sábado, 30 de agosto de 2008

Rucci: sindicalistas debaten si debe ser de lesa humanidad (Diario Perfil - 30/08/08)

A un mes del aniversario del asesinato del líder de la CGT, el sindicalismo todavía debate si el crimen debe considerarse de "lesa humanidad". Para la Corte Suprema, los crímenes de la guerrilla prescribieron. Para algunos gremialistas, es una herida abierta que debe investigarse. El lunes, un trabajo periodístico revelará el operativo detrás de esa muerte. Por Emilia Delfino

Atentado. El 25 de septiembre de 1973, el jefe de la CGT fue asesinado por un grupo armado."¡Rucci, traidor! ¡A vos te va a pasar lo que le pasó a Vandor!". A José Ignacio Rucci le retumbaron los oídos. Fue hace exactamente 35 años, en la puerta de la Confederación General del Trabajo (CGT), mientras Juan Domingo Perón realizaba su último acto de campaña electoral, antes de ser elegido presidente por tercera vez. Casi un mes después, el 23 de septiembre de 1973, Perón ganó las elecciones. Dos días después Rucci fue asesinado. De acuerdo con la última investigación relatada en Operación Traviata, ¿quién mató a Rucci?, del periodista Ceferino Reato, el ataque fue realizado por un pelotón de Montoneros encabezado por Julio Iván Roqué, un pedagogo cordobés conocido como "Lino".

Para el sindicalismo peronista, la muerte de Rucci es una herida abierta. Algunos jefes sindicales incluso se animan a reclamar que se lo considere "delito de lesa humanidad", con el fin de que no prescriba. "El ámbito adecuado para hacer ese planteo es en el Partido Justicialista" , admitió a PERFIL el dirigente Omar Viviani (taxistas), quien integra el reestructurado pejota, presidido por Néstor Kirchner. Algunos ex líderes de la agrupación Montoneros admiten que desde la reapertura de las causas contra la Triple A, "temen" que casos como el de la muerte del militar Argentino del Valle Larrabure en manos del ERP –catalogado la semana pasada como de "lesa humanidad" por la Justicia de Rosario– comiencen a circular por Tribunales. Otros ex montoneros saben que la Corte Suprema de la Nación se expedirá a favor del criterio internacional, como en el caso del etarra Lariz Iriondo. Es que el Estatuto de Roma, aprobado en 1998 en las Naciones Unidas, establece que sólo los crímenes cometidos por o desde una estructura estatal deben encuadrarse como "delitos de lesa humanidad" –y ese es el criterio adoptado por la Corte–. Sin embargo, el asesinato de Rucci dispara el debate dentro del movimiento obrero. Viviani, aliado de Hugo Moyano, cree que "la foto histórica de Rucci con el paraguas negro cubriendo al General, tiene una lectura más profunda: Perón estaba resguardado por el movimiento obrero", dijo a PERFIL. "Así como se investigan otros tipos de crímenes de lesa humanidad, el asesinato de Rucci fue de lesa humanidad, y siempre reclamamos que se investigue. Pero lamentablemente, hay muchos que no se quieren hacer cargo", agrega el secretario gremial de la CGT, quien afirma que en la Central la postura sobre el asesinato del líder "es totalmente homogénea". "Cuando mataron a José no sólo quisieron hacerle un gran daño a Perón, también quisieron borrar la estructura sindical peronista y vertical. Es más profundo que una venganza", asegura Viviani. En la CGT paralela, el gastronómico Luis Barrionuevo, dispara: "Los montoneros, a quienes repudiamos toda la vida, lo hicieron en contra de Perón. Fue una venganza, por la Masacre de Ezeiza. No tenga duda de que encuadra en el delito de lesa humanidad. Si hay Justicia, que haya para todos. Las muertes son muertes, hablamos de abuso o mayor grado de responsabilidad para aquellos que ostentan uniforme, pero no se puede asesinar por asesinar. No hay voluntad de investigarlo.

