Las Madres del Odio. Ninguna frase puede expresar con más fuerza el sentimiento y la conducta de la Organización Madres de Plaza de Mayo. Ortega y Gasset, al definir el amor lo hace con las siguientes palabras: "Amar a alguien es estar empeñado en que el otro exista; implica no admitir, en lo que dependa de uno, la posibilidad de un universo donde aquello que amamos esté ausente". Por definición el odio es lo contrario. Es desear y trabajar impetuosamente por que el otro, objeto de nuestro resentimiento, deje de existir.
El sufrimiento pone a prueba el temple del ser humano. En algunos casos, nos enseña a amar... otras veces, el dolor marca el rumbo del odio. Los hechos demuestran acabadamente que papel a jugado la tragedia en la vida de las madres. El 4 de marzo, un grupo de ciudadanos con una visión distinta de la historia, quisimos recordar a los argentinos a las Víctimas del Terrorismo. Porque amamos a nuestros seres queridos no queremos que desaparezcan del recuerdo de nuestra sociedad. Porque no odiamos a los que cayeron del otro lado de la trinchera, aceptamos y respetamos el dolor de las madres, representado por su pañuelo.
Dos días más tarde, el símbolo de las VICTIMAS DEL TERRORISMO era tachado por el odio de las madres. Ellas no aceptan la existencia de otros muertos, de otros sufrimientos. Se sienten las dueñas exlusivas del dolor de los argentinos. Porque pensamos que está en juego muchos más que un símbolo en el piso, el martes 11 volvimos a la plaza. Y nuevamente, fuimos respetuosos del dolor ajeno. Repintamos el símbolo de nuestras víctimas, pero nada hicimos sobre el pañuelo que representa a las madres. La plaza y nuestros corazones son lo suficientemente grandes para albergar a todos.
El jueves 13 de marzo, nuevamente el odio y la prepotencia Estaban de regreso. Con el grito desaforado de que la plaza era de las madres y no de los cobardes, Hebe de Bonafini, tachaba nuevamente el recuerdo a nuestras víctimas, suponiendo que con su odio militante podría borrar de la historia la existencia de nuestros muertos. Aunque nos duela, se debe admitir que la actitud de las madres es coherente. Ellas niegan la existencia de las víctimas del terrorismo, porque su aceptación pondría de manifiesto que muchos de sus hijos no fueron jóvenes idealistas, sino arteros delincuentes aliados al terrorismo internacional
Sepa el pueblo argentino que no nos daremos por vencidos. Sin odios, ni resentimientos, pero con la firme y serena convicción de estar trabajando para que el terrorismo nunca más tenga carta de ciudadanía en nuestra república, el próximo martes 18 de marzo a las 18:30 hs, volveremos a pintar el símbolo de las víctimas... para que la Plaza de Mayo refleje una imagen completa de lo que pasó en Argentina en la década del 70.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario