QUERIDOS AMIGOS:
Nos encontramos nuevamente en esta histórica Plaza para concretar nuestro Trigésimo Segundo Homenaje a las Víctimas del Terrorismo que asoló nuestra patria en la década del 70. Traemos paz en nuestros corazones, serenidad en nuestras actitudes, pero también la firmeza necesaria que surge de saber que estamos poniendo nuestro granito de arena para equilibrar tanta tergiversación de la historia. Si los argentinos no recuperamos el valor de la historia estamos condenados a repetir los errores del pasado. Y ha llegado la hora de comenzar a pensar en nuestro futuro.
Desde nuestro último homenaje el día 07 de abril, muchas son las víctimas que tenemos que rescatar del olvido en esta oportunidad. En la década del 70, entre esa fecha y el día 05 de mayo, 60 personas perdieron la vida en manos de la demencia terrorista de montoneros y erpianos. Todos ciudadanos argentinos pertenecientes a diferentes ramas del quehacer nacional, lo que demuestra acabadamente que los actos terroristas no discriminaban entre civiles y militares. El pueblo argentino era el enemigo que había que dominar por la fuerza. Había que construir la patria socialista aunque toda la sociedad se opusiera. Ellos eran los iluminados, los adelantados a su tiempo, los dueños de la verdad. Los que se opusieran a sus proyectos merecían la muerte, y ellos eran el brazo de la justicia. Eran la soberbia armada y nadie podía objetar su legitimidad.
En el período considerado fueron asesinados 9 efectivos del Ejército Argentino, 4 hombres de la Armada y un miembro de la Fuerza Aérea Argentina. Dos efectivos de la Gendarmería y de la Prefectura también fueron blancos del terrorismo, mientras que las fuerzas policiales fueron quienes brindaron la mayor cuota de sangre en manos de las Bandas Terroristas de Firmenich, Kunkel, Bonasso, Duhalde y compañía. 8 muertos sufrió la Policía Federal durante los meses de abril de la década del 70, mientras que las policías provinciales sumaron la totalidad de 35 efectivos asesinados.
Nueve fueron los civiles que en este período también recibieron la muerte en distintos tipos de atentados. Un empresario, tres ejecutivos, un periodista, dos funcionarios, una trabajadora y un ex juez de la nación, fueron los blancos seleccionados por los que ayer y hoy reclamaban y reclaman por los derechos humanos. Cuánta hipocresía… cuánta mentira… cuánto engaño se esconde detrás de la nueva historieta oficial conque se pretende explicar lo sucedido en la trágica guerra sufrida por los argentinos en los años 70.
De todos los crímenes enunciados, por los efectos que tuvo hacia el futuro, quisiera referirme al asesinato del Doctor Jorge Vicente Quiroga, ultimado por un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo, el día 28 de abril de 1974. ¿Por qué fue asesinado este digno representante del Poder Judicial de la Nación? Porque en el año 1971 había sido nombrado Juez de una de las Tres Salas que componían la Cámara Federal en lo Penal de la Nación, creada específicamente por el poder político, para combatir con la ley en la mano a las actividades terroristas que ya estaban sacudiendo a la república. Y el Juez Quiroga había tenido a su cargo el procesamiento y condena de muchos delincuentes terroristas que habían atentado contra el orden público. Nueve fueron los jueces que conformaron esta cámara, llegando a iniciar procesamiento a 2000 terroristas, con más de 600 condenas firmes hasta el momento de su disolución.
Fue durante la breve presidencia de Cámpora, iniciada el 25 de mayo de 1973, cuando se pulverizó el último intento civilizado para combatir al terror con la ley en la mano. No contento con indultar y amnistiar a todos los guerrilleros condenados, se resolvió disolver la Cámara Federal en lo Penal y a todos los instrumentos legales creados para anular el accionar de las bandas armadas.
Ya en libertad, los terroristas iniciaron una terrible campaña de amedrentamiento sobre la justicia para que nunca más ningún juez se atreviera a jugarlos. De los 9 jueces que conformaron la Cámara Federal en lo Penal, después de numerosas amenazas y atentados, 8 lograron emigrar al extranjero, pero el Juez Quiroga no tuvo esa suerte y cayó asesinado por haber cumplido con su deber.
Con dolor hay que aceptar que la campaña de amedrentamiento le dio sus frutos a las bandas terroristas, ya que desde la disolución de la Cámara Federal, ningún terrorista volvió a ser condenado por la justicia. Y esta impunidad se mantiene hasta el presente.
En sus declaraciones de condena al atentado, el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, señaló que actos de esta naturaleza tienen como claro objetivo intimidar a los magistrados en el desempeño de sus cargos.
Y la campaña de amedrentamiento a la justicia no ha terminado. En los 70 se usaban los fierros… en el presente se han edulcorado las formas, pero se sigue manteniendo la finalidad última de intimidar a la justicia. Para ello el montonero Carlos Kunkel, ya no necesita empuñar su ametralladora, le basta con el puesto en el Consejo de la Magistratura, desde donde maneja a su antojo los juicios políticos sobre los jueces que no aceptan pertenecer al rebaño montonero. Ahora con una doble finalidad… por una parte completar la venganza sobre quienes les hicieron pisar el polvo en el campo de las armas y por el otro, mantener la impunidad más absoluta de sus socios terroristas de la década del 70.
Pero parece que todo termina… Así como culminó la primavera camporista, todo hace prever que el montonerismo trucho residual tiene los días contados… y no perdemos las esperanzas de que sobre las cenizas de esta dictadura que termina, los argentinos logremos construir una verdadera república donde la independencia de la justicia nos permita recuperar la confianza en las instituciones.