El Gobierno debería incentivar a que se investigue a todos por igual". Juan Belén, secretario adjunto de la CGT, y líder de la Unión Obrera Metalúrgica de Avellaneda, tomó distancia del pronunciamiento de sus colegas y puso paños fríos al debate. "Cuando Perón lo vio muerto, dijo: 'Me cortaron las patas'. A nosotros también nos cortaron las patas. Fue un golpe a todo el pueblo y en particular a la clase trabajadora. Fue un asesinato a mansalva. Ya está, no nos olvidamos pero no revolvemos tierra. La Justicia no tuvo o no quiso tener la capacidad de resolverlo, y se cerró el expediente", aseguró a PERFIL. Roberto Digón, entonces dirigente de los trabajadores del tabaco, condena el hecho pero estima: "No soy quien para determinar si es o no de lesa humanidad. Todo lo que se aclare por intermedio de la Justicia sería justo. Yo no tengo dudas del objetivo de ese crimen. Yo integro la izquierda peronista y estoy convencido de que los descerebrados de ( líder montonero Mario) Firmenich y compañía mataron a Rucci con el fin de deteriorar la salud del General".

La pieza clave de Perón: Según el libro de Ceferino Reato, Operación Traviata, ¿quién mató a Rucci?, que saldrá el lunes a la calle, el motivo del ataque al líder metalúrgico habría sido "apretar" a Perón. El General había decidido desalojar a su ex "juventud maravillosa" de los resortes de poder conseguidos tanto en el movimiento como en el gobierno, y Montoneros habría decido "tirarle un cadáver, el de Rucci, a la mesa de negociaciones" . "¿Por qué, General?", le preguntó Coca, la esposa del sindicalista, desconsolada. "Por leal", contestó Isabel, esposa de Perón y vicepresidenta electa. El asesinato coincidió con un voluminoso documento titulado "La Biblia" por la cúpula encabezada por Mario Firmenich, en el que ese grupo guerrillero explicaba su salto al marxismo leninismo. Rucci era el hombre de Perón en la CGT y en el sindicalismo, que tenía mucho más poder que ahora. Por ejemplo, había firmado el Pacto Social con los empresarios, que era la piedra angular del proyecto de gobierno de Perón, y todos los nombramientos en el extendido aparato estatal debían pasar por él y por el poderoso ministro de Economía, José Ber Gelbard, el representante de la "burguesía nacional". Rucci se había convertido en una pieza muy importante del diseño político de Perón, al punto que había sido uno de los arietes de la caída de Héctor Cámpora, consumada el 13 de julio de 1973.

jueves, 28 de agosto de 2008

De Lesa Humanidad - Editorial del Diario La Voz del Interior

Todos los delitos de secuestros, asesinatos, torturas y genocidios, hayan sido cometidos por el Estado u organizaciones no estatales, merecen el repudio de la sociedad, como lo establece la Corte Penal Internacional.

Se sabía que en cualquier momento un juez o un fiscal de la República podía declarar imprescriptibles los delitos de lesa humanidad cometidos por la guerrilla, equiparándolos de ese modo con los ejecutados por el Estado o personas o instituciones con responsabilidad estatal. Así lo hizo el juez federal rosarino Marcelo Bailaque, al admitir el pedido del fiscal general de la provincia de Santa Fe, Claudio Palacín, en la causa por el secuestro, encarcelamiento indebido, torturas y asesinato del coronel Argentino del Valle Larrabure a manos del grupo terrorista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Larrabure fue secuestrado el 10 de agosto de 1974 durante el asalto a la Fábrica Militar de Villa María, provincia de Córdoba. Estuvo cautivo durante 372 días en una “cárcel del pueblo” clandestina en Rosario y su cadáver apareció el 23 de agosto de 1975 con evidentes signos de tortura y una pérdida de unos 20 kilogramos de peso.

Al admitir el pedido del fiscal Palacín, Bailaque no se expidió sobre el problema de fondo, pero su resolución deja abierta la causa, rechazando de ese modo el pedido de nulidad de lo actuado por el fiscal, que había realizado el procurador general de la Nación, Esteban Righi.

Sucede que la imprescriptibilidad de los delitos cometidos por la guerrilla es un tema que estaba y está en discusión, ya que, según una opinión, sólo los delitos cometidos por el Estado no prescriben, es decir que sus autores no pueden ser beneficiados por la extinción del plazo establecido por la ley para su juzgamiento.

Así lo entendió la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso de un pedido de extradición formulado por el gobierno de España de un terrorista de la organización separatista vasca ETA acusado de graves atentados cometidos en aquel país. El argumento que dio la Corte para negar el pedido es que dicho delito ya había prescripto en España, pese a que la Justicia española entendía exactamente lo contrario.

