta, confieso que me moría de rabia al ver la actitud desdeñosa de algunas personas que ninguneaban esa lucha, y a las que yo intentaba abrirles los ojos. Claro, todavía “no iban por ellos”.
De lejos, todos los campos parecen verdes, dice un proverbio muy sabio. Pasó el tiempo, pasaron los años…y ahora vinieron por todos. Hasta por los que ayer estaban mudos y ausentes y tranquilos, pensando que a ellos no les tocaría. Por suerte para los que hasta hoy descreían de su destino y creían en el “a mí no me va a tocar”, un grupo de personas sí se organizó en el trabajo para lo que vendría. Y es curioso, porque a esta gente que sí se organizó, el común de las personas los conoce más por la cobertura mediática, que se empeña en mostrar sólo una mínima parte del inmenso trabajo que hacen. Por eso, muchos creen que Cecilia es sólo esa imagen de mujer “sacada” que repite mil veces una prensa que se incomoda ante su lucha. O que la gente de Afyappa es solo un grupo de “mujeres” que se movilizan los martes en Plaza de Mayo para buscar “roña”. O que la Unión de Promociones es un grupo de nostálgicos “dinosaurios” con sueños “golpistas”.
Pocos saben del trabajo silencioso y constante de la Asociación de familiares y amigos de los presos políticos de Argentina (Afyappa), y de la Unión de Promociones… en las cárceles, de su presencia inclaudicable en cada acto, en cada evento, en cada homenaje, en los juicios armados…en la contención a las familias de los presos políticos que buscan ayuda. Eso no se ve, hasta que a uno le toca. Por eso, cuando alguien esta semana me llamó y me dijo “Horacio, hablé con Cecilia y Lucrecia, la verdad que es increíble lo mucho que trabajan esas chicas, y la camaradería que hay entra las familias de los detenidos, y me llamó Guillermo para ofrecerme su ayuda…”, yo sentí una pequeña gran satisfacción.
Unos días antes, a esta señora le habían detenido a su marido. Una noche y sin aviso les tocaron el timbre de su casa, y le dieron a Julio media hora para que preparara sus cosas. Una hora después, con sus 78 años y sus problemas coronarios a cuestas, Julio estaba detenido en Marcos Paz… ellos nunca se lo esperaron. Por suerte, mucho antes, la gente que sí se lo esperaba se había puesto a trabajar. Y esta caza de brujas los encontró organizados…P or eso, en este caso puntual que me toca de cerca, vayan estas palabras como un agradecimiento especial para Cecilia y Lucrecia de Afyappa, y para Guillermo de la UP…y que este agradecimiento especial, sea extensivo a todos los que trabajan codo a codo con ellos en ese trabajo difícil y silencioso de todos los días. Ese trabajo difícil y silencioso que no se publica.A todos ellos, gracias, gracias…y mil veces gracias.
Horacio R. Palma
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