sábado, 8 de octubre de 2011

Un ex soldado dijo que hubo indemnizaciones fraudulentas.

Por Mariano De Vedia | LA NACION

"Alguien cobró por ellos." Mascullando rabia, el ex soldado conscripto Rogelio Mazacotte, que en octubre de 1975 defendió el Regimiento de Infantería N° 29 de Formosa ante el ataque perpetrado por la organización Montoneros, veía los nombres de sus compañeros José Mercedes Coronel y Dante Salvatierra en el mural del Parque de la Memoria, que evoca a las víctimas del terrorismo de Estado, en la costanera norte.

El mismo mural rinde homenaje a siete montoneros muertos durante el ataque al cuartel, cuando gobernaba la presidenta María Estela Martínez de Perón. Son ellos Reinaldo Ramón Brigiler, José Daniel Graziano, Juan Hernández, Jorge Alberto Livieres, Luis Carlos Morero, Oscar Ramón Boero y Alfredo R. Velázquez, cuyos familiares, según consta en expedientes judiciales, cobraron indemnizaciones de US$ 224.000 (el caso de Boero está en trámite).

"Conozco y veo a diario a las familias de los ex soldados Coronel y Salvatierra. Viven en la pobreza y nunca iniciaron ningún trámite para cobrar nada", explicó el ex soldado, clase 1954, al sospechar de la política de reparaciones intensificada durante el kirchnerismo.

"Son familias que ganan $ 800 por mes, sin obra social ni nada. Nadie se acuerda de las víctimas que defendieron la Constitución", señaló.

Mazaccotte -hoy casado y con cuatro hijos- es albañil y tampoco tuvo reconocimientos. Lo único que recibió fueron dos heridas en el abdomen y una en la pierna. Relató su historia mientras recorría el Parque de la Memoria y él tampoco olvida. "Esa gente habla de derechos humanos y mataron inocentes. Nadie nos pidió disculpas", dijo, a 36 años de distancia.
Reclamo en la plaza

El ex conscripto formoseño fue uno de los principales oradores del acto realizado el miércoles último, en la plaza San Martín, por la Asociación de Familiares y Víctimas del Terrorismo en la Argentina (Afavita), en reclamo de igualdad de derechos y de "memoria, verdad y Justicia".

La entidad recurre a modalidades de protesta habitualmente utilizadas por las organizaciones defensoras de derechos humanos en sus marchas, como portar carteles con los rostros de las víctimas de la guerrilla.

Su presidenta es Silvia Ibarzábal, hija del coronel Jorge Ibarzábal, secuestrado y asesinado en Azul, en 1974. "A él no lo socorrieron los derechos humanos", recordó, en un video proyectado en el acto, que reunió a unas 1500 personas.

También dio su testimonio, al pie del monumento a San Martín, Carolina Naccarato, que tenía dos meses de vida cuando su padre, el capitán José Naccarato, murió al estallar una bomba. "El dolor del hijo de un desaparecido no es distinto del dolor de la familia de un uniformado. Necesitamos una memoria completa de una buena vez", afirmó, al denunciar que existen negocios sucios en el campo de los derechos humanos.

Mazacotte recordó que durante el sorpresivo ataque al regimiento de Formosa, los soldados respondían como podían. "Pensaban que iba a ser fácil, porque éramos hombres de campo y muchos analfabetos. Pero respondimos como soldados, defendiendo la patria y la Constitución", dijo, antes de pronunciar en voz alta los nombres de sus compañeros muertos..

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