Pero después de la sanción del estatuto de la Convención de Roma, por la cual se crea la Corte Penal Internacional, surge la doctrina que considera que los delitos de lesa humanidad cometidos por organizaciones terroristas no estatales –en el marco de un ataque sistemático a la población civil– no prescriben y que, por lo tanto, pueden ser motivo de juzgamiento. Con este viraje en la doctrina jurídica, comenzó también a modificarse el criterio de los jueces, como acaba de ocurrir en el caso comentado.

A nadie escapa que en estos cambios de interpretación jurídica han influido de manera poderosa los atentados terroristas del 11 de setiembre de 2001 en Estados Unidos, que tuvieron su réplica en la estación madrileña de Atocha o en los subterráneos de Londres y muchos otros lugares del mundo. Si bien existe la categoría de “estados terroristas”, o sea aquellos que organizan o toleran actos terroristas, hay organizaciones como Al Qaeda o la Jihad Islámica que no responden a una estructura estatal y que actúan a través de redes celulares, muchas veces interconectadas entre sí pero otras no.

Si bien la controversia jurídica continúa, la cuestión de la imprescriptibilidad o no de los delitos de lesa humanidad no puede ser reducida a una mera cuestión jurídica, y menos a una discusión leguleya. El terrorismo es un problema global y todos los terroristas son culpables: los secuestradores, los asesinos, los atacantes suicidas, los pone bombas, los que hacen estrellar aviones con 200 pasajeros a bordo, los asaltantes de regimientos o instituciones, los que mataron a mansalva o por la espalda a dirigentes gremiales, a policías, militares o militantes de izquierda. Todos los asesinos son culpables.

Sin embargo, esta verdad no invalida otra verdad: que un país no puede debatir y ventilar en la Justicia la violencia del pasado sentando en el banquillo de los acusados a un solo bando, mientras los otros caminan tranquilamente por la calle. La Justicia debe ser ecuánime, silenciosa, prudente, verosímil y sobre todo justa. Y la sociedad debe asumir los debates del pasado con responsabilidad histórica, intelectual y moral.

martes, 26 de agosto de 2008

Crímenes impunes de los años 70 - Editorial de La Nación del 26/08/08

La Argentina ha progresado en hacer justicia respecto de algunos "delitos de lesa humanidad" cometidos durante los años 70: aquellos que tienen que ver con la responsabilidad directa del Estado. Ha mantenido, en cambio, absolutamente impunes a quienes desde las organizaciones guerrilleras participaron en el violento conflicto armado interno que por entonces asoló al país y cometieron sistemáticamente centenares de crímenes aberrantes contra civiles inocentes o contra militares secuestrados, que conforme a las Convenciones de Ginebra de 1949, que son derecho interno argentino desde marzo de 1957, gozan de la misma protección.

Asesinar, secuestrar o dañar a civiles inocentes en un conflicto interno es un imprescriptible crimen de guerra y un abominable delito de lesa humanidad. Esto es siempre así, cualquiera que fuere el autor del crimen, tenga o no vinculación con el Estado. Así lo determinó la jurisprudencia penal internacional, de la que es buen ejemplo la sentencia del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia en el caso Martic, decidido el 12 de junio de 2007.

El rincón de impunidad aún existente en la Argentina ha sido posibilitado por un conjunto de instrumentos y decisiones que han generado y protegido, hasta ahora, esa impunidad; entre ellos, una mañosa interpretación jurisprudencial que -de espaldas al mundo y al derecho- ha pretendido limitar la responsabilidad por esos crímenes sólo a los casos en que existe responsabilidad directa del Estado o de sus agentes.

Con este particular criterio, sumado a una intensa campaña de desfiguración de la historia y a la existencia del dictamen 158/07 de la Procuración General de la Nación, que desde una cuestionable legalidad intenta cerrar herméticamente las investigaciones que tienen que ver con los crímenes de guerra de los 70, si ellos no fueron cometidos desde el Estado, los ex subversivos han gozado, hasta ahora, de absoluta impunidad.

El Estado, así, ha eludido su deber de asegurar el derecho a la verdad, así como a la reparación a toda víctima, sin distinciones. La impunidad mantenida ha permitido, además, que se continuara exaltando la cultura de la muerte, sin el menor gesto de arrepentimiento.

