viernes, 24 de septiembre de 2010

Entrenamiento avanzado de la inteligencia militar: El Juego de la Banderita

No cabe ninguna duda. Cristina tiene razón. A pesar de esa oposición recalcitrante anclada en el futuro, los argentinos ya estamos en el primer mundo. Mientras otros ejércitos gastan su tiempo y sus recursos en entrenamiento avanzado con tecnología digital, la inteligencia militar criolla, de la mano del precursor Milani, ha desarrollado la técnica de la banderita. Un juego a dos partidos al que sólo pueden acceder las tropas elite de la inteligencia verde oliva.


El martes 21 de setiembre la iniciativa había partido del enemigo. La comandante pando se había hecho fuerte en la escalinata del Estado Mayor y había plantado su bandera, dejando a sus aguerridas compañeras de armas la responsabilidad de su custodia. La comandante teresa asignó a su general predilecto la peligrosa misión de recuperar el espacio perdido. Y el aguerrido general encontró la oportunidad esperada para poner a prueba a su tropa.

Los primeros días se dedicaron a los reconocimientos de rigor. Los exploradores terrestres y la vigilancia electrónica controlaron detalladamente los movimientos de las peligrosas mujeres. Fuentes confiables, deslizaron que la Dra Arduino había tenido a su cargo el diseño de los aviones no tripulados que se utilizarían si las operaciones se extendían en el tiempo.


El viejo prototipo Lipán había sido dejado de lado, no obstante la calidad de sus prestaciones y lo económico que resultaba, por cuanto aseguran que un vecino del cabo gorosito, suboficial de 89 años y acusado de crímenes de lesa humanidad, había tenido que ver con el diseño del abandonado proyecto castrense. No obstante, los mal pensados de siempre, aliados del macrismo y vinculados con duhalde el bueno, sugieren que el Lipán habría sido desechado por ser un desarrollo propio, que dificultaba la ejecución de negociados.

Cualquiera sea el caso, el 24 a la madrugada llegó la hora H. A las 3 de la mañana, aprovechando un descuido de las mal entrenadas fuerzas de la pando, un heroico coronel de la nación alcanzó el objetivo de la comandante teresa, y con mucha emoción y adrenalina, consiguió tomar la banderita del enemigo. Dicen las malas lenguas que de inmediato, recibió una felicitación del jefe de inteligencia, y que la comandante teresa descorchó o mejor dicho abrió una cajita de tetra para los festejos de rigor.

Cuando la pando troupe tomó conciencia del revés sufrido un valeroso combatiente se precipitó en las filas del enemigo y exigió el retorno del botín perdido, iniciándose una dura negociación. Como esta no alcanzaba los resultados esperados, se llamó a la policía, y esta impuso una solución salomónica, devolviendo la bandera a sus dueños legítimos y asignando un nuevo espacio para la misma. Mientras tanto, dicen las crónicas que se producían varios robos en distintos puntos de la ciudad.


El incidente fue tomado como un triunfo por las huestes de milani y durante las primeras horas del día viernes varias medidas habían sido dispuestas por la señora ministro. Después del whisky de las 9 de la mañana, se definió la entrega de medallas a los participantes del operativo, mientras se completaban algunos detalles del negocio de los avioncitos.

Dicen las malas lenguas que cuando la Comandante Pando retornó a la zona de operaciones y observó que su bandera había sido quitada de la posición alcanzada, montó en cólera y después de amonestar a su atribulada tropa, con toda decisión se dirigió a reconquistar el territorio perdido.

Varios miembros elite de las tropas milanescas intentaron detenerla, pero la velocidad de la pando no pudo ser seguida por las pesadas tropas de inteligencia, que como siempre, para mantener el anonimato, vestían el tradicional traje oscuro con anteojos negros. Un desprevenido paisano que cruzaba por avenida Colón se frotaba los ojos porque no podía creer lo que estaba viendo. Una mujer subía las escaleras del estado mayor, mientras varios combatientes de saco y corbata la seguían intentando taclearla. Y la bandera volvió a su sitio.


Para calmar los nervios, como no podía ser de otra forma, dicen fuentes confiables del ministerio, que la comandante teresa descorchó, perdón, abrió la segunda cajita de la mañana. Y esta vez, aseguran, no lo invitó a Milani.


“El gordito de Tellimar”

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