viernes, 14 de agosto de 2009

Por un Bicentenario sin Presos Políticos y por la Concordia Nacional

El 11 de agosto constituyó un día de júbilo para todos aquellos que trabajamos por la libertad de nuestros presos políticos.
A las 11 de la mañana, un grupo de aproximadamente 500 personas dejó de lado sus obligaciones personales y/o laborales, y se congregó frente al monumento al Padre de la Patria.

Desde allí se inició una emotiva marcha hasta los Tribunales Federales de Comodoro Py, reclamando por la Concordia y la Pacificación Nacional, por un Bicentenario sin Presos Políticos y por la vigencia plena de nuestra Constitución Nacional.

Se agradece el apoyo y la presencia de todas aquellas personas y organizaciones que hicieron posible este acto, destacando especialmente el apoyo recibido de la flamante "Asociación Civil Abogados por la Justicia y la Concordia".

También se hace extensible este especial agradecimiento a todos aquellos que viajaron desde distintas provincias para acompañarnos en ese día y a la Policía Federal Argentina, por el impecable desempeño en pos de brindarnos la seguridad solicitada.
A continuaciòn se presntan las palabras pronunciadas por la Presidente de AFyAPPA, la señora María Cecilia Pando.


Queridos Amigos
Al cumplirse el centenario de la Revolución de Mayo, Joaquín V. González, en su obra El Juicio del Siglo, ponía de manifiesto que una constante de nuestra historia era la ley del odio, que alimentada por luchas fraticidas, se había anidado en el seno de la sociedad.

Cercanos al Bicentenario, podemos afirmar que esa tendencia al odio y a la fragmentación se ha ido acentuando en el último tiempo, al punto que percibimos con urgencia la necesidad de que la sociedad argentina comience a transitar un camino como hermanos.

Ya lo decía José Hernández en el Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”.

Resulta llamativo que dos de los seis objetivos nacionales grabados en el Preámbulo de nuestra Constitución, guarden relación directa con la idea de la concordia. Los hombres del 53 vislumbraron la importancia de “constituir la unión nacional” y “consolidar la paz interior”… porque ninguno de los otros objetivos podía ser alcanzado sin esa necesaria pacificación nacional.

Los constituyentes habían comprendido que los enfrentamientos internos habían llegado a lo más profundo de nuestro ser nacional. Las guerras entre unitarios y federales habían socavado nuestra identidad como hermanos… pero una generación de hombres y mujeres apostó por el futuro y el porvenir.

El “proveer a la defensa común” exige que los argentinos nos sintamos miembros de una comunidad; la “promoción del bienestar general” y el “reaseguro de los bienes de la libertad”, sólo serán posibles si tenemos la capacidad para superar los rencores, los odios y los resentimientos; el “afianzar la justicia”, sólo será posible si juzgamos los hechos pasados sin anteojeras ideológicas y con una visión histórica que reemplace a la memoria parcial.

Pedro Guiraldes, en un artículo titulado Verbitsky y la Fuerza Aérea, publicado por el diario Perfil el sábado próximo pasado, manifiesta con claridad meridiana:

“Estoy convencido de que la revisión del pasado no lleva a nada bueno si la historia se mira teniendo en cuenta sólo lo que se ajusta a determinadas posiciones ideológicas o a la tergiversación lisa y llana. La reflexión histórica, para ser fértil, debe ser completa y tomar en cuenta todos los hechos, cuando de buscar la verdad se trata”.

Y continúa Guiraldes: “Por eso, toda la inteligencia, toda la capacidad y toda la energía de los argentinos deberían estar dedicadas a sacar a nuestra querida patria de esta larga decadencia sin fin a la vista. Sin duda, la tarea absolutamente prioritaria de este deseable reencuentro con la senda del progreso será la de atender primero las necesidades de los que sufren miseria, tienen hambre, no tienen techo, no reciben los beneficios de la educación y no tienen un sistema de salud que los proteja. Nada es más urgente. Pero eso no será posible si antes no nos reconciliamos entre nosotros, porque el pasado nos paraliza y vuelve una y otra vez. Y la ansiada y deseable reconciliación sólo será posible si reconocemos errores, pecados y crímenes; reparamos o mitigamos los daños y pedimos y concedemos perdón”.

Válida reflexión de este argentino que se puede comprobar fácilmente. Preocupadas por el pasado ¿Qué han hecho por el presente las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales vinculadas a los derechos humanos? ¿Qué acción concreta por defender los derechos humanos de la gente de hoy ha cumplimentado la Secretaría de Derechos Humanos a cargo del Dr Luis Duhalde?... por más que busquemos, no encontraremos ninguna. Su mirada está anclada en los 70.

Los argentinos tenemos que comprender que no es posible avanzar hacia el futuro si nos empeñamos en conducir los destinos de nuestra patria con la mirada fija en el pasado, observando permanentemente a través del espejo retrovisor de la historia. Y mucho menos, si ese espejo retrovisor está empañado por ideologías falaces, que fueran en su momento las primeras responsables de desatar la violencia política en la patria.

Porque no ayuda a la concordia nacional una memoria hemipléjica que desconoce los datos de la realidad histórica. Una historia parcial e ideologizada sólo sirve para continuar promoviendo el odio y los enfrentamientos. Una justicia utilizada como instrumento de venganza, sólo contribuye a cimentar los resentimientos sociales.

Por eso ha llegado la hora de la verdad… Provenga esta de la derecha o de la izquierda… lo único necesario es tener la honestidad intelectual necesaria para aceptar y asumir la verdad en su absoluta y compleja integridad.

Terminamos estas palabras con una profunda y certera reflexión del periodista Pepe Eliaschev, quien en su columna de opinión del diario Perfil del último domingo, refiriéndose a las organizaciones de derechos humanos decía: “Mucho menos que revolucionarios, son apenas manipuladores de odios, vengadores de ocasión cuya condición de justicieros unilaterales, apenas encubre que son vengadores crónicos en ejercicio del poder”.

Señores Magistrados… respeten la constitución nacional y apliquen la ley… no se dejen manipular por esos vengadores crónicos o de ocasión, que tanto daño le han hecho a nuestra querida república.

Quiera Dios iluminar a nuestro pueblo y muy especialmente a nuestros gobernantes, a encontrar caminos de diálogo y de reconciliación que nos ayuden a superar y cicatrizar las heridas de nuestro pasado reciente. Tenemos que comprender que la guerra ha terminado y que somos nosotros, los argentinos del trabajo y del silencio, quienes tenemos la responsabilidad de construir un futuro donde el amor por nuestros semejantes reemplace la cultura del odio y el rencor.

Muchas gracias.

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