Pero la estrategia defensiva de los ex guerrilleros y sus apañadores, centrada en considerar prescriptos sus delitos al calificarlos de comunes por no tener participación estatal, ha comenzado a resquebrajarse rápidamente al incorporar el caso Larrabure la responsabilidad que ciertamente les cabe a los Estados argentino y cubano.

A los poderes Ejecutivo y Legislativo se les imputa haber facilitado e incentivado la acción terrorista mediante los indultos y amnistías concedidas en mayo de 1973 y la derogación de la legislación antiterrorista que al poco tiempo debieron reimplantar, al comprobar que aquellos a los que livianamente habían calificado de "héroes" retomaban inmediatamente su acción criminal.

La responsabilidad de Cuba está reconocida públicamente. Ese país promovió la acción de los guerrilleros en nuestro medio y los entrenó y financió. Esa responsabilidad del Estado puede haberse ampliado porque el propio procurador general de la Nación, Esteban Righi, luego de conocer el dictamen del fiscal Claudio Palacín, suscribió la resolución 158 que aprueba el dictamen aludido, cuando debió haberse excusado, por haber sido nada menos que el ministro del Interior del presidente Héctor Cámpora, con activa participación en las amnistías por entonces conferidas.

Paradójicamente, si personajes extranjeros que se muestran detestables, como Charles Taylor, Joseph Kony, Ahmed Harun, Ali Kushayb o Thomas Lubanga, hubieran actuado en nuestro país, todos ellos gozarían hoy de impunidad, al igual que quienes secuestraron al general Pedro Eugenio Aramburu o al coronel Argentino del Valle Larrabure para asesinarlos luego con ensañamiento y alevosamente, o que quienes asesinaron a civiles inocentes, como Ignacio Rucci, María Cristina Viola o Arturo Mor Roig, entre otros. Acusados de haber cometido crímenes de guerra actuando en milicias u organizaciones que no pertenecían al Estado, sino que luchaban contra él, los cinco extranjeros antes nombrados enfrentan las responsabilidades que les corresponden ante los tribunales penales internacionales.

Hace algunos días, el juez Marcelo Martín Bailaque decidió rechazar un pedido de nulidad de los fiscales Ricardo Moisés Vázquez, cuyo pliego de ascenso acaba de elevarse, y Adriana Saccone, lo que permite que el caso Larrabure sea finalmente investigado plenamente, según lo solicitado por el fiscal general Claudio Palacín, que entendió que el episodio forma parte de un conflicto armado interno, según la definición internacional vigente, o sea, la que surge del caso Milosevic. Lo hizo con coraje cívico e independencia de criterio.

Queda visto que hay todavía magistrados y fiscales argentinos independientes, que no se dejan amedrentar y que deciden de acuerdo al derecho y a los dictados de sus conciencias en busca de hacer justicia y no de esconderla para beneficio de algunos.

La estrategia defensiva del procurador de la Nación parece haber sufrido un duro revés. La verdad podrá ser investigada plenamente y asegurada para todos, en lo que puede ser un primer paso para cerrar el rincón de impunidad que existe y debería avergonzarnos.

Es de esperar que la paradigmática causa sobre la muerte del coronel Larrabure, quien fue secuestrado, torturado y cobardemente asesinado por quienes están aún impunes y hasta se les rinde homenaje, pueda ver pronto la justicia.

En Homenaje a Horacio Zaratiegui - de un Amigo

Estimados: hace un rato me enteré de la muerte de mi entrañable amigo HORACIO ZARATIEGUI, un amigo, y no porque esté muerto, sino porque a lo largo de nuestra corta pero no tanto, relación de, al principio libre y luego, “sopre”, como él solía referirse a quien escribe, supimos cultivar una amistad basada en la comunidad de ideas, del respeto mutuo y, por sobre todo esto, su paciencia para escuchar mis puntos de vista, mis quejas y mis lamentos.

Nunca pensé en escribir un obituario, porque siempre esperé morirme antes que mis amigos, así me lloraban y no tenía yo que llorarlos, como ahora.

Fue defensor a ultranza de sus amigos y sus ideales. Un demócrata, un republicano y un ciudadano en serio, no de pacotilla, un digno hijo de su digno padre a quien no conocí directamente pero respeté como superior, como hombre y como ciudadano comprometido con el país, la justicia y la verdad, que es una sola.

