Todo parece perdido. Daría la impresión que las tinieblas de la noche hubiesen llegado para teñir de luto nuestra vidas. Nuestros corazones son invadidos por el desaliento y hasta parece que el cielo se ha olvidado de la justicia de nuestra causa. Se acerca fin de año, y el torrente de odio se ha centrado sobre nuestros familiares y amigos. A veces olvidamos esas incomprensibles palabras de Jesús colgado de la cruz: "Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado".
No somos ingenuos, esperábamos golpes, pero a decir verdad, nunca pensamos que lo harían con tanta alevosía... con tanta impunidad... con tanto ensañamiento. Suponíamos que se atarían un poco a las formas. Pero los últimos hechos desnudan acabadamente el grado de maldad y persecución de nuestros enemigos. Vienen por todo... no les interesa negociar... esperaron treinta años y no quieren perder su oportunidad.
Si alguien tenía alguna duda, ya no puede tenerlas. La justicia ha pasado a ser un instrumento al servicio de los terroristas del pasado. Sólo esto permite explicar las medidas tomadas como consecuencia de la muerte del Prefecto Héctor Antonio Febrés. Sólo esto puede explicar que la Cámara Federal ratificara el fallo de Servini de Cubría, legitimando la impunidad para los terroristas de los 70.
Las circunstancias de la muerte de Febrés no han sido, y seguramente nunca serán aclaradas. Las autoridades de la Prefectura Naval Argentina y los familiares del muerto han sido los únicos investigados por la justicia. El suicidio favorecido por aquellos o el asesinato de los "represores" para que no hable, son las dos únicas lecturas obligadas del hecho. El gobierno y los medios insisten permanentemente en esto.
Pero, ¿No existen otras alternativas? ¿Quién ha salido ganando en toda esta historia concebida hasta en sus más mínimos detalles? ¿No es acaso llamativa la prontitud conque las supuestas asociaciones de derechos humanos salieron a exigir el traslado de los militares acusados de violaciones a los derechos humanos a cárceles comunes? Habiendo tantas formas de muerte posibles ¿No resulta sorprendente que la muerte haya sido causada con cianuro, cuando fueron precisamente los montoneros, quienes inmortalizaron este procedimiento asesino a través de la pastilla que tomaban antes de ser capturados por las fuerzas del orden?.
No se trata de cerrar la cuestión, pero todo crimen necesita un motivo. Y el motivo debería ser indagado entre quienes han salido ganando con esta muerte. ¿Obtuvieron algún beneficio los familiares de Febrés, hoy encerrados como perros, sin siquiera haber tenido la oportunidad de llorar a su ser querido? ¿Obtuvo alguna ganancia la Prefectura, cuya principal autoridad fuera separada del cargo mientras dos de sus hombres permanecen en similares condiciones que los familiares?.
Las únicas que han sacado dividendos de esta situación, y en consecuencia las principales sospechosas del crimen, son las organizaciones supuestamente defensoras de derechos humanos, que encontraron el motivo perfecto para exigir a la justicia el traslado de los detenidos a cárceles comunes. Hipocresías del destino... Estela de Carlotto fundamenta la medida en la seguridad y protección de los presos.
Pero las actitudes de estos organismos no nos llaman la atención. Sabemos de su odio, de su revanchismo y de sus deseos de venganza. Casi diría que es natural que obren de esta manera. Lo que es imperdonable es que los jueces se constituyan en marionetas de estas organizaciones. Lo que es incomprensible es la prostitución de la justicia al entregarse servilmente a los inconfesables intereses de estos grupos políticos alineados con el extremismo terrorista.
Abuelas de Plaza de Mayo exige y el juez Torres, casi de inmediato, cumple con la solicitud. No importa si se ajusta a derecho. Tampoco si resulta conveniente. Las Organización Gubernamental Abuelas forma parte del esquema de poder... no tiene sentido resistirse a sus designios. Y 15 oficiales de la marina, que en la década del 70 arriesgaron su vida para defender a la patria de la agresión terrorista, hoy están detenidos como presos comunes en la cárcel de Marcos Paz. Supervisados por una oficina del CELS, del confeso delincuente Horacio Verbitsky, que controla que los detenidos por derechos humanos y sus familiares reciban toda la humillación que fuera posible.
Mientras tanto, las instituciones a las cuales pertenecieron los combatientes, en la persona de sus jefes, miran para otro lado. Ninguno de los detenidos por presuntas violaciones a los derechos humanos, actuaron por cuenta propia. No fueron vengadores anónimos de la sociedad. No pertenecían a una asociación ilícita preparada para delinquir. Eran soldados, marinos, prefectos, gendarmes, policías, que cumplían órdenes de las autoridades a las cuales tenían la obligación de obedecer. Godoy, Bendini y muchos otros, no pueden hoy hacerse los distraídos. El primero de aquellos se comprometió oportunamente a que sus hombres no serían trasladados a una cárcel común, rubricando su compromiso con la solemne promesa de pedir el retiro si ello llegara a ocurrir. Ya pasó... ¿o todavía no se enteró? ¿Tanto cuesta obrar con dignidad?.
En otras fuerzas la situación no es mejor. Autoridades del Ejército Argentino han prohibido taxativamente que los soldados cumplan con los consejos evangélicos. El visitar a los presos ha sido siempre una muestra de la caridad cristiana. Hoy los militares en actividad no pueden visitar a sus camaradas detenidos. !Hasta donde ha llegado el miedo en aquellos que se supone están llamados a entregar la vida en defensa de la patria! Uno de los lemas más caros del soldado es que nunca se debe abandonar al compañero en el campo de batalla... en la guerra jurídica que perpetúa el conflicto de los 70, cada día son más los camaradas abandonados a su suerte en manos del enemigo. Y muchos han perdido la vida en cárceles del régimen, ante la mirada distraída o indiferente de quienes debían defenderlos.
Es cierto, el horizonte se presenta negro y la oscuridad parece implacable. La esperanza se desvanece y parece que nuestra lucha no tiene sentido. Frente a los poderosos del presente, nos sentimos insignificantes. La derrota tiñe de drama todos los actos de nuestra vida.
Sin embargo, los que tenemos Fe, sabemos del valor del sufrimiento. Sabemos también, que de un niño indefenso y vulnerable, surgió la Salvación de todo el género humano. Que de la muerte y de la cruz surgió el cristianismo en el mundo. Que de la traición de Pedro, surgió también la institución del Papado... No... queridos amigos... no todo está perdido. Dios prueba con más sufrimiento a los seres que más ama... porque los necesita para completar en su cuerpo la salvación de todos los hombres.
Que esta Navidad los encuentre unidos, fuertes, con ánimo... dando gracias al cielo por los dolores recibidos. Como los primeros cristianos, cuando iban cantando a enfrentar la muerte. Todo esto pasará... más tarde o más temprano, los personeros del odio encontrarán lo que merecen... no les demos el gusto de las divisiones y de la tristeza. Ellos disfrutan y se regodean en nuestro dolor. Seamos fuertes y demostremos con nuestra actitud que nunca podrán quebrarnos. Que nuestra humana y sobrenatural alegría sea la principal arma para menospreciar la soberbia montonera.
María Cecilia Pando
No hay comentarios.:
Publicar un comentario