Muchas gracias
Nos encontramos nuevamente en esta histórica Plaza para concretar nuestro Trigésimo Segundo Homenaje a las Víctimas del Terrorismo que asoló nuestra patria en la década del 70. Traemos paz en nuestros corazones, serenidad en nuestras actitudes, pero también la firmeza necesaria que surge de saber que estamos poniendo nuestro granito de arena para equilibrar tanta tergiversación de la historia. Si los argentinos no recuperamos el valor de la historia estamos condenados a repetir los errores del pasado. Y ha llegado la hora de comenzar a pensar en nuestro futuro.
Desde nuestro último homenaje el día 07 de abril, muchas son las víctimas que tenemos que rescatar del olvido en esta oportunidad. En la década del 70, entre esa fecha y el día 05 de mayo, 60 personas perdieron la vida en manos de la demencia terrorista de montoneros y erpianos. Todos ciudadanos argentinos pertenecientes a diferentes ramas del quehacer nacional, lo que demuestra acabadamente que los actos terroristas no discriminaban entre civiles y militares. El pueblo argentino era el enemigo que había que dominar por la fuerza. Había que construir la patria socialista aunque toda la sociedad se opusiera. Ellos eran los iluminados, los adelantados a su tiempo, los dueños de la verdad. Los que se opusieran a sus proyectos merecían la muerte, y ellos eran el brazo de la justicia. Eran la soberbia armada y nadie podía objetar su legitimidad.
En el período considerado fueron asesinados 9 efectivos del Ejército Argentino, 4 hombres de la Armada y un miembro de la Fuerza Aérea Argentina. Dos efectivos de la Gendarmería y de la Prefectura también fueron blancos del terrorismo, mientras que las fuerzas policiales fueron quienes brindaron la mayor cuota de sangre en manos de las Bandas Terroristas de Firmenich, Kunkel, Bonasso, Duhalde y compañía. 8 muertos sufrió la Policía Federal durante los meses de abril de la década del 70, mientras que las policías provinciales sumaron la totalidad de 35 efectivos asesinados.
Nueve fueron los civiles que en este período también recibieron la muerte en distintos tipos de atentados. Un empresario, tres ejecutivos, un periodista, dos funcionarios, una trabajadora y un ex juez de la nación, fueron los blancos seleccionados por los que ayer y hoy reclamaban y reclaman por los derechos humanos. Cuánta hipocresía… cuánta mentira… cuánto engaño se esconde detrás de la nueva historieta oficial conque se pretende explicar lo sucedido en la trágica guerra sufrida por los argentinos en los años 70.
De todos los crímenes enunciados, por los efectos que tuvo hacia el futuro, quisiera referirme al asesinato del Doctor Jorge Vicente Quiroga, ultimado por un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo, el día 28 de abril de 1974. ¿Por qué fue asesinado este digno representante del Poder Judicial de la Nación? Porque en el año 1971 había sido nombrado Juez de una de las Tres Salas que componían la Cámara Federal en lo Penal de la Nación, creada específicamente por el poder político, para combatir con la ley en la mano a las actividades terroristas que ya estaban sacudiendo a la república. Y el Juez Quiroga había tenido a su cargo el procesamiento y condena de muchos delincuentes terroristas que habían atentado contra el orden público. Nueve fueron los jueces que conformaron esta cámara, llegando a iniciar procesamiento a 2000 terroristas, con más de 600 condenas firmes hasta el momento de su disolución.
Fue durante la breve presidencia de Cámpora, iniciada el 25 de mayo de 1973, cuando se pulverizó el último intento civilizado para combatir al terror con la ley en la mano. No contento con indultar y amnistiar a todos los guerrilleros condenados, se resolvió disolver la Cámara Federal en lo Penal y a todos los instrumentos legales creados para anular el accionar de las bandas armadas.
Ya en libertad, los terroristas iniciaron una terrible campaña de amedrentamiento sobre la justicia para que nunca más ningún juez se atreviera a jugarlos. De los 9 jueces que conformaron la Cámara Federal en lo Penal, después de numerosas amenazas y atentados, 8 lograron emigrar al extranjero, pero el Juez Quiroga no tuvo esa suerte y cayó asesinado por haber cumplido con su deber.
Con dolor hay que aceptar que la campaña de amedrentamiento le dio sus frutos a las bandas terroristas, ya que desde la disolución de la Cámara Federal, ningún terrorista volvió a ser condenado por la justicia. Y esta impunidad se mantiene hasta el presente.
En sus declaraciones de condena al atentado, el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, señaló que actos de esta naturaleza tienen como claro objetivo intimidar a los magistrados en el desempeño de sus cargos.
Y la campaña de amedrentamiento a la justicia no ha terminado. En los 70 se usaban los fierros… en el presente se han edulcorado las formas, pero se sigue manteniendo la finalidad última de intimidar a la justicia. Para ello el montonero Carlos Kunkel, ya no necesita empuñar su ametralladora, le basta con el puesto en el Consejo de la Magistratura, desde donde maneja a su antojo los juicios políticos sobre los jueces que no aceptan pertenecer al rebaño montonero. Ahora con una doble finalidad… por una parte completar la venganza sobre quienes les hicieron pisar el polvo en el campo de las armas y por el otro, mantener la impunidad más absoluta de sus socios terroristas de la década del 70.
Pero parece que todo termina… Así como culminó la primavera camporista, todo hace prever que el montonerismo trucho residual tiene los días contados… y no perdemos las esperanzas de que sobre las cenizas de esta dictadura que termina, los argentinos logremos construir una verdadera república donde la independencia de la justicia nos permita recuperar la confianza en las instituciones.
Muchas gracias
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