Lamento en el alma no haberte abrazado más fuerte, como para contenerte, como para hacerte sentir que eras necesario, útil, casi imprescindible, cuando nos despedimos la última vez que viniste a contenerme a mí. Y encima te amenacé. Si no venís no te anoto más, te dije en mi soberbia … Cuánto lamento pero, hoy ya es tarde. Como siempre los arrepentimientos llegan tarde y uno valora lo perdido cuando ya no lo tiene.

Dicen que Dios es justo … quisiera saber cuál es su sentido de justicia, evidentemente no el mío y a lo mejor no el de algún otro … Te juzgará como mereces? Realmente sabe quién sos, quién fuiste, qué hiciste o dejaste de hacer? Es necesario que te juzgue? Te llevó para que descansaras de las pesadas cargas que tenías? Para que pudieras estar con tu viejo, como vos le decías y a pesar del tiempo se notaba la nostalgia en tu voz?

Querido amigo, nuestro encuentro no fue casual, sino causal, seguramente otros te llorarán pero no tanto como yo, y no me avergüenzo de ello. Te fuiste antes de tiempo, mucho antes, cómo lo lamento! No vas a estar para mi juicio y no vas a opinar acerca de él. Podremos imaginarte escribiendo tus catarsis pero ya no estarás entre nosotros, te han arrancado de esta lucha, tu lucha.

Parece gracioso o es destino pero, aquél 25 de Mayo en que nos convocó (aste) frente a la Catedral, un hombre se acercó a mi y me preguntó si yo era “HORACIO ZARATIEGUI”!, a quien todavía no conocía personalmente sino a través de sus escritos en inet, supongo que porque yo lucía una larga cinta bicolor en mi pecho …”Y tuve que decir que no!” Al rato nos encontramos y cruzamos nuestras primeras palabras, que terminaron el último domingo que visitó a su “estimado sopre”. Cómo me gustaría poder prendérsela ahora a él y abrazarlo, aún a lo que queda de él, no como ritual necrófilico, sino para dejarle claro lo que fuiste, lo que sos, lo que fue, lo que es, lo que significó, lo que significa, para decirle: ¡no estás muerto!, ¡estás vivo!, ¡estás con nosotros!, ¡estás conmigo! … te estoy viendo con tu sonrisa, tu bonomía, tu coraje y decisión, la chivita que te dejaste para hacerme competencia, pero te sorprendí, con el café que te gustaba y que ya no vamos a compartir, por lo menos en esta tierra.

Me pregunto, Señor, adónde está tu justicia?… tanto hijo de puta suelto y disfrutando y los verdaderos hombres, los de coraje, los de valía, los íntegros, tus seguidores, que nos dejan, que te los llevás! Será que no te alcanzan allá arriba, o será que estás peleando por el enemigo aquí abajo.? Será que los estás juntando para mandarlos con las legiones de Ängeles a asentar el mazazo final a los enemigos de la Patria? O será que nos estás dejando solos, para probarnos o mostrarnos que estamos equivocados y que lo que pasa es justo y es tu deseo que así acontezca …al final siempre hacés lo que te viene en ganas, TU VOLUNTAD Y NO PODEMOS SINO ACEPTARLA … QUÉ MÁS? QUÉ PODEMOS HACER? NADA, SIMPLEMENTE NADA, SALVO ACEPTARLA RESIGNADAMENTE …RESIGNADAMENTE? Qué pelea despareja!!!... NO ESTÁ MUERTO QUIEN PELEA!! VOS HORACIO NO ESTÁ MUERTO, ESTÁS PELEANDO, ESTÁS CONMIGO, ESTÁS CON NOSOTROS!!!

Fuiste un SOLDADO, un MILITANTE, un MILITAR, UNO ENTRE MIL O EN UN MILLÓN.

¡QUÉ HUEVOS PARA HACER LO QUE HICISTE Y, QUÉ HUEVOS POR HACER LO QUE HICISTE!

DIOS TE BENDIGA, PERDONE TUS PECADOS, TE LLEVE A LA VIDA ETERNA Y TE PERMITA SEGUIR PELEANDO … AL FIN Y AL CABO, UN HOMBRE VIVE LO QUE VIVEN TUS RECUERDOS Y VOS ESTÁS Y ESTARÁS CON NOSOTROS!!

