Para ver un video del desarrollo del Acto, lo invitamos a ingresar en el siguiente link: http://www.youtube.com/watch?v=luny3PBRdQI
Palabras pronunciadas en el Acto:
Nos encontramos nuevamente en esta histórica Plaza para concretar nuestro Trigésimo Tercer Homenaje a las Víctimas del Terrorismo. Y lo seguimos haciendo, porque en este histórico espacio público, al igual que en la visión hemipléjica de la historia que nos ofrecen desde el poder, están faltando las víctimas del terrorismo marxista. Y es esta visión maniquea y parcial de la historia la que origina múltiples injusticias que no podemos seguir tolerando.
Recordamos en esta oportunidad a aquellos hombres y mujeres asesinados por las organizaciones terroristas durante los meses de mayo, del período comprendido entre 1970 y 1980. Cuarenta y cinco fueron las víctimas caídas en ese lapso de tiempo. 14 miembros de las Fuerzas Armadas, 2 efectivos de las Fuerzas de Seguridad y 18 hombres de las fuerzas policiales encontraron la muerte en ese plan sistemático de eliminación de personal uniformado. Para los oscuros del terror, ellos eran el brazo armado de la oligarquía.
Once civiles también encontraron la muerte durante los meses de mayo de aquel período. Siete empresarios, dos sindicalistas, un ama de casa y un estudiante perdieron sus vidas durante el demencial intento de construir por la fuerza un estado socialista. Esto prueba acabadamente que existían grupos humanos con identidad propia, que recibían los ataques sistemáticos de las organizaciones terroristas. Por definición todos estos son Crímenes de Lesa Humanidad. Militares, Policías, Sindicalistas y Empresarios constituían grupos humanos que debían ser eliminados de la faz de la tierra por representar los intereses de la odiada oligarquía.
Todas estas víctimas de los 70 son consideradas así, porque para el terrorista se trataba de personas sin derechos, destinadas a ser sacrificadas para conseguir sus objetivos políticos. Ellos podían matar impunemente. La construcción del paraíso socialista justificaba todos los medios. El resto, los que no formaban parte de la Orga, se consideraban simples medios que podían y debían ser instrumentados a su antojo.
Pero también existen otras víctimas del terrorismo setentista. Se trata de los presos políticos y muy especialmente de sus familiares. Una de las acepciones de la palabra víctima, según la Real Academia Española, establece que víctima es toda “persona que padece daño por culpa ajena”. Y sin lugar a dudas, los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad, que cumpliendo órdenes constitucionales tuvieron a su cargo el combate a las organizaciones terroristas, son víctimas de la persecución política. Ellos, al igual que sus familiares, hoy son víctimas de la venganza montonera.
Al igual que en los 70, el fin justifica los medios. Si para cumplir el objetivo de la revancha hace falta pisotear todos los derechos y garantías constitucionales no importa. Si para cumplir su finalidad es necesario presionar e instrumentar a la justicia, tampoco. Para eso están Carlos Kunkel y Diana Conti en el Consejo de la Magistratura. Para eso está Luis Duhalde en la Secretaría de Derechos humanos y Horacio Verbitsky en el CELS... y todo este andamiaje se repite hasta el cansancio en todas las estructuras de poder.
Se aplican retroactivamente las leyes, se utiliza la prisión preventiva como forma de condena anticipada, se declaran inconstitucionales leyes dictadas en democracia, que repetidamente pasaron el examen de constitucionalidad. Se inician los juicios orales, a pesar de no estar resueltos los pedidos de recusación. Se juzgan hechos de guerra con legislación concebida para una situación de paz. Se pisotean sistemáticamente los principios jurídicos de inocencia, de legalidad, de cosa juzgada y de igualdad ante la ley. Todo es lícito para conseguir el objetivo de venganza propuesto. ¡¡¡Y todas estas violaciones a los derechos ciudadanos se hacen en nombre de los derechos humanos!!!.
