jueves, 14 de octubre de 2010

Discurso de María Cecilia Pando frente al Ministerio de Defensa

No menos de 250 fueron los miembros de las Fuerzas Armadas asesinados por el terrorismo en la década del 70. Había que matarlos porque para los compañeros de ruta de la Ministro de Defensa ellos constituían el brazo armado de la oligarquía, conformaban una fuerza de ocupación al servicio del imperialismo y con ellos no podía haber tregua. Así pensaban y actuaban algunos personajes que hoy integran junto a Nilda Garré el Ministerio de Defensa.

35 años después, el mismo odio fraticida de la ideología revolucionaria ya ha llevado a la muerte a 123 integrantes de las FFAA, que perdieron la vida en cautiverio, injusta e ilegalmente detenidos por una justicia vilmente instrumentada por los mismos personeros del terror. Por cada uno de estos caídos, sus familiares y amigos hemos plantado una cruz, que dejaremos bajo el cuidado de sus camaradas, para que siempre los tengan presentes.

También plantamos cruces en recuerdo de los caídos en el ataque al Regimiento de Infantería de Monte 29, donde, entre otros, diez soldados conscriptos fueron asesinados por la demencia terrorista montonera. De ese ataque, Nilda Garré manifestó que se había tratado de un simple error político de la organización que ejecutó la operación, al tiempo que se jactaba de que en la ceremonia central sólo participaba el comandante de la brigada bajo cuyo mando se encuentra la unidad militar afectada. Claro, no hay que hacer mucho ruido con este tema… porque entre otros, su compañero Carlos Kunkel podría terminar preso si la justicia recupera la visión de su ojo derecho.

Acampamos frente al Ministerio de Defensa porque las instituciones no pueden seguir mirando al costado, como si nunca hubieran conocido a nuestros familiares y amigos. Ellos están siendo juzgados por pertenecer al Ejército Argentino, a la Marina de Guerra o a la Fuerza Aérea. Estarían gozando de libertad si hubieran dedicado su vida a otros menesteres o hubieran formado parte de otras entidades como los Scouts o los Bomberos Voluntarios. Cuando nuestros familiares y amigos son acusados de haber conformado una asociación ilícita, están acusando al Ejército, a la Fuerza Aérea y a nuestra Armada, de constituir asociaciones ilícitas.

Y los mandos de las instituciones tienen el deber y la obligación de apoyar y respaldar a los subordinados que cumplieron órdenes, en el marco del conflicto bélico que enfrentó a los argentinos en la década del 70. Nuestros familiares y amigos no eligieron el destino o el puesto de combate que les tocó ocupar en aquella confrontación. Fue el estado nacional, representado en la persona de los mandos castrenses, el que definió el rol que cada uno ocuparía en la guerra contra el terrorismo.

Y todo esto es tan así, que terminado el conflicto, nuestros familiares y amigos continuaron sus carreras sin siquiera una observación a sus supuestas conductas delictivas, demostrando tácitamente, que ellos habían ejecutado simplemente lo que las instituciones a las que pertenecían les habían ordenado efectuar.

Si el hundimiento del Crucero General Belgrano en la guerra por la recuperación de nuestras Islas Malvinas fuera catalogado como un crimen de guerra. ¿Sería justo que terminara acusado el cabo o el sargento que tuvo a su cargo accionar el torpedo que concretó aquella masacre? ¿O que terminara acusados de crimen de lesa humanidad los pilotos que lanzaron las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki? ¿Sería lógico que ante estas situaciones los comandantes de las fuerzas involucradas no dijeran una sola palabra esclarecedora?

En estos días, también le preguntamos públicamente a Nilda Garré si había tenido algo que ver con la operación Mellizas, mediante la cual los montoneros secuestraron a los hermanos Born, teniendo en cuenta que tiempo atrás, el Tata Yofre había declarado públicamente que uno de los secuestrados le había confesado escuchar la voz de una de sus captoras, cada vez que hablaba la actual Ministro de Defensa. Y hay que aclarar que más de un militar está preso por delitos de lesa humanidad con acusaciones tan o más vagas que aquella.

Como corresponde a una militante setentista hecha y derecha, Nilda Garré no contestó ninguna de nuestras preguntas. Prefirió acudir a la represión de las manifestantes ordenando el robo de aquellos carteles que no le gustaban. Acostumbrada a operar fuera del marco de la ley, ordenó la represión ilegal. Como no consiguió la orden judicial para que interviniera la policía, decidió reprimir con las mismas fuerzas armadas, aunque para ello tuviera que violar la Ley de Defensa Nacional, la Ley de Seguridad Interior, y la Ley de Inteligencia Nacional. Al fin y al cabo es la ministro de los Kirchner y todos sabemos cual es el valor que tiene la ley para esta administración. Ya veremos que declara cuando sea llamada a los estrados judiciales.

Pero más allá de las dificultades que nunca faltan, quiero destacar y agradecer las permanentes muestras de apoyo y solidaridad que hemos recibido durante todos estos días. Por la mirada cómplice, por los gestos escondidos de aprobación o por el característico no aflojen que estamos con ustedes, todos hemos sentido reconfortado nuestro espíritu y desbordada nuestra esperanza. Lo vivenciado nos permite gritarle a la ministro: Seguí participando, Nilda, ya que nunca podrás cambiar la esencia de nuestras Fuerzas Armadas.

Finalmente, quiero invitar a todos los presentes en este acto, y a todos los hombres y mujeres que trabajan en el Edificio Libertador a que nos acompañen en este toque de silencio en recuerdo de los 123 efectivos de las FFAA que murieron en cautiverio, privados ilegalmente de su libertad.


A todos, muchas gracias.

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