miércoles, 10 de marzo de 2010

37mo Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo

De acuerdo a lo previsto, el día martes 9 de marzo, a las 18:30 horas, se llevó a cabo el 37mo Homenaje a las Víctimas del Terrrismo en Plaza de Mayo. Después de una breve marcha desde la Catedral Metropolitana hasta el centro de la plaza, se efectuó la tradicional pintura del logo de las víctimas en el suelo de la misma. A todos los que pudieron acompañarnos en este evento, muchísimas gracias. Acontinuación presentamos las palabras pronunciadas por Cecilia Pando dicha oportunidad:



QUERIDOS AMIGOS:

Y aquí estamos de nuevo. Para continuar nuestra lucha, porque no estamos dispuestos a aceptar que un grupo de nostálgicos del terrorismo termine imponiendo su visión distorsionada de la historia. Necesitamos que la memoria parcial y hemipléjica, de paso a la objetividad de la historia. Esa historia integral, llena de matices como todo lo humano, que permita comprender la magnitud de la tragedia vivida y sufrida en los años 70.

Estamos acá con un espíritu alejado de todo revanchismo. No somos, ni pretendemos ser la contra cara de las organizaciones de derechos humanos. No estamos acá en contra de nadie, sino a favor de la concordia entre todos los argentinos. No somos una facción que intenta imponer su ideología. Somos una parte del pueblo argentino que está cansada de vivir en la confrontación permanente.

Mucha sangre ha corrido en este maravilloso suelo. Muertos, heridos, mutilados, desaparecidos… víctimas de un lado y del otro. Todo es historia. Todo forma parte de ese pasado que nos oprime y nos inhibe de mirar hacia el futuro. Tenemos que asumir toda nuestra historia… con sus mesianismos de izquierda y de derecha, para aprender de ella y erradicar para siempre la violencia política.

Porque no estamos en contra de nadie, no venimos a tachar los pañuelos de las madres. No pretendemos ocultar, ni negar su existencia. No nos sentimos los dueños exclusivos del dolor, ni las únicas víctimas que dejó esta guerra fraticida que dividió y sigue dividiendo a los argentinos. Somos una parte de esta historia, una parte otrora silenciosa, de ese pueblo argentino que quiere ser tenido en cuenta, que quiere ser escuchado, que quiere ser comprendido. Y que busca líderes políticos que tengan el coraje de decir lo políticamente incorrecto.

Somos la parte de la sociedad que aspira a cicatrizar para siempre las heridas abiertas. Sabemos que el odio y el revanchismo sólo conducen a nuevos enfrentamientos. La violencia engendra violencia y tenemos que construir el país de la concordia. Estamos convencidos de que "Pacificación y justicia son términos excluyentes. Cuando se puede hacer justicia no es necesaria la pacificación. Pero cuando la sociedad toda es responsable, la justicia ya no es posible y la pacificación es la única alternativa para prevenir una nueva tragedia".

No es posible defender los derechos humanos de una parte de la sociedad, pisoteando los derechos humanos de otros sectores de la misma. No se puede hacer justicia, vulnerando los principios jurídicos que le dan vida al concepto. No se puede pedir legítimamente por unas víctimas, cuando se generan procesos que conducen necesariamente a la creación de otras víctimas. Por satisfacer odios y rencores del pasado, la clase dirigente está creando nuevos odios y rencores, esta vez de quienes se sienten discriminados por el poder de turno. Tener siempre presente que un acto de justicia permite cerrar el capítulo; pero un acto de venganza escribe un capítulo nuevo.

Por esta senda no es posible encontrar soluciones al drama argentino. Más de 800 presos políticos y más de 90 muertos en cautiverio comprueban la irracionalidad de una justicia, manipulada por sectores que han hecho del odio la militancia de su vida. Por este camino, vamos en dirección a repetir los errores del pasado. Y nuestros hijos no merecen heredar un conflicto del cual no formaron parte.


Gracias al cielo todavía estamos a tiempo. El derrumbe de la hegemonía kirchnerista abre la senda de la concordia. Sólo hace falta que la clase dirigente que surja de esta crisis tenga la grandeza y el coraje de Nelson Mandela, ese líder sudafricano que supo transformar su rencor en visión de futuro y optó por la reconciliación frente a la venganza. En Argentina, esperamos confiados la llegada de ese día. La república desvanecida está despertando. Y los mentores del odio comienzan a vislumbrar la magnitud de su fracaso.

Muchas gracias.

No hay comentarios.: