El próximo martes 13 a las 18:oo hs estaremos nuevamente presentes. Esperamos contar con tu presencia. Por una plaza sin discriminaciones y una justicia sin impunidad para los terroristas, te esperamos... Las víctimas te lo piden. El régimen K cuenta con tu indiferencia. Un lugar en la Plaza te continúa esperando.
Palabras Pronunciadas en el Acto:
Constituye este nuestro Noveno Acto de Homenaje a las Víctimas del Terrorismo. Ya han pasado dos meses desde aquel 4 de marzo en que por primera vez pintábamos el símbolo de nuestras víctimas en este suelo teñido de gloria. Y pese al silencio de los medios y el odio discriminador de las Madres de Plaza de Mayo, seguimos acá... Y lo seguiremos estando todos los martes, porque no vamos a permitir que se nos siga mutilando la historia.
Son muchas las mentiras que se han instalado sistemáticamente en la conciencia colectiva de la sociedad. La tergiversación de la historia ha dado paso a las mentiras más aberrantes. Mentiras que deben ser derribadas una a una, con la serenidad de quienes no le temen a la historia. Con la tranquilidad de quienes no pretenden manipular las conciencias... sino que, por el contrario, pretenden aprender del pasado para no volver a cometer los mismos errores.
Y en esta semana vamos a recordar muy especialmente dos crímenes que pintan acabadamente el accionar del terrorismo en la década del 70. No luchaban por la democracia, no combatían exclusivamente contra las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Utilizaban la violencia contra todo el pueblo argentino. Y buscaron arrasar de la faz de la tierra a grupos humanos con identidad propia, como los empresarios, porque en su visión atrofiada de la historia representaban esa oligarquía imperialista que debía ser destruida. Frente al pacto social y la unión de todo el pueblo, el terrorismo respondía con la lucha de clases y el odio como motor de la historia.
Lo mismo que sucede en el presente. Incapaces de asumir un proyecto de país para todos los argentinos, intentan imponer un modelo confrontativo, donde nuevamente los argentinos terminemos enfrentados a nuestros propios hermanos. “Lo único que me mueve es el odio a la oligarquía” repite permanentemente el vocero e intelectual de este gobierno Luis D¨Elía. Odio a los blancos, a los de barrio Norte... Palabras que recuerdan a otro personaje siniestro de nuestra historia: Decía el Che Guevara: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierten en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”.
El 4 de mayo de 1976 el ingeniero Pedro Jorge Rotta, de 41 años de edad y padre de tres criaturas de, caía asesinado por un comando terrorista en momentos que salía de su domicilio. Su delito era ser el director de una fábrica perteneciente a la Fiat en Palomar, Pcia de Buenos Aires. Pertenecía al sector de los ricos... no merecía vivir.
Dos días después, El 6 de mayo le tocaba el turno al señor José Pardal, también casado, de 37 años de edad. Esta vez el hecho sucedía en la Ciudad de Rosario. Cuando salía de la cochera de su domicilio, a las 06:30 de la mañana, era ultimado por las balas asesinas del terrorismo. Se desempeñaba como Jefe de Relaciones Industriales de la fábrica de porcelanas Verbano. No era el dueño, ni un accionista importante de la firma... pero era blanco y pertenecía a la burguesía... para el terrorismo también merecía morir.
Estas dos víctimas no son recordadas por las organizaciones defensoras de algunos derechos humanos. Cuando las Madres del Odio tachan con su resentimiento el símbolo de nuestras víctimas, están intentando silenciar el grito de nuestros muertos que siguen clamando justicia.
Una justicia imparcial, sin anteojeras ideológicas, que lleve a los estrados judiciales a quienes atentaron contra el pueblo argentino en la década del 70.
Nosotros seguiremos cada martes, desde aquí, reclamando por una plaza sin discriminaciones y una justicia sin impunidad para el terrorismo... y sabemos que cada día falta menos para que nuestro sueño se haga realidad... porque la mentira oficial se viene desmoronando sin prisa, pero sin pausa, y la luz de la historia comienza a derrumbar las tinieblas de una memoria, que por selectiva y parcial, lleva el germen de su propia destrucción.
Muchas gracias.
Son muchas las mentiras que se han instalado sistemáticamente en la conciencia colectiva de la sociedad. La tergiversación de la historia ha dado paso a las mentiras más aberrantes. Mentiras que deben ser derribadas una a una, con la serenidad de quienes no le temen a la historia. Con la tranquilidad de quienes no pretenden manipular las conciencias... sino que, por el contrario, pretenden aprender del pasado para no volver a cometer los mismos errores.
Y en esta semana vamos a recordar muy especialmente dos crímenes que pintan acabadamente el accionar del terrorismo en la década del 70. No luchaban por la democracia, no combatían exclusivamente contra las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Utilizaban la violencia contra todo el pueblo argentino. Y buscaron arrasar de la faz de la tierra a grupos humanos con identidad propia, como los empresarios, porque en su visión atrofiada de la historia representaban esa oligarquía imperialista que debía ser destruida. Frente al pacto social y la unión de todo el pueblo, el terrorismo respondía con la lucha de clases y el odio como motor de la historia.
Lo mismo que sucede en el presente. Incapaces de asumir un proyecto de país para todos los argentinos, intentan imponer un modelo confrontativo, donde nuevamente los argentinos terminemos enfrentados a nuestros propios hermanos. “Lo único que me mueve es el odio a la oligarquía” repite permanentemente el vocero e intelectual de este gobierno Luis D¨Elía. Odio a los blancos, a los de barrio Norte... Palabras que recuerdan a otro personaje siniestro de nuestra historia: Decía el Che Guevara: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierten en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”.
El 4 de mayo de 1976 el ingeniero Pedro Jorge Rotta, de 41 años de edad y padre de tres criaturas de, caía asesinado por un comando terrorista en momentos que salía de su domicilio. Su delito era ser el director de una fábrica perteneciente a la Fiat en Palomar, Pcia de Buenos Aires. Pertenecía al sector de los ricos... no merecía vivir.
Dos días después, El 6 de mayo le tocaba el turno al señor José Pardal, también casado, de 37 años de edad. Esta vez el hecho sucedía en la Ciudad de Rosario. Cuando salía de la cochera de su domicilio, a las 06:30 de la mañana, era ultimado por las balas asesinas del terrorismo. Se desempeñaba como Jefe de Relaciones Industriales de la fábrica de porcelanas Verbano. No era el dueño, ni un accionista importante de la firma... pero era blanco y pertenecía a la burguesía... para el terrorismo también merecía morir.
Estas dos víctimas no son recordadas por las organizaciones defensoras de algunos derechos humanos. Cuando las Madres del Odio tachan con su resentimiento el símbolo de nuestras víctimas, están intentando silenciar el grito de nuestros muertos que siguen clamando justicia.
Una justicia imparcial, sin anteojeras ideológicas, que lleve a los estrados judiciales a quienes atentaron contra el pueblo argentino en la década del 70.
Nosotros seguiremos cada martes, desde aquí, reclamando por una plaza sin discriminaciones y una justicia sin impunidad para el terrorismo... y sabemos que cada día falta menos para que nuestro sueño se haga realidad... porque la mentira oficial se viene desmoronando sin prisa, pero sin pausa, y la luz de la historia comienza a derrumbar las tinieblas de una memoria, que por selectiva y parcial, lleva el germen de su propia destrucción.
Muchas gracias.
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