TE ABRAZA Y TE BENDICE Y TE AGRADECE POR TODO Y POR TODOS, TU AMIGO, TU ESTIMADO SOPRE QUE, LAMENTABLEMENTE NO VA A PODER ACOMPAÑARTE, POR RAZONES DE SERVICIO. …

ALEJANDRO

PD: Al final, hiciste lo que quisiste….

Valores Compartidos - Carta enviada por Pedro Rafael Mercado al Director de la Revista SOLDADOS

Entre tantas felicitaciones, lamento en esta oportunidad, transmitir un mensaje crítico. Como retirado de la fuerza que sigue amando la vocación militar, compro habitualmente la revista Soldados... los amores que no se cultivan tienden a desaparecer, y quien esto suscribe sigue amando al Ejército Argentino con la misma pasión de los primeros días, cuando a los 12 años vestía por primera vez el uniforme de la patria.

Creo que la unidad es la esencia de la milicia y que esa unidad debe surgir de los valores compartidos de la institución. Por eso habitualmente nos llamamos, y con legítimo derecho la familia militar. Y al ver en la Página 5 de la 2da Sección del número 147 de la Revista Soldados la publicidad de un libro del Señor Eduardo Luis Duhalde, no puedo dejar de preguntarme si usted y yo, Coronel Gustavo Tamaño, seguimos perteneciendo a la misma institución.

Me gusta el concepto de familia, por eso le pido a los lectores que me acompañen en un breve ejercicio intelectual. Imaginen que un miembro muy querido de vuestras familias es llevado a juicio y condenado a prisión perpetua por presiones, mentiras y falacias propias de un determinado personaje. Imaginen que al día siguiente de la condena, un miembro de esa familia, en una revista que le pertenece, le hace publicidad al principal acusador e instigador de la condena de nuestro ser querido. ¿Qué pensaríamos de ese familiar? ¿Sigue compartiendo los mismos valores de esa gran familia? ¿O merece el desprecio por su actitud? Eso sin tener en cuenta que treinta años atrás, el mismo personaje siniestro, desde otra publicación, festejaba los asesinatos de otros miembros de nuestra querida familia militar.

Y me estoy refiriendo a Luis Duhalde, el actual Secretario de Derecho Humanos, que días atrás se constituyó en el principal inspirador de la condena que pesa hoy sobre el Cnl Horacio Losito, Cnl Rafael Barreiro y Cap De Marchi, quienes, con lógica indignación, pudieron leer en la revista familiar una publicidad de quien injustamente los llevó a la cárcel de por vida. Yo los invitaría a todos los que hacen la Revista Soldados a que se acerquen a la Unidad Penitenciaria de Campo de Mayo y que le expliquen personalmente, mirando a la cara a los detenidos, los fundamentos de esa decisión.

Cabe la posibilidad de que usted, coronel Gustavo Tamaño, y los miembros de su staff hayan obrado por desconocimiento de quien era el personaje al que le estaban publicitando el libro. En este caso, tienen todavía la oportunidad de pedir disculpas a la familia militar... mientras tanto, con mucho respeto, cumplo en decirles que este soldado, tan soldado como ustedes, les manda el más rotundo desprecio por su actitud. ¡¡¡VIVA LA PATRIA!!!

My (R) Pedro Rafael Mercado
DNI: 18.046.597

lunes, 25 de agosto de 2008

26/08/08 - Se suspende Acto de Homenaje a las Víctimas del Terrorismo

Queridos Amigos:

Todavía doloridos por la temprana muerte de nuestro amigo Horacio Zaratiegui, la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina, informa a la opinión pública que se ha suspendido el Acto Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, programado -como todos los martes- para el día 26 de agosto a las 18:00 Hs en Plaza de Mayo.

Horacio fue una de las personas que más influyó para poder concretar esta actividad en Plaza de Mayo. Por su memoria, para poder vivir en plenitud el duelo que representa su muerte para cada uno de nosotros, hemos decidido suspender el homenaje el próximo martes, convocando a todos para el día 02 de setiembre a las 18:00 hs, en que retomaremos en su honor nuestra lucha por una Plaza sin discrimianciones y una justicia sin impunidad para los terroristas de los 70.

