domingo, 10 de marzo de 2013

Carta publicad en el diario "La Nación "


Señor Director
Diversos medios están informando que fui condenada a cinco meses de prisión y 30 horas semanales de trabajo comunitario por haber realizado pintadas sobre los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo.  Lo único cierto de eso fue la pena impuesta, pero jamás toqué los pañuelos pintados por las madres. Simplemente, me limité a pintar, en un lugar próximo, pero a suficiente distancia, un logo recordatorio de las víctimas del terrorismo de los 70.
La condena impuesta atenta contra la libertad de expresión y la igualdad ante la ley, porque el mismo derecho tenemos a expresarnos quienes reclamamos memoria para las víctimas del terrorismo, que las madres que en su oportunidad pintaron los pañuelos. Cualquier disposición en contrario resulta inconstitucional.
Hoy, que los medios no oficialistas son discriminados por el gobierno, quisiera reclamar también solidaridad para otras formas de expresión que no se manifiestan necesariamente por los medios pero que resultan discriminadas por no adherir al relato oficial.
En una ciudad en la que innumerables edificios y monumentos han sido pintarrajeados y dañados a la vista de todos, en muchos casos con leyendas obscenas, por parte de grupos e individuos de diversa procedencia, sin que se haya sabido de una sola condena por tal causa, resulta evidente que el tribunal obró por motivaciones políticas o por temor, en forma injusta y discriminatoria, ya que la equidad es condición indispensable de cualquier administración de justicia sana.
Desafío a los jueces a que digan qué otras condenas han sido aplicadas en los últimos diez años por motivos similares.
Frente al tribunal, ejerciendo una presión manifiesta, se plantó durante el juicio el secretario de Derechos Humanos de la Legislatura, con una camiseta que contenía una leyenda alusiva a los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo. ¿Eso no es una presión de un poder sobre otro?
Envío esta carta porque la difusión de un hecho que no cometí: el daño a los pañuelos de las madres, contribuye a la impunidad moral de sentencias inicuas como la que acaba de dictarse y a la discriminación que practica el gobierno contra diversas formas de libertad de expresión.
María Cecilia Pando

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