Buenos Aires, 19 de junio de 2008
Sr. Eduardo Buzzi
Federación Agraria Argentina
Estimado Sr.:
Aunque sólo poseo la tierra de mis macetas, me “jugué” por el campo. Escribí, incluso, algunos artículos en los medios que me los publican que no son muchos (digitales o gráficos). Tuve que “tragarme” muchos sapos en estos cien días. Usted fue el único de los cuatro dirigentes de las Entidades del campo que tiñó de ideología un problema exclusivamente sectorial (corporativo prefiero decir porque es más propio). Pero ayer, ante la pregunta un tanto insidiosa de una periodista que aludió a la agresión de que fue víctima un diputado oficialista de parte de algunos productores agropecuarios exaltados y descontrolados, le escuché decir, y con razón: “hay víctimas de los dos lados”.
Pues bien, esto que ocurre hoy, en menor escala y en otro contexto, ¿no le hace pensar, sin ideologismos, que en los años setenta también hubo “víctimas de los dos lados”? Ahora que puede comprobar, en su sector, como se victimiza a unos y se olvida a otros, ¿no lo mueve esto a alguna reflexión, por analogía, sobre nuestro reciente pasado? El otro día, usted “santificó” al Che y lo propuso como la maravillosa figura de América Latina. ¿Sabe usted de cuántas muertes es responsable esa “maravilla” que usted admira? Un sicario del Che asesinó, en 1974, a mi padre, un filósofo católico, disparándole a quemarropa cuando salía de su casa para ir a misa. Jordán B. Genta -de él se trata- pertenece a ese grupo de muertos que nunca existió.
El tema es que a mí jamás se me hubiera ocurrido portar la pancarta con el retrato de mi padre el 25 de mayo, en el acto de Rosario. Aunque si asistió, llevada por usted, la “madre” con su pañuelo, bien podría haber estado esta “hija” con su pancarta. Pero con serenidad trato de no desubicarme. La pancarta la llevo en los actos de los 5 de octubre o cuando acompaño a “esa señora” que usted no conoce ni quiere conocer, los martes, en la Plaza de Mayo, para recordar a los muertos por la subversión, esas otras víctimas olvidadas. Le agradezco a esta señora que no tiene ningún asesinado ni ningún preso en su familia que se ocupe de homenajear a los muertos y cumplir con las obras de misericordia que nos mandan visitar a los presos y confortar a sus familias. Desde el presidente K hasta usted está de moda demonizar, no a la soja, sino a Cecilia Pando.
Ahora resulta que, para algunos, el supuesto golpe de estado del campo pasa por De Angeli quien se pregunta ¿pero de ande soy tan importante yo, un gringo chacarero, con séptimo grado? Escuché a Cecilia Pando hacerse una pregunta similar. ¿Toda la historia de los setenta puede pasar por esta joven señora que era una nena en ese tiempo? Ni una cosa ni la otra pueden ser serias. Lo entiendo en K cuya mendacidad ya es patológica. No en usted porque los hombres de la tierra suelen estar más cerca de la realidad.
Comparto su reclamo por las víctimas de los dos lados. Sería bueno tomar una actitud análoga, objetiva y equilibrada, en el tema de los años setenta.
María Lilia Genta
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