Estimado Señor:
Quien le escribe, tiene 69 años, ignoro los suyos.
Si tiene 40, o menos, en 1970, como diría algún metafísico, usted era “un ser por hacer”.
Por consiguiente, todos los conocimientos obtenidos de ese periodo de la historia argentina, se lo contaron.
No se entrampe en lo que se conoce como falsedad ideológica; de lo contrario lo suyo es patético, poco serio.
Se permite hacer uso de eufemismos inapropiados, para descalificar a mi hija.
La otra alternativa es, que a quien me esté dirigiendo sea una persona mayor de 50 años.
Si así fuera quiero recordarle que “la mancha negra y defensora confesa de los represores” Cecilia Pando, no escribió con premeditación y alevosía histórica, como lo hicieron Bonasso, Baschetti, Anguita, Caparrós y otros tantos, los asesinatos cometidos por sus organizaciones.
¿Se anima a llamarlo asesino a Bonasso, quien, entre otras barbaridades, califica el asesinato de Rucci de error, de blanco equivocado?
Creo que Ud. Comete el atrevimiento de usar calificativos que afectan el buen nombre y honor de una persona que no conoce, que se entera de su existencia, por ser periodista, por la Agencia Telam, agravado que no cuenta con las posibilidades de defenderse ante su ofensa publica.
Si es usted una persona de bien, aproveche la oportunidad para decírselo en la cara, ya que Cecilia Pando, usted lo ha comprobado, no se esconde, usted sabe donde vive y conoce su teléfono, estoy seguro que con gusto lo atenderá.
Tiene la suerte de trabajar en un medio que lo protege, que lo autoriza a etiquetar con desparpajo a las personas, en este caso a la Sra. Cecilia Pando.
¿Qué no entendió de los montoneros, erp, las organizaciones guerrilleras y los Kirchner, que entre muchas otras cosas les cortaron la lengua y los dedos a varios colegas suyos?
¿Nunca se le ocurrió pensar que el próximo puede ser usted?
¿Que pasó con Crítica?,¿cómo se ve si a Clarín le pasa lo mismo?
¿Se anima estimado señor a nombrar a Firmenich, Bonasso, Urien, Kunkel, Vertbitsky, Taiana, Duhalde, Bettini, los Abal Medina, Santucho, Garre Vaca Narvaja, Perdia y/o a su compañera de trabajo “la polaca”, “la gringa”, Miriam Lewin”, entre tantos otros, de terroristas de Estado?
Su compañera Miriam Lewin cuando fue criticada por ello, envió la siguiente respuesta: “…no quiero polemizar. Es verdad: formábamos parte de una organización que mataba y ponía bombas. Nunca, NUNCA, dijimos que no teníamos nada que ver con la militancia. Al contrario la asumimos bien de frente…”
Y así mataron gremialistas, jueces, empresarios, políticos, militares, policías, bomberos, mujeres, niños y hasta homosexuales.
Averigue que opinaban las organizaciones que estos jóvenes idealistas integraban de los homosexuales.
Es una lástima que se les haya muerto el gordo Galimberti.
Los escuché decir alguna vez “no somos putos, no somos faloperos…”
Por lo menos infórmese, acuda a los brillantes archivos de Clarín.
Reitero, si usted es menor de 40 le contaron, como a otros muchos argentinos, la historia lamentable de nuestra Patria, como si fuera el cuentito de Caperucita Roja y no una guerra entre organizaciones que luchaban en milicias, contra militares y civiles.
Le contaron que había un montón de boludos llamadas Caperucita que cruzaban el bosque y que se encontraron con el Lobo, (disfrazado de verde oliva) que se las comió a todas y hasta las abuelitas.
Para usted, Firmenich, Perdía, Vaca Narvaja, Kunkel, Gorriaran, los Abal Medina, Vertibistky, Taiana, Garré, Santucho, Luis Duhalde y tantos otros, fueron unas pobres Caperucitas Rojas y/o Abuelitas.
¿Tiene idea de la cantidad de gente que mandaron a matar estas caperucitas y abuelitas, entre su propia tropa?
¿Tiene idea de cómo manejaban el cianuro?
Y así sobrevivieron a costilla de muchos jóvenes, realmente con pelotas, inocentes que estos mandaron al frente, entre ellos fue un primo hermano mío.
Recuerde, hay muchos chicos que murieron engañados por estos asesinos.
Sabe lo que dijo Hebe de Bonafini el 02.04.04 “Siempre pensé en mis hijos como guerrilleros y revolucionarios, con gran orgullo”.
“Habia alguno que otro desaparecido que no tenía nada que ver, pero la inmensa mayoría eran militantes, hombres capaces de elegir su vida”(Mario Firmenich, 17 de Marzo de 1991), hoy en España disfrutando “la fresca viruta”.
Usted descubrió una “mancha negra en la Catedral”, yo para su información ví a las muchas Caperucitas Rojas y Abuelitas, en el Te Deum de Lujan.
Una vez viajando por el mar vimos una mancha negra, y alguien dijo “una ballena”, otro mostrándole el liquido que flotaba le dijo: es petróleo, pelotudo.
¿Me entendió?
Cordialmente.
Vicente Pando
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