Cecilia Pando

19/08/08 - 19no Homenaje a las Vïctimas del Terrorismo

QUERIDOS AMIGOS:

Concretamos hoy el décimo noveno homenaje a las Víctimas del Terrorismo en esta histórica plaza. Y a pesar de todos los golpes recibidos, seguimos trabajando como el primer el día, concientes de que más tarde o más temprano, la justicia de nuestra causa se terminará imponiendo. Aunque muchas veces nos venza la impaciencia. Porque cada día sentimos más de cerca el veneno de la venganza, con intachables familias destruidas por el revanchismo montonero.

Y todas estas injusticias tienen su origen en esa visión distorsionada del pasado que nos presenta la nueva historia oficial. Por eso es tan importante que cada martes nos congreguemos en este lugar para rescatar del olvido algunos pasajes de nuestra historia que ayuden a comprender en forma integral lo sucedido en la trágica década del 70.

El día 18 de agosto de 1975, el capitán del Ejército Argentino Miguel Alberto Keller encontraba la muerte en una emboscada tendida por terroristas del Ejército Revolucionario del Pueblo. El joven oficial, de 38 años de edad y padre de tres hijos, se dirigía a las instalaciones de Tiro Federal Argentino para efectuar una comprobación rutinaria de armamento. Con el apoyo de un soldado entregador y un terrorista disfrazado de teniente coronel, el grupo guerrillero consiguió apoderarse de 70 Fusiles FAL, 4 Fusiles FAP y más de 20 pistolas.

Al día siguiente, el día 19 de agosto de aquel fatídico año, moría asesinado el Teniente Coronel Argentino del Valle Larrabure, después de 374 días de cautiverio en una Cárcel del Pueblo, donde fuera reiteradamente torturado para conseguir su apoyo a la causa terrorista. Todo había comenzado el día 10 de agosto del año 1974, cuando aproximadamente 60 terroristas del ERP tomaron por asalto la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María con el objeto de robar armamento para continuar su camino de destrucción y muerte. Bueno resulta recordar que el secuestro, la tortura y el asesinato, como parte de la política sistemática y generalizada de una organización, también constituyen Crímenes de Lesa Humanidad... a pesar de lo que diga el actual Procurador General de la Nación, Esteban Righi, que sigue comprometido con la impunidad de los terroristas. En el 73 concediéndoles la libertad, en el presente, instrumentando a la justicia para evitar que sean llevados a juicio.

Pero no sólo militares caían en esta guerra desatada por el odio extremista. El 5 de agosto del año 1974, moría asesinado Martín Salas, un joven de 24 años de edad que trabajaba como vendedor de entradas en un cine de la localidad de La Plata. Fue asesinado en su lugar de trabajo por dos jóvenes montoneros que le dispararon a quemarropa con una escopeta. El joven era miembro de una agrupación peronista de signo contrario a la Tendencia Revolucionaria. Por eso, los nuevos iluminados tenían derecho a quitarle la vida.

El 7 de agosto del año 1975, Adolfo Di Batista también caía asesinado. Era un simple empleado del Canal 5 de Rosario y fue ejecutado por un comando montonero, en momentos en que se dirigía a su lugar de trabajo. Su pecado fue el ser un dirigente gremial de signo político contrario al izquierdismo montonero.

El 19 de agosto de 1976, el señor Carlos Bergometti también moría asesinado por otro comando montonero. No era miembro de las fuerzas armadas, ni de seguridad. Su pecado sería pertenecer a la oligarquía tan odiada, por cuanto se desempeñaba como un alto ejecutivo de la firma Fiat Concord en la ciudad de Córdoba. En el momento de su muerte tenía 38 años de edad, estaba casado y era padre de dos hijos.

Dejamos para el final uno de los episodios más dolorosos, que pintan acabadamente la brutalidad de los jóvenes idealistas de la década del 70. El 1ro de agosto del año 1978, en horas de la madrugada, una poderosa carga explosiva estallaba en el popular Barrio Norte de la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo era el Almirante Lambruschini. La carga fue colocada por los montoneros en un departamento lindante con el blanco seleccionado. El atentado terminó finalmente con la vida de la joven Paula Lambruschini, de tan solo 15 años de edad, y de dos vecinos de la zona... Margarita Obarrio de Vila y Ricardo Álvarez, que nada tenían que ver con el conflicto desatado en nuestra patria.

Todas estas víctimas continúan reclamando por la verdad, la justicia y la reparación. El pueblo argentino está en deuda con ellas y es nuestra responsabilidad trabajar incansablemente porque algún día se termine con la impunidad... para que sus restos descansen en paz.

Muchas Gracias