Señor
Director
Diversos medios están informando que fui condenada a
cinco meses de prisión y 30 horas semanales de trabajo comunitario por haber
realizado pintadas sobre los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo. Lo único
cierto de eso fue la pena impuesta, pero jamás toqué los pañuelos pintados por
las madres. Simplemente, me limité a pintar, en un lugar próximo, pero a
suficiente distancia, un logo recordatorio de las víctimas del terrorismo de los
70.
La condena impuesta atenta contra la libertad de
expresión y la igualdad ante la ley, porque el mismo derecho tenemos a
expresarnos quienes reclamamos memoria para las víctimas del terrorismo, que las
madres que en su oportunidad pintaron los pañuelos. Cualquier disposición en
contrario resulta inconstitucional.
Hoy, que los medios no oficialistas son discriminados
por el gobierno, quisiera reclamar también solidaridad para otras formas de
expresión que no se manifiestan necesariamente por los medios pero que resultan
discriminadas por no adherir al relato oficial.
En una ciudad en la que innumerables edificios y
monumentos han sido pintarrajeados y dañados a la vista de todos, en muchos
casos con leyendas obscenas, por parte de grupos e individuos de diversa
procedencia, sin que se haya sabido de una sola condena por tal causa, resulta
evidente que el tribunal obró por motivaciones políticas o por temor, en forma
injusta y discriminatoria, ya que la equidad es condición indispensable de
cualquier administración de justicia sana.
Desafío a los jueces a que digan qué otras condenas
han sido aplicadas en los últimos diez años por motivos
similares.
Frente al tribunal, ejerciendo una presión manifiesta,
se plantó durante el juicio el secretario de Derechos Humanos de la Legislatura,
con una camiseta que contenía una leyenda alusiva a los pañuelos de las Madres
de Plaza de Mayo. ¿Eso no es una presión de un poder sobre
otro?
Envío esta carta porque la difusión de un hecho que no
cometí: el daño a los pañuelos de las madres, contribuye a la impunidad moral de
sentencias inicuas como la que acaba de dictarse y a la discriminación que
practica el gobierno contra diversas formas de libertad de
expresión.
María Cecilia
Pando
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