
Cuatro integrantes de la mesa directiva de esta Asociación
- los doctores Alberto Solanet, Eduardo Bieule, Rodolfo Milano y Gerardo Palacios Hardy -, estuvieron en Roma entre
el lunes 26 y el viernes 30 del pasado mes de mayo. El motivo central del viaje
fue asistir a una audiencia con el Santo Padre, que había sido solicitada en
diciembre del año pasado.
El encuentro con el Papa tuvo lugar el 28, durante la
llamada ‘audiencia pública’ que se realiza cada miércoles. Los
viajeros fueron ubicados en la primera fila de un lugar privilegiado, a pocos
metros de la plataforma desde la cual Francisco suele dirigir un mensaje a la
multitud congregada en la plaza, frente a la Basílica de San Pedro. Cuando el
Papa estuvo frente a aquellos, los saludó con visible afecto, los escuchó,
recibió la carpeta que se había preparado especialmente para la ocasión y,
finalmente, les dirigió unas breves palabras, pero con un contenido sin duda
esperanzador.
Cabe señalar que durante esos saludos a las muchas otras
personas ubicadas en lugares similares, es visible que el Papa dedica
brevísimos segundos a escuchar los mensajes que se le dirigen, sin entrar en
diálogo alguno. La excepción a esa regla – tanto por la duración del
encuentro cuanto por el intercambio de palabras – se dio con la
delegación de Justicia y Concordia.
Es preciso mencionar también que en los días previos y posteriores
a dicha audiencia, los doctores Solanet, Bieule, Milano y Palacios Hardy
mantuvieron reuniones con importantes dignatarios de la Santa Sede. Ellas
enmarcaron por ende el encuentro con el Santo Padre y fueron de gran utilidad
para exponer las gravísimas injurias infringidas al orden jurídico por el
gobierno y los jueces kirchneristas y la terrible situación en que se
encuentran los presos políticos desde una perspectiva humanitaria.
Fue llamativo constatar que en los más altos niveles de la Santa Sede se tiene un
conocimiento profundo de la situación en nuestra Patria.
La prudencia, una virtud olvidada por tantos argentinos,
no nos permite abundar en detalles, al menos por este medio. Pero lo aquí dicho
debe tenerse como la única versión ajustada a la verdad de lo sucedido en Roma.
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