Los terroristas del pasado transformados en grandes demócratas. Todos unidos por el mismo resentimiento, todos buscando la misma finalidad: completar por medio de una justicia manipulada, lo que no consiguieron en el terreno de las armas, todos deseando y buscando la muerte de quienes los combatieron y derrotaron en la década del 70. Cada muerte en un penal es festejada como un triunfo. Y hasta el momento, 54 seres humanos han muerto en este vil cautiverio.
Por eso volvemos a la plaza los primeros martes de cada mes. Para pedir y reclamar por las Víctimas del Terrorismo, tanto de aquellas que perdieron la vida en los 70, como de aquellos que en el presente reciben la misma persecución, esta vez disfrazada de justicia. Por ellos y por sus familiares no abandonaremos nuestro reclamo.
Muchas gracias
Once civiles también encontraron la muerte durante los meses de mayo de aquel período. Siete empresarios, dos sindicalistas, un ama de casa y un estudiante perdieron sus vidas durante el demencial intento de construir por la fuerza un estado socialista. Esto prueba acabadamente que existían grupos humanos con identidad propia, que recibían los ataques sistemáticos de las organizaciones terroristas. Por definición todos estos son Crímenes de Lesa Humanidad. Militares, Policías, Sindicalistas y Empresarios constituían grupos humanos que debían ser eliminados de la faz de la tierra por representar los intereses de la odiada oligarquía.
Todas estas víctimas de los 70 son consideradas así, porque para el terrorista se trataba de personas sin derechos, destinadas a ser sacrificadas para conseguir sus objetivos políticos. Ellos podían matar impunemente. La construcción del paraíso socialista justificaba todos los medios. El resto, los que no formaban parte de la Orga, se consideraban simples medios que podían y debían ser instrumentados a su antojo.
Pero también existen otras víctimas del terrorismo setentista. Se trata de los presos políticos y muy especialmente de sus familiares. Una de las acepciones de la palabra víctima, según la Real Academia Española, establece que víctima es toda “persona que padece daño por culpa ajena”. Y sin lugar a dudas, los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad, que cumpliendo órdenes constitucionales tuvieron a su cargo el combate a las organizaciones terroristas, son víctimas de la persecución política. Ellos, al igual que sus familiares, hoy son víctimas de la venganza montonera.
Al igual que en los 70, el fin justifica los medios. Si para cumplir el objetivo de la revancha hace falta pisotear todos los derechos y garantías constitucionales no importa. Si para cumplir su finalidad es necesario presionar e instrumentar a la justicia, tampoco. Para eso están Carlos Kunkel y Diana Conti en el Consejo de la Magistratura. Para eso está Luis Duhalde en la Secretaría de Derechos humanos y Horacio Verbitsky en el CELS... y todo este andamiaje se repite hasta el cansancio en todas las estructuras de poder.
Se aplican retroactivamente las leyes, se utiliza la prisión preventiva como forma de condena anticipada, se declaran inconstitucionales leyes dictadas en democracia, que repetidamente pasaron el examen de constitucionalidad. Se inician los juicios orales, a pesar de no estar resueltos los pedidos de recusación. Se juzgan hechos de guerra con legislación concebida para una situación de paz. Se pisotean sistemáticamente los principios jurídicos de inocencia, de legalidad, de cosa juzgada y de igualdad ante la ley. Todo es lícito para conseguir el objetivo de venganza propuesto. ¡¡¡Y todas estas violaciones a los derechos ciudadanos se hacen en nombre de los derechos humanos!!!.
Los terroristas del pasado transformados en grandes demócratas. Todos unidos por el mismo resentimiento, todos buscando la misma finalidad: completar por medio de una justicia manipulada, lo que no consiguieron en el terreno de las armas, todos deseando y buscando la muerte de quienes los combatieron y derrotaron en la década del 70. Cada muerte en un penal es festejada como un triunfo. Y hasta el momento, 54 seres humanos han muerto en este vil cautiverio.
Por eso volvemos a la plaza los primeros martes de cada mes. Para pedir y reclamar por las Víctimas del Terrorismo, tanto de aquellas que perdieron la vida en los 70, como de aquellos que en el presente reciben la misma persecución, esta vez disfrazada de justicia. Por ellos y por sus familiares no abandonaremos nuestro reclamo.
Muchas gracias
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